“Lamento el daño que causé en su día a los agentes y a sus familiares”
El disidente de ETA Valentín Lasarte se disculpa con los guardias civiles del cuartel al que fue a firmar y que sufrieron uno de sus atentados en 1995
Cuando Valentín Lasarte, preso disidente de la banda terrorista ETA, recibió su primer permiso penitenciario, el pasado mayo —concedido por unanimidad por la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional—, le tocó ir a firmar al cuartel de Lodosa (Navarra), donde reside su familia. Se hizo así para que su presencia en el País Vasco no supusiera un problema para sus víctimas. El preso tenía la obligación de acudir cada día de los tres que pasó fuera de la cárcel a firmar al cuartel de la Guardia Civil de la localidad, como así hizo. Pero algunos de los agentes de dicho puesto vivían y trabajaban en la casa cuartel de Arnedo en agosto de 1995, cuando Lasarte participó en un atentado que dejó 40 heridos y numerosos daños materiales. Por eso, el recluso ha escrito una carta dirigida a los guardias civiles de Lodosa para pedir perdón por lo ocurrido.
La carta, escrita a principios de junio y dirigida al sargento de Lodosa, agradece el trato que le dieron durante su primer permiso. Después, le informa de que había leído en la prensa que algunos de los agentes habían prestado servicio en Arnedo en la época del atentado, situación que Lasarte —exmiembro del comando Donosti y condenado por los asesinatos de Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica, entre otros— asegura que no conocía. “Supongo que si ya de por sí a ustedes no les será de agrado el hecho de que yo tenga que ir a firmar al cuartel, esta circunstancia ahondará aún más esta sensación”, reflexiona Lasarte, que asegura que no ha tenido la opción de firmar en otro lugar o ante otro cuerpo policial.
La carta manuscrita
"Hola señor sargento. Soy Valentín Lasarte. El último día fuimos a firmar y usted no estaba. Mi mujer y yo le íbamos a decir que agradecíamos el trato correcto recibido y la profesionalidadmostrada.
Al salir de allá camino de la prisión leí en prensa (El Mundo) que por lo visto había algún agente en el cuartel que antes prestó servicio en el de Arnedo en la época que se produjo el atentado contra el mismo (agosto de 1995), atentado en el que participé y fui condenado por ello.
Evidentemente yo desconocía totalmente esta situación. Supongo que si ya de por sí a ustedes no les será de agrado el hecho de que yo tenga que ir a firmar al cuartel, esta circunstancia ahondará más esta situación.
Como usted ya sabrá yo he sido obligado a firmar en ese cuartel, y al menos en este permiso, no se me ha dado la opción de hacerlo en otro lugar o ante otro cuerpo policial (foral, municipales, etc...) como hacen otros presos de la denominada “vía Nanclares”.
Es públicamente conocido el hecho de que reconocí en su día el daño causado a mis víctimas y les pedí de manera genérica disculpas y perdón.
Cuando dije a mis víctimas, me refería a todas ellas. Por tanto incluyo a estos agentes ya mencionados.
Si usted lo ve bien, correcto y posible, me gustaría que transmitiera de mi parte a estos agentes que lamento el daño que les causé en su día a ellos y a sus familiares. Asimismo, y para calmar un poco las cosas, estoy pensando en escribir a la sala y al juez para solicitarles pasar el siguiente permiso en otro lugar. Más adelante ya volvería a Lodosa si es posible o las circunstancias lo permiten. Atentamente y agradeciéndoselo de antemano, Valentín (firmada en Araba a 3/6/13)".
“Es públicamente conocido el hecho de que reconocí en su día el daño causado a mis víctimas y les pedí de manera genérica disculpas y perdón”, señala el recluso. “Cuando dije a mis víctimas, me refería a todas ellas. Por tanto, incluyo a estos agentes ya mencionados. Si usted lo ve bien, correcto y posible, me gustaría que transmitiera de mi parte a estos agentes que lamento el daño que les causé en su día a ellos y a sus familiares”.
Lasarte, finalmente, asegura que no tendría problema en pasar el siguiente permiso en otro lugar. “Más adelante ya volvería a Lodosa si es posible o las circunstancias lo permiten”, dice. El ofrecimiento tiene su importancia, porque en estos momentos hay un permiso de Lasarte, el segundo, que está pendiente de resolución. El juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, le concedió seis días fuera de la prisión a finales de mayo basándose fundamentalmente en la decisión previa de la Sala de lo Penal de la Audiencia y en que no hubo incidencias durante su primera salida. La Fiscalía, sin embargo, recurrió la decisión ante el juez, recurso que está aún pendiente de resolución.
El ministerio público aseguró en su escrito que Lasarte había incumplido las condiciones impuestas “por cuanto pasó sus tres días de permiso en un lugar muy cercano a sus víctimas”. Sobre el papel, la única condición impuesta por los magistrados de la Audiencia había sido estar fuera del País Vasco, requisito que el preso cumplió.
Lasarte ha ofrecido al juzgado pasar los días de permiso donde se le indique para no molestar a sus víctimas —en el mismo sentido que anunciaba en la carta enviada al sargento—. El fiscal debe pronunciarse sobre dicha oferta, tras lo cual decidirá el juez. Si el ministerio público vuelve a recurrir, serán entonces los mismos cinco magistrados que le concedieron el primer permiso los que zanjen el asunto. Un preso clasificado en segundo grado, como Lasarte, puede disfrutar de un máximo de 36 días al año de permiso.
Preso en la cárcel alavesa de Zaballa, el interno forma parte de la docena de disidentes de ETA que han renunciado a la violencia y reconocido el daño causado a las víctimas de la banda terrorista.
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