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El odio, minoritario en las redes sociales

Los insultos a Isabel Carrasco y al Maccabi ponen a Twitter y Facebook en el ojo del huracán En el último mes ha habido 23 detenidos por mensajes amenazantes en la Red

Miguel Ángel Medina
Uno de los tuits investigados por la Policía.
Uno de los tuits investigados por la Policía.

Los límites de la libertad de expresión en las redes sociales están en el ojo del huracán en España. Los insultos a la política asesinada Isabel Carrasco y los mensajes antisemitas vertidos contra el equipo israelí del Maccabi han renovado un debate que lleva sobre la mesa desde la popularización de Twitter y Facebook. La diferencia ahora es que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha pedido perseguir los "mensajes de odio" en la Red y su llamamiento ha venido acompañado de dos detenciones entre quienes celebraron el asesinato de Carrasco. ¿Hay realmente tanto odio en las redes?

"En realidad, los tuits insultantes son muy minoritarios", explica por teléfono Carlos Fernández, que gestiona el Twitter de la Policía (@policia) y está acostumbrado a lidiar con este tipo de amenazas. "El problema es que hay gente que no sabe qué es delito, y todos debemos tener un uso responsable de las redes y no traspasar esos límites", añade.

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La polémica viene de lejos. En 2013, la ahora candidata socialista al Parlamento Europeo, Elena Valenciano, abandonó su cuenta de Twitter por este tipo de mensajes. "Me han amenazado, me han insultado, me han llamado feminazi y muchas otras cosas", dijo entonces. "Si este entorno no es capaz de garantizar la seguridad de mis hijos, no quiero estar aquí”, se quejó. Otros personajes públicos como la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, también cerraron su perfil por este motivo. Ambas volvieron a recuperarlo más tarde.

Desde entonces, distintas voces -la mayoría, políticos- han apostado por aplicar una regulación específica para este tipo de mensajes. Varios expertos en redes sociales consultados por EL PAÍS, por contra, estiman que con el Código Penal es suficiente. Esta idea se refuerza con las detenciones que se han realizado en el último mes, para las que no ha sido necesaria ninguna norma distinta de las existentes.

El pasado 28 de abril, la Guardia Civil detuvo a 21 personas por enaltecimiento del terrorismo en Internet. "Subí el emblema de ETA a Facebook sin darme cuenta", dijo una de ellas. Poco después se conoció que otros 200 ciudadanos están siendo investigados por este delito. Unos días más tarde se produjo el asesinato de Carrasco y, con él, mensajes insultantes que provocaron la reacción del ministro y dos detenciones más, lo que deja la cifra en 23 personas en solo un mes.  Ahora, la polémica se agranda con los mensajes antisemitas denunciados por la comunidad judía en España.

El exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón denunció este lunes en la Cadena SER que el Gobierno está aprovechando estas circunstancias para "controlar las redes sociales".  "No podemos ir a golpetazo de acontecimiento modificando el Código Penal", criticó, y resaltó además que la presidenta de la Asociación 11-M, Pilar Manjón,ha sido "machacada, insultada e injuriada" en las redes sociales desde 2004 sin que nadie del Gobierno haya pedido una corrección.

Al debate se suma un tuit que la Policía lanzó hace unos meses: "¡Ojalá se mueran (o una bomba)..." es una mezquindad, una idiotez, pero no es delito". ¿Es compatible con las palabras del ministro? "Efectivamente, ese deseo no es un delito, pero el enaltecimiento del terrorismo sí lo es, tal y como recoge el Código Penal", responde Fernández. En su caso, envían los mensajes que pueden ser constitutivos de delito a la Unidad de Investigación Tecnológica para que lo investiguen. La recomendación del cuerpo en caso de insultos es, en primer lugar, ignorar al troll; segundo, bloquear; y en tercer lugar, si hay delito, denunciar en cualquier comisaría.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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