Pedro Sánchez quiere tele
Un nuevo equipo asesora al dirigente socialista que participó anteayer en 'Sálvame' y 'El Hormiguero'
El miércoles Pedro Sánchez se coló en el ciclo de noticias, ese tornado que devora en un mismo día el referéndum escocés, el debate del Estado andaluz o el último disco de Leonard Cohen. Lo hizo con una melodía libre, una intervención por sorpresa en el programa Sálvame, que tuvo 1.840.000 espectadores. Jorge Javier Vázquez arengaba contra el alcalde del PSOE de Tordesillas por el Toro de la Vega cuando Sánchez entró en directo por teléfono. “Pedro”, como se dirigía a él el presentador, se comprometió a erradicar la fiesta si llegaba al Gobierno. Y Jorge Javier a seguir votando al PSOE si lo cumplía.
Por la noche, el político volvió a comerse el prime time con su participación en El Hormiguero. Habló de sus hijas y de la reforma fiscal, de que estuvo “cinco o seis meses” en el paro y de Merkel, de cómo algunos le dicen “el guapo” con “retintín” y del aborto. De remate, se batió a canastas con Pablo Motos (y ganó). Estuvo rápido, suelto y sonriente. Le vieron 2,7 millones. Aunque no es la primera vez que algo así ocurre (Esperanza Aguirre fue a El programa de Ana Rosa, Artur Mas a La Noria), en las redes hubo voces sorprendidas, amables y críticas, a las que el PSOE contestó cion el hashtag #PedroResponde. El domingo nueva entrega: una entrevista con Risto Mejide.
“Pedro Sánchez apuesta por una nueva política de comunicación democrática y sin prejuicios, que conecta con el pulso de la calle, que va a dónde están los ciudadanos”, explican fuentes de Ferraz. En algunos círculos, sin embargo, no ha sentado bien que su líder fiche “fuera de la casa” a los encargados de su nueva estrategia. A finales de agosto Sánchez (que había estado acompañado durante las primarias por el prestigioso asesor Luis Arroyo) eligió, ya como secretario general, a un nuevo equipo para trabajar directamente con él y en paralelo con el gabinete de prensa de Ferraz (que todavía está por ser nombrado). Un esquema doble —asesores para el líder y para el partido— con el que no contaba Rubalcaba pero sí tuvo Zapatero.
A la cabeza de los nuevos está Verónica Fumanal, asesora política de 32 años, formada en Ciencias Políticas y Marketing Político. Lista, dinámica, atrevida y con contactos, según el gremio, y curtida en campañas de jóvenes candidatos como las de Albert Rivera (Ciutadans) o Jaume Collboni (PSC), marido de Óscar Cornejo, productor de Sálvame.
Sánchez y Fumanal se conocieron en julio, durante las primarias, cuando ella se prestó como voluntaria para ayudarle durante su breve visita a Barcelona. Le organizó entrevistas, le sopló qué hueso se iba a encontrar en ellas, le sugirió aceptar preguntas en catalán, le insistió en llegar andando a los actos… En unos pocos días, la sintonía y el aura de campaña “muy a la americana”, según quienes la vieron de cerca, debió dejar huella en el candidato porque mes y medio después Sánchez fichaba a Fumanal. La nueva dircom prefiere mantenerse en la sombra. La estrategia es cosa de Sánchez, y el PSOE la quiere vivir con “naturalidad”, según sus colaboradores, que defienden la espontaneidad del líder. Él mismo contó ayer en los pasillos del Congreso que decidió llamar a Jorge Javier en el momento, cuando le enseñaron un Whatsapp de alguien (la hermana de Fumanal) que estaba viendo Sálvame. En los actos públicos tiene prohibido que le digan “nos tenemos que ir” y se deja hacer selfies aunque le retrasen la agenda. En las últimas semanas se ha instalado entre diputados del PSOE la idea de que conviene “ir a todo”, en referencia a las invitaciones de los medios.
“Detrás de una aparición como la de Sálvame o El Hormiguero hay un discurso muy trabajado”, dice David Espinós, consultor para distintos partidos. En asesoría política lo llaman “storytelling”. Consiste en contar un personaje de forma amena y que despierte la empatía. Los elementos de esa historia pasarían por la camisa blanca y desabotonada del Secretario, por la repetida mención a sus hijas (y a su colegio público), por la confesión socarrona de su incorreción política o por el hecho de haber estado en el paro… “Me repatea”, apuntó Sánchez en El Hormiguero, “cuando echas un currículum y no te responden, si te tienen que decir que no, por lo menos que te lo digan”. Resultado: un sonoro aplauso.
“La repercusión del prime time y la imagen cercana están bien”, dice Espinós, “pero hay que tener ciudado de no olvidar la esencia, los valores, el mensaje político, para que esa exposición se convierta en votos”. “Hay una nueva generación de consultores para los que la prensa tradicional no es su ecosistema básico”, apunta el asesor político Antoni Gutiérrez-Rubí (normalmente muchos jefes de gabinete son ex-periodistas). “Es importante que la complejidad del discurso político se adapte a otros lenguajes”, continúa el experto, “que sea accesible no solo en una entrevista a doble página, sino también en un tuit o en siete minutos de prime time”. “Sánchez funciona en el abrazo corto y el plató largo, sería malo no aprovecharlo”. Ambos expertos coinciden en que lo más importante es que el político se sienta “cómodo” en el medio. Sánchez no podía parecerlo más mientras encestaba canastas jaleado por el público y las hormigas.
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