Presos españoles en Marruecos: “Somos delincuentes, pero vivimos como perros”
Presos españoles narran las condiciones de la cárcel en Marruecos y claman contra los indultos Diez de ellos inician una huelga de hambre
Tras los 48 indultos de Mohamed VI, en las cárceles de Marruecos han quedado 125 españoles, lo que convierte al país vecino en el séptimo del mundo con más presos de origen español por detrás de Perú (303), Colombia (218), Francia (195), Italia (173), Brasil (146) y Portugal (137). La mayoría son camioneros y pescadores condenados por tráfico de hachís.
Desde la cárcel de Tetuán, uno de ellos, Sergio, pescador de 35 años y natural de Jerez de la Frontera (Cádiz), explica que mañana él y otros nueve españoles inician una huelga de hambre “hasta las últimas consecuencias” para protestar por los indultos, que consideran “discriminatorios”. “¿Cómo es posible que hayan indultado a un pederasta que violaba niños? ¡A un preso aún sin juzgar! A otro que pillaron con nueve toneladas de hachís que llevaba solo 15 meses en la cárcel?”, exclama. Él, condenado a seis años porque en su barco había una tonelada de hachís, lleva dos preso en Tetuán. “Vale, somos delincuentes, pero tenemos derechos. Nos están tomando el pelo”.
Exteriores insisten en que ni Daniel Galván Viña, el pederasta condenado a 30 años por abusar sexualmente de 11 niños de entre 3 y 15 años, ni Antonio García Ancio, el camionero condenado a pasar una década en prisión por llevar en su camión nueve toneladas de hachís, estaban en la lista con 18 nombres que la embajada española en Rabat facilitó a las autoridades marroquíes como candidatos al indulto. Sus nombres sí aparecían en la de 30 candidatos a ser trasladados a cárceles españolas, pero Marruecos fusionó ambas listas, explican. Respecto al reo al que se concedió el perdón antes incluso de haber sido juzgado, Exteriores argumenta que aunque en España nunca podría haber sido indultado por ser un preso preventivo, en Marruecos las autoridades “no ponen condiciones para el indulto” por lo que decidieron introducirlo en la lista.
La fusión de las dos listas: la de los candidatos al traslado —que se elaboró el 26 de julio, después de que el Rey pidiera al monarca alauí durante su viaje a Rabat que agilizara los trámites— y la de los candidatos al indulto, ha generado discriminaciones e indignación en las cárceles marroquíes. Presos con mayor pena ya cumplida y menor delito se han quedado donde estaban y otros con delitos más graves y menos tiempo en prisión han salido.
Además, algunos de ellos, con el actual sistema, nunca podrán ser trasladados a una cárcel española, denuncia Miguel, presidente de la Plataforma de Presos Marruecos —prefiere ocultar su apellido “por seguridad”—. El tercer requisito para acceder al traslado, además de la gravedad del delito y la pena ya cumplida, es pagar la condena económica que va a aparejada al hecho cometido y cuyo impago supone un año más de prisión. Se da la circunstancia de que el pederasta tenía que pagar 4.000 euros por víctima, pero en los delitos por tráfico de drogas las condenas económicas van de los 60.000 euros a los 6 millones y los presos no pueden pagarlas. España puede conseguir un certificado de insolvencia para que Marruecos les autorice el traslado, pero en cuanto el reo tiene una propiedad a su nombre, aunque sea una casa de 100.000 euros y la suma que le pidan sea de 6 millones, las autoridades marroquíes ya no le dan el traslado. Por eso se han quedado en Marruecos presos que tenían más pena cumplida y un delito menos grave que los que han salido”.
Todos los presos españoles piden el traslado en cuanto su condena es firme. A diferencia de las prisiones españolas, en las marroquíes, durmiendo en el mismo suelo puede haber “hombres que han matado, que han violado, que han estafado, que han robado, que están locos y que han traficado con hachís”, explica Sergio. “Y los condenados a 30 años o más por asesinato saben que ya no van a salir nunca de la cárcel y les da igual todo. Pueden matarte y su vida va a seguir siendo la misma. Alguien como yo para ellos es un caramelo...”, insiste Fidel, uno de los españoles condenados por tráfico de hachís indultado por Mohamed VI. Los españoles en Marruecos consultados por este diario cuentan que viven siempre asustados por esos presos que ya no tienen nada que perder. Los reos más antiguos, explica Sergio, “se pelean hasta con los funcionarios y están llenos de cortes porque se rajan con cuchillas”. Otros, cuenta Fidel, tienen incluso cuchillos.
Después del miedo, relatan, lo peor es “el hacinamiento y la corrupción”. “En general, cuanto más dinero tienes, mejor vives”, explica Sergio. No hay literas para todos, y la mayoría duerme en el suelo, sobre una manta, “20 personas en 11 metros cuadrados, apretados como sardinas”, precisa Fidel. Conseguir una cama es posible previo pago al guardia: 100 dirhams (10 euros) a la semana, según los testimonios recogidos por este diario. El camionero enfermo Antonio García Vidriel también pagaba a los guardias para que le dejaran ver a su hijo, preso en la misma cárcel de Tánger hasta el pasado 30 de julio, cuando fue indultado. “Hay impuesto revolucionario para todo”, explica. De modo que los 100 euros que les proporciona cada mes el consulado español se van muchas veces en pagar a los guardias y reponer el tabaco o la comida que les roban otros presos sin nada que perder.
Muchos caen enfermos. “El váter es un agujero en el suelo del que salen ratas como conejos”, asegura un indultado. “¿La ducha? Aquí solo hay un grifo a 30 centímetros del suelo”, añade García Vidriel. “En la enfermería no tienen de nada”, relata Diego. Vivimos como perros”, resume Sergio.
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