A lo mejor quería que le llamaran Don Vito porque le gustaban sus métodos. Cuentan, por ejemplo, que Mariano Rajoy nunca olvidó que hace años intentó chantajearle. En enero de 2003, el entonces vicepresidente del Gobierno de Aznar y Xesús Palmou, secretario general del PP gallego, charlaban en los pasillos de Ifema, en Madrid, y una cámara de televisión grabó su conversación, en la que decían que “el viejo está gagá”, por Manuel Fraga, que había cumplido 80 años. Con arma tan débil hay quien cree que Correa intentó chantajear a Rajoy, y que esa fue la razón de la ruptura. Poca cosa parece.
Isabel Jordán, exempleada de la casa y que figura como imputada en el caso, denunció ante la Audiencia que un conocido de Correa se había hecho pasar por juez para prometerle los siete males si no firmaba las cuentas de las sociedades de Correa, a lo que ella se había negado. También presentó otra denuncia a la Guardia Civil de Boadilla del Monte tras sentirse perseguida cuando conducía su coche.
En otros casos echaba mano de la cartera. Tuvo problemas administrativos con la construcción de su chalé de Ibiza —un chamizo: una finca al borde del mar en Sant Joan de Labritja con una superficie de 4.000 metros cuadrados de los que 406 están construidos en tres plantas y un torreón, más una piscina espectacular—, y rápidamente encontró la solución: “Le dices: ‘Oye, toma tanta pasta para guardar el expediente y no lo menees”. Quiso la rueda de la fortuna —qué otra cosa ha de ser— que el jefe de Costas de Baleares no encontrara después documentos clave para saber de dónde salió el dinero para la construcción del chalé.
Testigo privilegiado de sus métodos fue el alcalde de Las Rozas, el popular Bonifacio de Santiago, que en EL PAÍS contó cómo Correa le ofreció “350 millones de pesetas por el contrato de basuras”.
Con Daniel Mercado, su equivalente balear, dueño de la empresa Over Marketing y que tiene reconocido ante el juez Castro haber conseguido decenas de concesiones públicas en Baleares con Jaume Matas a cambio de dinero negro, fue más directo. Un día se lo encontró en Madrid, declaró Mercado ante el juez, y Correa le amenazó con que le pasaría algo a su integridad física si seguía trabajando con las comunidades gobernadas por el Partido Popular.
Como el auténtico Don Vito.
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