Exteriores promueve a Bernardino León como enviado de la ONU para Libia

España ha presentado la candidatura del diplomático Bernardino León, secretario general de la Presidencia del Gobierno con Zapatero, al puesto de representante especial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para Libia. El diplomático español ha sido durante tres años y hasta hace pocos meses enviado especial de la UE para la primavera árabe y actualmente es asesor para Libia de la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Catherine Ashton.

León se ha significado por su apoyo público a la frustrada candidatura de Eduardo Madina a secretario general del PSOE, por lo que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, se ha asegurado el respaldo a su candidatura de la nueva dirección socialista liderada por Pedro Sánchez.

El puesto de representante de Ban Ki-moon para Libia lo ocupa ahora el libanés Tarek Mitri, quien es también el jefe de la Misión de Apoyo de Naciones Unidas para Libia (UNSMIL), con unos 200 miembros.

La situación de Libia, sumida en la inestabilidad desde el derrocamiento de Gadafi en 2011, ha experimentado un rápido deterioro en las últimas semanas, con combates abiertos en Trípoli y Bengasi entre las numerosas milicias armadas, hasta el punto de que muchos países (EE UU, Reino Unido, Francia, Alemania o España) optaron por evacuar a sus nacionales y dejar al mínimo o clausurar sus embajadas.

La Armada preparó el envío de un buque de guerra a Trípoli por si se cerraba el espacio aéreo de la capital

Un avión Hércules del Ejército del Aire español voló en dos ocasiones —el 29 y el 31 de julio— a la base aérea de Mitiga, próxima a Trípoli, en poder de un grupo islamista relativamente moderado, para recoger a un total de 88 pasajeros, 53 de ellos españoles. Inicialmente, España pensaba mantener a su embajador en Trípoli, Bordallo Huidobro, pero Margallo optó finalmente por repatriarlo tras consultar con sus homólogos de Francia, Portugal e Italia y ante los informes que pronostican que “la situación se va a agravar hasta extremos extraordinariamente importantes”, según señaló el pasado viernes en el Congreso el propio ministro.

Defensa preparó planes altertativos de evacuación por si se cerraba el espacio aéreo de la capital libia:por carretera hasta Túnez, por donde ya salió el 15 de julio un primer grupo de 29 españoles y 15 portugueses; e incluso enviando un buque de guerra a Trípoli, como han hecho Grecia o el Reino Unido.

El riesgo de que Libia se convierta en un Estado fallido en la orilla sur del Mediterráneo constituye un motivo de máxima preocupación para los países del sur de Europa, que ven cómo deceneas de miles de inmigrantes intentan alcanzar clandestinamente sus costas, como sucedió en octubre pasado cuando casi 400 personas perecieron en un naufragio cerca de la isla italiana de Lampedusa.

El Ministerio de Asuntos Exteriores está trabajando con sus socios en la organización de una conferencia en otoño del grupo 5+5 (Portugal, España, Francia, Italia y Malta, del lado europeo; y Mauritania, Marruecos, Túnez, Argelia y Libia, del africano) para intentar dar una respuesta coordinada a esta crisis.