Cientos de correos para implicar a la infanta
El exsocio de Urdangarin critica la desigualdad de trato con su esposa, imputada desde el inicio
El exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, se ha pasado más de un año tratando de demostrar que la infanta Cristina tenía pleno conocimiento de las actividades del Instituto Nóos. Para ello, en abril de 2012, inició una particular estrategia, basada en la dosificación de cientos de correos electrónicos al juez Castro, extraídos de los ordenadores de la fundación que compartía con el duque de Palma, con el objetivo de demostrar que la Casa Real en general, y la infanta Cristina en concreto, estaban al corriente de lo que se cocía en la entidad teóricamente sin ánimo de lucro.
De esa forma, la defensa de Torres, que ejerce el abogado Manuel González Peeters, ha tratado de sostener que el papel de la infanta en la trama investigada por el juez Castro es exactamente igual que el de su esposa, Ana María Tejeiro, o superior incluso. Pero con la diferencia, según la teoría de defensa, del origen de ambas, que ha supuesto un agravio comparativo para Tejeiro, que está imputada desde el inicio de la investigación.
Una de las pruebas es un correo de febrero de 2003, en el que el duque de Palma da debida cuenta a su esposa de los primeros pasos de la puesta en marcha del instituto. “Aprovecho que estás conectada para enviarte una comunicación de Nóos que tengo pensado enviar. Hay dos versiones. Clientes, colaboradores y amigos. Léelo y dime qué piensas please…Ciao”, escribe Urdangarin.
Pero a pesar de haber facilitado los correos que sirven para sostener la implicación de la infanta, Torres, en el último escrito presentado ante el juez, se posiciona en contra de la imputación de la hija del rey. “Esta parte no pude, ni debe pedir la imputación de nadie, pues no es tal su cometido”, razona el abogado de Torres, y asegura que “ni por asomo” pide que la hija del rey deba rendir cuentas, porque sostiene que los hechos investigados no son “siquiera infracción administrativa”. Torres defiende en todo momento la legalidad de la actividad del instituto y asegura que no se cometió delito fiscal alguno.
Pero el escrito va más allá incluso y alega que el papel de Tejeiro es mucho menor que el de la infanta en la fundación, que llegó a ser vocal de la entidad sin ánimo de lucro. Y asegura que su implicación en los negocios del duque –con el que compartía la sociedad inmobiliaria Aizoon- queda demostrada en “infinidad de correos”. La infanta no podía ser “tan párvula como para no saber de dónde viene el maná”, sostiene. Por todo ello, considera que la diferencia de trato entre ambas se debe a una “razón de nacimiento” de la infanta que ha sido “agasajada con un trato de favor”.
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