Celebraciones
Debemos celebrar la valentía de Ruz por intervenir las cuentas del PP
Es tiempo de celebración festiva. Familiar por supuesto, pero también política, pues la clase gobernante se reúne igualmente para celebrar los éxitos obtenidos con la devaluación interna a costa de nuestros sueldos y salarios. Y qué mejor celebración para ellos que decretar nuevas leyes involucionistas como la privatización del orden público, la represión del derecho a manifestarse o la restauración de una ley antiaborto más restrictiva que la de 1985. ¿Qué balance sacar del 2013? Comparado con el año anterior del gran ajuste, la reforma laboral y los recortes en sanidad y educación, este parece mejor, pues la recesión ha cesado junto con el rescate bancario. Pero visto desde abajo no hay mucho que celebrar. El sacrificio de 2012 podía atribuirse al estado de necesidad, dada la austeridad impuesta por obediencia debida. Pero pasado lo peor de la tormenta llega el momento de exigir responsabilidades. Pues ahora constatamos que, mientras las rentas salariales caían y la pobreza se extendía, nuestras clases acomodadas han visto crecer sus rentas de capital. De modo que la crisis arroja un saldo desigual e injusto, que se debería compensar. Una cuenta pendiente aún más amarga porque el año termina como empezó: bajo un vergonzoso clima de corrupción.
En febrero estalló el caso Bárcenas de financiación irregular del partido en el poder. Y ahora ha vuelto a ocurrir lo mismo, dadas las últimas noticias infamantes sobre nuestra élite dirigente: expedientes de Bruselas al fútbol español por las subvenciones públicas encubiertas, posible imputación judicial al presidente madrileño por sus propiedades presuntamente adquiridas con dinero negro, filtración de los correos del antiguo presidente de Caja Madrid, con sórdidos mangoneos de los dirigentes políticos sobre las instituciones depositarias del ahorro popular. Por si fuera poco, el escandaloso tarifazo eléctrico, como consecuencia de la retirada del compromiso de gasto que asumió el ministro de Hacienda pero que después retiró para cuadrar el objetivo de déficit. Y para colmo, la entrada de la policía judicial en Génova 13, buscando pruebas de su doble contabilidad. Vaya respeto por el imperio de la ley que demuestra el partido en el poder.
Después de todo esto ¿qué celebración cabe hacer bajo este clima de miseria cívica? Ante todo debemos celebrar la valentía del juez Ruz al decidirse a intervenir las cuentas del PP, pues su gesto podría significar el principio del fin de la corrupción política. Y también cabe otra celebración, pues este ha sido el primer año en que la sociedad civil española ha comenzado a reaccionar, lanzando prometedoras iniciativas de regeneración democrática, como la reforma de la Constitución, de la ley electoral y de la ley de partidos, que han propuesto diversos foros cívicos. Brindemos, pues, para que sus propuestas prosperen sin caer en saco roto ni encontrar oídos sordos.
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