El Gobierno liquida una figura ‘molesta’
Los decanos se han convertido en la punta de lanza judicial ante la crisis
La preocupación se extendió el pasado viernes entre los jueces decanos al comprobar que, tal como temían, la figura que representan ha quedado eliminada en la reforma judicial presentada por el Gobierno. “Somos incómodos”, afirma Alfonso González-Guija, decano de los jueces de Bilbao. Incómodos, pero muy valorados: son el órgano de gobierno mejor considerado por los jueces, según una encuesta reciente, y el único que eligen “democráticamente” los propios magistrados.
Los decanos se han convertido en los últimos tiempos en la punta de lanza de la reacción, dentro del mundo de la justicia, a la crisis y sus consecuencias sociales. Criticaron la subida de tasas del Gobierno; se adelantaron a los políticos en la necesidad de reformar la legislación antidesahucios; elaboraron un decálogo para luchar contra la corrupción que le expusieron el 21 de marzo de a Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Y han discutido diversos aspectos de la arquitectura judicial que prepara el Ejecutivo que encabeza Mariano Rajoy.
“Es nuestra responsabilidad. El juez es también un ciudadano, y le preocupan las hipotecas o las cláusulas suelo”, afirma José María Páez, decano de Málaga. “Somos la correa de transmisión de los jueces que nos han elegido. Sin distinción de corrientes ni asociaciones. Así es como está respirando la carrera judicial”, añade González-Guija, decano de Bilbao. “Creo sinceramente que algunas cosas que hemos dicho han podido molestar. Como si nos hubiéramos convertido en un lobby de poder”, agrega.
La reforma del sistema judicial presentada por el Gobierno supera la estructura actual y crea tribunales de instancia que abarcan a toda la provincia. Al frente estará un nuevo cargo judicial que unificará las responsabilidades que hoy ostentan el presidente de la Audiencia provincial y el juez decano de ese territorio. “Tendrá mucho poder”, vaticina preocupado Páez.
“Existe un peligro porque ese presidente repartirá las cartas”, esto es, se encargará de la distribución de los asuntos entre los jueces en toda la provincia, sigue Mercé Caso, decana de Barcelona. Una función que ahora realizan a menor escala los decanos, personajes que están en contacto diario con los magistrados y generan confianza en la carrera. Los presidentes de los tribunales de instancia serían, en cambio, elegidos por el Consejo General del Poder Judicial, cuyos componentes, según recuerdan los decanos, son elegidos por los partidos políticos con representación parlamentaria.
Los decanos han defendido el tribunal de instancia. Porque permitiría “modernizar la organización judicial” y avanzar en la “especialización para todos los ciudadanos”, dicen. “Ahora por ejemplo, en Barcelona tenemos jueces especializados en Familia, pero los vecinos de L'Hospitalet, al otro lado de la calle, no los tienen”, afirma Caso. La solución, opinan los decanos, consistiría en fusionar ambas figuras, haciendo que los presidentes de los tribunales de instancia fueran seleccionados por los propios jueces de la provincia. Aunque eso significaría dar mucho poder a un órgano judicial elegido por los propios magistrados, y los decanos admiten que conseguirlo no será fácil.
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