La marcha del presidente conmociona el calendario federal del PSOE
La dirección se había conjurado para centrarse en el debate político hasta 2015 Si el presidente andaluz deja también los cargos orgánicos, la presión sobre Rubalcaba crecerá
El inicio del proceso para el relevo de José Antonio Griñán al frente de la Junta de Andalucía, si finalmente se materializase en los próximos meses, pondría patas arriba todo el calendario interno que la dirección federal del PSOE tenía planteado. En lo inmediato, marcaría la cita clave del 6 de julio —el Consejo Territorial en el que los 17 barones del partido tienen que pactar su nuevo modelo federal—; en el medio plazo, condicionaría la Conferencia Política de octubre, para la que el partido lleva meses trabajando y que ahora podría coincidir con unas hipotéticas primarias andaluzas. Y, desde ya mismo, haría revivir el debate sobre las primarias para candidato a las elecciones generales de 2015. El debate que Alfredo Pérez Rubalcaba había logrado por fin acallar con la ayuda, paradójicamente, de José Antonio Griñán.
Hace tres semanas, tras una reunión en la sede de Ferraz con el secretario general, el presidente andaluz había vuelto a insistir en su respaldo a Rubalcaba y en su apuesta por que las primarias sean lo más tarde posible, desmarcándose de las voces que —casi siempre en susurro— han venido pidiendo un adelanto del calendario. “Las primeras primarias serán las de candidatos autonómicos y municipales [para los comicios de mayo de 2015]. [Ese] Será el momento de plantearnos cuándo hacemos las primarias para las generales. Cuanto más cerca de las elecciones generales [noviembre de 2015], más eficaz será”, dijo Griñán ese día, sin apuntar ni remotamente que el proceso para elegir candidato en Andalucía pudiera llegar bastante antes. Y, en apoyo a Rubalcaba, añadió: “Tenemos una ejecutiva, elegida en un congreso hace año y medio, que está haciendo el trabajo para el que fue mandatada”.
Griñán es el principal sostén de Rubalcaba en Madrid
Esa fue la última vez que lo expresó abiertamente, pero el presidente del PSOE y secretario general de la federación socialista de Andalucía —la más numerosa y poderosa— lleva meses sosteniendo el liderazgo de Rubalcaba frente a sus críticos. Y más tiempo aún defendiendo que las primarias sean no lo más pronto sino lo más tarde posible: justo antes de los comicios correspondientes, para generar movilización ciudadana e ilusionar al partido. En junio de 2012, en una entrevista con EL PAÍS, afirmó que la elección del candidato a las generales debería convocarse cuando el Gobierno convoque elecciones. Y en noviembre volvió a remachar: deben ser “después de las elecciones municipales” de mayo de 2015.
Entonces descartó también “rotundamente” presentarse él a esas primarias a elecciones generales. Su “única ambición de cargo público”, dijo, era seguir siendo presidente de la Junta de Andalucía. “Cuando deje de serlo, acabará mi ciclo”, anunció.
La relación entre Griñán y Rubalcaba no ha sido siempre tan clara. En el congreso federal de febrero de 2012, tras la debacle electoral de 2011, la federación andaluza apoyó mayoritariamente a Carme Chacón, rival del que finalmente sería elegido secretario general. Griñán no llegó a pronunciarse públicamente, pero ambos contendientes entendieron que sus simpatías estaban con la catalana.
Después, sin embargo, Rubalcaba lo nombró presidente del PSOE; y desde entonces, en una relación llena de ambigüedades pero sin grandes crisis, el andaluz ha sido el principal sostén del secretario general. Lo ha respaldado en su estrategia de oposición, en su oferta de pactos al Gobierno, en su decisión de abrir el melón constitucional para responder al desafío soberanista en Cataluña y en su calendario de primarias. El resto de barones territoriales del PSOE, incluidos los críticos como el madrileño Tomás Gómez —el único abiertamente crítico— han asumido que, mientras Andalucía apoye a la ejecutiva federal, esta mantendrá su rumbo. Y Rubalcaba seguirá al frente hasta 2016.
Si el andaluz deja los cargos orgánicos, la presión sobre el secretario general crecerá
El pacto tácito entre ambos dirigentes llega hasta el punto de que muchos en el PSOE apuestan por que el nombre del candidato oficial en esas futuras primarias será acordado entre los dos: un andaluz bien visto por el equipo de Rubalcaba o un hombre de Rubalcaba que guste a los socialistas de Andalucía. Eso si el propio Rubalcaba no se presenta candidato. Esas primarias, por primera vez en la historia del PSOE, serán abiertas a no militantes. Cualquier ciudadano que firme un papel declarándose simpatizante y pague una cantidad simbólica tendrá derecho a votar, lo que podría disparar la participación y reducir mucho el control del aparato del partido sobre el proceso.
En principio, el relevo de Griñán será solo para la candidatura del PSOE a las próximas elecciones autonómicas, sean estas cuando sean. Queda, por el momento, en el aire qué pasaría con la secretaría general del PSOE andaluz. Y, en el caso de que también dejase ese cargo, si conservaría o no el de presidente del PSOE. Si dimitiera de ambos cargos, la presión para Rubalcaba y su equipo sería mucho mayor.
Eso en cuanto al frente de los liderazgos internos, los rostros del PSOE y el futuro electoral. En paralelo, el partido lleva meses inmerso en un debate sobre su discurso ideológico y su proyecto político. Un debate en el que se zambulló tras el descalabro electoral de las generales de 2011 y que la dirección federal aceleró —incorporando la propuesta de reforma constitucional— como forma de responder a la deriva soberanista del Gobierno catalán y del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).
Los socialistas de Andalucía sostienen que ellos, y no el PSC, estuvieron en el origen de esa apuesta por el federalismo y la reforma constitucional. En cualquier caso, el debate sobre el proyecto del PSOE ha ido creciendo y alimentándose con conferencias temáticas y participación en las redes sociales en estos meses. El 6 de julio, en Granada, el Consejo Territorial —que integran todos los secretarios regionales— cerrará un documento fundamental, el del nuevo modelo territorial del PSOE. Allí acudirá el presidente Griñán después de haber abierto el camino de su sucesión y alborotado a todo el partido.
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