En busca de los votantes perdidos
El PP se vuelca en remontar la pésima cifra de fidelidad de voto
Solo uno de cada tres votantes del PP en las elecciones generales de 2011 está dispuesto ahora a volver a apoyar al partido de Mariano Rajoy, según los datos de Metroscopia para EL PAÍS. Es decir, el partido que gobierna con mayoría absoluta y con hegemonía sin precedentes en todas las instituciones del Estado tiene, según esa serie de encuestas, una fidelidad de voto del 35%.
Esa cifra, coincidente con los estudios que maneja el Gobierno y la dirección del PP, ha hecho saltar las alarmas entre los populares y ha hecho que su mensaje para el arranque del curso político se centre en intentar recuperar el apoyo de esos electores. Ese dato de fidelidad de voto se complementa con la bajada del 44,6% de las generales de 2011 a una expectativa de voto del 23% según Metroscopia y del 32,5% según el último sondeo del CIS.
Con esos datos, según el análisis de la dirección del PP, en unas elecciones europeas como las del próximo mes de mayo, el resultado podría ser tan pésimo que aceleraría nervios e inquietudes en el partido. Esos comicios, además, suelen ser negativos para los principales partidos porque no tienen repercusión en los gobiernos, es “gratis castigar” a los mayoritarios, es difícil llamar al voto útil, favorece a opciones críticas con el sistema y se celebran sobre circunscripción única, sin correcciones para las principales candidaturas. Por todo eso, el PP ha puesto en marcha un plan de recuperación de ese electorado y en el partido se ve con buenos ojos a Miguel Arias Cañete como posible candidato, entre otras cosas, porque es el mejor valorado del Gobierno, según las encuestas. Esa estrategia está implícita en los mensajes que lanzó ayer Mariano Rajoy en el arranque del curso en Galicia, empezando por la bajada de impuestos. Esa reforma fiscal estaría concretada, precisamente, justo antes de las europeas de 2014 y en vísperas del último año de legislatura. La previsión de los asesores de Rajoy es, justamente, que en ese momento se perciba la recuperación. Quedarán lejos también, según ese análisis, los efectos de los recortes del inicio de la legislatura.
En expresión simplificada de uno de ellos, en la primera parte de la legislatura se usó el mensaje de la herencia para justificar los recortes y en la segunda los datos de la recuperación y la reforma fiscal se usarán para llegar a las próximas generales. Aplicado al discurso de ayer de Rajoy: se subieron impuestos para hacer frente a la herencia del PSOE y, una vez solucionada, aplicamos nuestro programa de reforma fiscal a la baja. El análisis demoscópico del PP según esas fuentes se cierra con los grupos sociales en los que se concentra el perfil de votante popular tipo en las elecciones de 2011: clase media, pensionistas y autónomos. “El castigo de la clase media está siendo intenso”, explicó José María Aznar en mayo poniendo voz a esa inquietud de los votantes perdidos por el PP a los que ahora se dirige Rajoy. Se completa el esquema con el grupo de los pensionistas para el que el Gobierno renuncia a la reforma radical de las pensiones que aconsejaban los expertos, precisamente, para recuperar ese voto. Aliviado de la presión de la UE, el Gobierno puede eludir esa reforma tan sensible.
Antes de las vacaciones, Rajoy pidió que se preparara la convención del PP para otoño, con ese objetivo de recuperar su base social. No hay decisión sobre la fecha y se estudia si le conviene más hacerlo antes o después de la del PSOE prevista para el 8 de noviembre. El esquema en el que trabaja Carlos Floriano, responsable de Organización, es el de una convención centrada en asuntos como los impuestos y la recuperación económica y con participación de colectivos afines en debates abiertos. Por ejemplo, los autónomos, también potenciales votantes del PP, según los estudios que maneja.
Todo ello lo hará identificando al adversario para cerrar filas, como hizo Rajoy el 1 de agosto con el PSOE a propósito del caso Bárcenas.
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