Triana Martínez observó desde la ribera del río cómo su madre abatía a Carrasco
Testigos afirman que la hija de la asesina confesa se encontró con la policía local tras el crimen
Montserrat Triana Martínez observó desde la ribera del río Bernesga cómo su madre, Montserrat González, abatía a tiros el pasado 12 de mayo a la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco; según fuentes de la investigación. Así se desprende de la declaración ante la Policía de una testigo que presenció toda la secuencia del crimen y que, según ha añadido, la mujer de 35 años no estuvo en ningún momento sobre la pasarela. La asesina confesa recorrió en solitario los veinte metros que separan el inicio del puente, que une el paseo de la Condesa con la avenida de Salamanca, con el punto donde se desplomó la dirigente del PP.
La testigo, además, ha resaltado que Montserrat González llevaba la cara cubierta con un pañuelo azul, siguió a Carrasco por la pasarela y cuando esta se encontraba hacia la mitad le disparó por la espalda a escasa distancia. Después, ha recalcado, la presidenta de la Diputación se desplomó y recibió otros dos tiros en el suelo. El testimonio de esta mujer subraya también que la madre, tras tirotear a su víctima, dio marcha atrás hacia el paseo de la Condesa, se reunió con su hija, le entregó el arma homicida y ambas emprendieron la huida a paso rápido pero con aparente calma.
En este momento, entró en acción un personaje clave en el esclarecimiento del crimen, un policía jubilado que paseaba junto a su mujer y que también fue testigo del asesinato. Este agente jubilado ha declarado ante la Policía que fue consciente desde el primer momento de la identidad de la víctima y que decidió seguir a las dos mujeres. En un momento dado, ambas se separaron y optó por seguir a la que había visto efectuar los disparos.
Mientras tanto se había puesto en contacto telefónico con la Policía y les iba comunicando la situación de la mujer hasta que esta llegó a la Gran Vía de San Marcos, se introdujo en un Mercedes deportivo y se sentó en el asiento del copiloto. Allí fue detenida e identificada. Minutos después llegó su hija, que se había separado supuestamente de su madre para deshacerse del arma homicida, que depositó en el coche de Raquel Gago, de 41 años, una policía local de León con la que mantiene una estrecha amistad, y que también está imputada por este crimen.
Los testigos presenciales han afirmado que Montserrat Triana Martínez y Raquel Gago se vieron en la calle poco después del asesinato y que esta cita no parecía un encuentro casual, como han declarado ante la Policía y la juez que instruye las diligencias del caso. De hecho, la instructora ha decidido enviar a prisión a la agente, al igual que ya hiciera antes con madre e hija. Las tres están imputadas por homicidio, atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas.
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