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Condenado el decano de los abogados de Valladolid por negligencia profesional

Jesús Verdugo debe indeminizar con 20.400 euros a una familia La sentencia sostiene que su actuación perjudicó a sus clientes

Lola Hierro
Jesús Berdugo, decano del colegio de abogados de Madrid.
Jesús Berdugo, decano del colegio de abogados de Madrid.Fernando Blanco (El Norte de Castilla)

Jesús Verdugo es el decano del Ilustre Colegio de Abogados de Valladolid (ICAVA) desde octubre de 2008 y también es el letrado que llevó a la ruina a una familia vallisoletana por culpa de una negligencia profesional. Así calificó su actuación el pasado marzo la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia número 5 de de la capital castellano leonesa, y también ha sido la respuesta que este martes ha dado la Audiencia Provincial al recurso de apelación interpuesto por los demandantes. La audiencia, además, ha revocado un fallo anterior, que condenaba al letrado a indemnizar a sus clientes con 4.000 euros por su mala praxis, y ha aumentado la compensación económica hasta 20.400 euros.

María y Javier (que prefieren usar nombres ficticios)  van a dormir tranquilos por primera vez en cinco años. Su pesadilla comenzó en marzo de 2008, unos meses antes de que Verdugo fuera nombrado decano. El matrimonio acudió a su despacho para exponerle los problemas de construcción que tenían en sus dos chalés pareados recién adquiridos en la localidad de La Cistérniga (Valladolid) .

La pareja se mudó de Valladolid a este pueblo de unos 8.000 habitantes, situado a escasos seis kilómetros de la capital, buscando una vida mas tranquila, pero pronto comprobó que la casa de sus sueños era una ruina: había múltiples desperfectos y errores en la construcción. "Al principio la promotora nos hizo varios parches, pero se fueron cuando aún quedaban muchas cosas por solucionarse", explica María. Ante las constantes reclamaciones, la empresa ofreció a este matrimonio un cheque de 5.000 euros que debía servir para arreglar unos defectos en la chimenea "que estaba atada a la pared con alambres", reprocha María. Lo que la pareja no sabía era que al firmar el documento para aceptar el dinero, también renunciaban a realizar cualquier tipo de reclamación judicial en el futuro.

Ante tal cúmulo de problemas, María y Javier acudieron a Verdugo para recibir asesoramiento. "Le advertimos de que, si no existían posibilidades de ganar, no podíamos permitirnos económicamente iniciar ningún proceso judicial", sostiene la pareja. Pero Verdugo les aseguró que el pleito "estaba ganado". "Nos dijo que, como las constructoras habían cometido muchos abusos, los jueces solían tener manga ancha con los afectados", explican. Sin embargo, el letrado no advirtió a sus clientes sobre las consecuencias de un resultado desfavorable, no tuvo en cuenta la renuncia que habían firmado con la promotora y acudió a la vía judicial "sin ni siquiera estudiar la documentación aportada", según reza el escrito de la reclamación judicial.

El letrado no advirtió a sus clientes sobre las consecuencias de un resultado desfavorable

La deficiencia probatoria del procedimiento que inició Verdugo y el incompleto informe pericial que este presentó motivó la desestimación de las pretensiones del matrimonio, tanto en primera instancia como en una apelación posterior, según la sentencia que ahora condena al decano. Así, Javier y María fueron condenados a pagar 20.455 euros en costas: las del abogado y el procurador de la promotora y los suyos, incluyendo los honorarios de Verdugo, que ascendieron a casi 5.000 euros. Cuando llegó la respuesta negativa al recurso de apelación presentado por el decano, este ni siquiera se lo comunicó a sus clientes. "Nos enteramos porque el procurador nos la envió por carta", explica María.

Con una deuda de más de 20.000 euros a sus espaldas, María y Javier decidieron volver a los tribunales para denunciar el resultado de la mala praxis de Verdugo, pero se tropezaron con un nuevo problema: ningún abogado de Valladolid quería asistirles. "Nos dijeron que ningún juez iba a admitir una reclamación contra el decano del colegio de abogados", recuerda María. Finalmente, encontraron a su actual letrado, Daniel Vosseler, en Barcelona. "Le estoy más que agradecida por aceptar algo que nadie aceptaba. Tendré una gratitud eterna hacia él porque fue capaz de escucharnos y después se interesó por todo", comenta, emocionada.

La deficiencia probatoria y el incompleto informe pericial motivaron la desestimación de las pretensiones del matrimonio

La reclamación fue admitida y, en marzo de 2008, el juez dio la razón al matrimonio y condenó a Jesús Verdugo a pagar 4.000 euros y, lo mas importante: reconoció que este cometió una negligencia profesional que tuvo como consecuencia un serio perjuicio económico para sus clientes. Verdugo argumentó en su defensa que él no conocía el documento por el que la pareja renunciaba a denunciar a la promotora porque, de haberlo conocido, "hubiera sido suicida embarcarse en un procedimiento judicial", insistió. También se defendió alegando que, si decidió apelar tras la primera sentencia desfavorable, fue porque "eso era lo que querían los clientes".

Aún así, María y Javier apelaron porque buscaban una indemnización que cubriera las costas de los procedimientos anteriores. Y este martes, una nueva sentencia de la Audiencia Provincial de Valladolid les ha dado la razón y ha establecido que el decano Verdugo habrá de pagar los 20.400 euros mas intereses. "Se llega a la conclusión de forma tajante de la negligencia con la que el letrado don Jesús Verdugo condujo el procedimiento", señala el documento, que tacha de "huida hacia adelante" la apelación a la sentencia que condenaba a sus clientes. Y añade: "Lo que debe pagar el demandado son todas las consecuencias de su negligente actuación".  

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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