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Soria, persona “non grata” en la mina por unos recortes que hunden el sector

Uno de los heridos se negó a recibir al ministro de Industria en el hospital

María Fernández
José Manuel Soria.
José Manuel Soria.EFE

Trabajar a 600 metros de profundidad convierte a los mineros en tipos con un sentido del compañerismo más allá de lo que suele ser habitual. Lo decían esta semana los psicólogos de apoyo que atendieron a las familias de las víctimas en el tanatorio de León, cuando llegaban a cuentagotas los cadáveres pocas horas después de la tragedia. Ayer se demostró que, además, no se muerden la lengua. El ministro de Industria, José Manuel Soria, lo comprobó cuando acudió al hospital a visitar a los cinco heridos este lunes. Uno de ellos se negó a recibirlo. Sus compañeros cuentan que pidió expresamente no ver a Soria por el “daño que ha hecho a la minería”. Con el resto de las familias, tanto Soria como el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, la visita transcurrió en calma, pero no les quedó más remedio que tragarse ese sapo.

Ayer por la mañana, durante la concentración en solidaridad con las víctimas que se celebró en el pueblo minero de Pola de Gordón, el secretario del comité de empresa de Hullera Vasco Leonesa, José Antonio Colinas, también afeó al ministro su comportamiento. José Manuel Soria ni siquiera se desplazó al lugar del accidente y solo pasÓ algunas horas en la capital leonesa. “Es una persona non grata para los mineros”, zanjó.

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En los últimos meses el político canario ha sido una especie de bestia negra para el sector, que se desangra desde hace medio siglo. El plan de la minería que el pasado 19 de septiembre firmaron los sindicatos y el Gobierno tras una enconada lucha en los despachos supone un recorte -otro más-, en un sector acostumbrado al sufrimiento pero muy combativo. “El compañero del hospital hizo bien. Quiere terminar con nosotros, encima no vamos a ponerle buena cara. Y menos cuando nos presentan como unos privilegiados que viven de las ayudas”, comentaba tras la concentración que se celebró en Pola de Gordón José Porto, empleado de la mina. “El ministro no ha visitado la cuenca minera en todo el tiempo que hemos estado negociando”, se quejaba otro de los participantes en la concentración. Los ajustes que se preparan en el plan firmado terminarán con 500 puestos de trabajo en los próximos cuatro años en un sector condenado a desaparecer por la ineficacia de la explotación del carbón y la competencia de otros países: en 1981 había en España 51.127 mineros. Ahora apenas quedan 5.000.

La propia empresa que gestiona el pozo donde fallecieron los cinco trabajadores leoneses y el asturiano, explica que este año se ha visto forzada a aplicar un Expediente de Regulación de Empleo temporal a toda su plantilla, 357 personas, por “la denegación de ayudas a la minería en el ejercicio anterior”. Las pérdidas de la empresa alcanzaron en 2012 los 11,6 millones de euros tras producir 200.000 toneladas, que en su mayoría venden a la central térmica de La Robla. El conjunto del sector minero clamó este año a Soria para que desbloquease el pago de las ayudas al carbón, de 264 millones de euros.

A ese poso se suman otros ingredientes propios de la depresión económica. Los salarios se han desplomado, y en algunas contratas se pagan 1.200 euros por trabajos que, como mínimo, antes recibían 2.300 netos. “Te juegas la vida por esa miseria”, resumía Pedro Gutiérrez, trabajador de la mina leonesa.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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