El PP revoluciona sus cúpulas territoriales
El partido se lanza a rescatar a sus votantes y remodelar su estructura
“No debemos ser autocomplacientes y tenemos que convencer para que en las próximas elecciones los votantes nos retiren el castigo”. Eso vino a decir el pasado martes María Dolores de Cospedal en una reunión a puerta cerrada. La secretaria general de los populares instó a los senadores del partido a movilizarse tras la caída en 2,6 millones de votos en los comicios europeos del 25 de mayo. Esas palabras, una de las pocas muestras de leve autocrítica en una semana marcada por la abdicación del Rey y el debate sobre la sucesión, precedieron a relevos en las cúpulas de la formación en la Comunidad Valenciana, en Cataluña y en Galicia, donde se produjeron ceses forzados por escándalos de corrupción.
La dirección nacional PP ya descartó públicamente cambios en el núcleo duro de Génova, 13. No obstante, mientras diseña un plan de acción para evitar un desastre electoral en las próximas autonómicas y municipales de 2015, el partido ya ha comenzado a revolucionar sus estructuras territoriales.
Este es el primer paso. Por el momento no ha afectado a los barones que, al contrario, intentan reforzarse impulsando estos nombramientos. Se trata de cambios en los organigramas: nuevos números dos, vicesecretarios o responsables de organización para reforzar al partido con vistas a las próximas citas con las urnas. El objetivo es hallar un punto de equilibrio entre la renovación del discurso, adaptarlo a cada territorio y afianzar el proyecto político del PP, que, según reconocen varios dirigentes, no se ha cumplido todavía en esta legislatura. “No creo que haya que hacer ninguna cosa rara, sino parecernos a nosotros mismos”, consideró después de las elecciones el portavoz parlamentario, Alfonso Alonso. Aun así, la preocupación está instalada entre los cargos. No solo por el panorama demoledor que ofrecen los resultados de las europeas, sino también por la estrategia a seguir a partir de ahora. Esto es: qué hacer y qué decir.
Mariano Rajoy y Cospedal encargaron un estudio detallado para ver qué ocurrió con el voto en cada comunidad. A la espera del resultado, Génova dio el visto bueno y, en algunos casos, incluso apremió a algunas direcciones autonómicas a acometer estos primeros cambios.
La consejera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente de la Generalitat valenciana, Isabel Bonig, nueva secretaria general regional nombrada por Alberto Fabra en sustitución de Serafín Castellano, explicó esta semana su plan en estos términos: “Mantener la unidad del partido, que es fundamental, renovar el discurso del Partido Popular, recordar todo lo bueno que ha hecho el PP por esta tierra, conectar con nuestras bases, pisar mucho la calle, abrirnos y escuchar todo, aciertos, pero también críticas… Son nuevos tiempos y nuevas formas de hacer política”. El PP valenciano da casi por hecho que perderá la mayoría absoluta en los próximos comicios autonómicos, al igual que en la Comunidad de Madrid, y el propio presidente autonómico admite que hay que tomar medidas y hacer reflexiones “a todos los niveles”. A pesar de eso, esta formación vetó una vez más la creación de una comisión de investigación en las Cortes para aclarar las responsabilidades en el caso Gürtel.
Los escándalos de corrupción, en cambio, han forzado ceses esta semana en el PP gallego. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lo afirmó tras el desplome electoral: la corrupción ha hecho daño al partido en las urnas. Y desde entonces ya han dimitido nueve concejales en Santiago y la portavoz regional del partido, Paula Prado, implicada en el caso Pokémon, quien admitió que esta circunstancia no estaba “ayudando al partido”.
El PP catalán también trata de reforzarse. Y lo ha hecho en esta ocasión con el nombramiento de Josep Llobet y la diputada autonómica María José García Cuevas como nuevos adjuntos a la secretaría general del partido, que mantiene Jordi Cornet. Alicia Sánchez-Camacho también nombró nuevos adjuntos a las vicesecretarías de Organización, Acción Política y Estudios y Programas. Un movimiento de fichas que, para la líder regional, pretende explicar mejor “a los agentes sociales y a los sectores productivos” de Cataluña el trabajo del Gobierno de Rajoy.
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