El expresidente del Castellón, imputado por el asalto a la casa de una pitonisa
El empresario Laparra, acompañado de cuatro personas, pretendía que la vidente le devolviera 165.000 euros al resultar ineficaces sus consejos
De presidente de un equipo de fútbol a asaltante de la casa de una pitonisa que le timó con un conjuro de amor. A José Laparra, un empresario valenciano de 46 años muy conocido en Castellón por haber presidido durante años el CD Castellón, el equipo de la capital, le superan los problemas.
Laparra, que está imputado junto con otros directivos del club de tercera división por un presunto delito societario por actuar con supuesta opacidad en el manejo de las cuentas del club, está llamado a declarar mañana ante un juez para esclarecer si hubo saqueo a la entidad. Los denunciantes estiman que el agujero contable oscila entre cuatro y cinco millones de euros. Pero el despecho por un amor no correspondido le ha complicado aún más su futuro a Laparra.
La Guardia Civil detuvo el pasado miércoles al empresario después de que este irrumpiera en la casa de una pitonisa de Magallón, a 60 kilómetros de Zaragoza, con el objetivo de recuperar 165.000 euros que asegura haber pagado a cambio de un conjuro de amor que no funcionó. Fue la adivina la que se puso en contacto con él, a través de una conocida. Laparra había mostrado un gran interés por cerrar el trato, al precio que fuera, para conseguir que una dama correspondiera a la pasión amorosa que él sentía hacia ella.
Pero la poción no hizo efecto y el exdirectivo futbolístico decidió recorrer el camino que separa Valencia de Magallón para recuperar su dinero. Acudió con otras cuatro personas y con una microcámara oculta en la solapa de su chaqueta. Entraron cubiertos con pañuelos y trapos para no dejar huellas
La vidente Lucía M. G. se escondió debajo de una cama y tuvo tiempo de alertar a la Guardia Civil, en tanto que su padre Vicente intentaba llegar a un acuerdo con los asaltantes. Los agentes llegaron al domicilio de la víctima y sorprendieron a tres hombres y una mujer, hallando en poder de uno de ellos 22.500 euros en efectivo. También hallaron en el interior del bolso de la mujer un arma corta simulada. Al inspeccionar el inmueble, la Guardia Civil localizó 145.000 euros, en su mayoría en billetes de 500 y 200 euros, guardados dentro de una bolsa bajo el mantel de una mesita, en una cómoda y en dos habitaciones.
La Guardia Civil detuvo a Laparra, a su amiga Carmen Felicidad G. G.; al marroquí Youssef L.; a Juan José R. F., y a J. A. R., de 42 años. Este último, que condujo el vehículo en el que el grupo se trasladó hasta Magallón, está acusado de usurpación de funciones, al hacerse pasar por agente de la autoridad.
Las cinco personas implicadas en los hechos están judicialmente imputadas como presuntas autoras de allanamiento de morada, amenazas con arma de fuego, extorsión y pertenencia a grupo criminal. Todos ellos quedaron en libertad con cargos.
Laparra, que posee negocios de hostelería e inmobiliarios, está llamado a declarar ante el juez de Castellón que le investiga por un supuesto delito societario, junto al resto de directivos que llevaron las riendas del club desde 2005 a 2011.
Está citado para mañana, pero los denunciantes, una asociación de accionistas y abonados del equipo de fútbol, dudan de que acuda a testificar. Esta asociación denunció a Laparra y al resto de dirigentes del club por un presunto falseamiento de las cuentas de la entidad. También denuncian acuerdos abusivos en perjuicio del equipo.
El Ayuntamiento de Castellón decidió el pasado enero (después de la imputación judicial) sumarse a la denuncia contra la exdirectiva del Castellón. “Es un nuevo paso a la hora de pedir que se depuren responsabilidades sobre aquellas personas que presuntamente se han lucrado y que dejaron a nuestro equipo al borde de la desaparición”, declaró en su día el alcalde, Alfonso Bataller. El objetivo del Consistorio es conocer el uso de las subvenciones públicas que fueron otorgadas al equipo futbolístico.
El elixir de amor no funcionó
La pitonisa zaragozana recomendó a José Laparra que hiciera un ritual si quería conseguir los favores sentimentales de la mujer de sus sueños, la cual supuestamente hacía oídos sordos a sus requiebros.
El elixir de amor consistía en lavarse con el agua en la que previamente había estado sumergidas unas flores durante 40 días. Después, debía recoger tierra de un cementerio y frotarse el cuerpo con ella, según publicó ayer el diario Heraldo de Aragón.
La pócima no dio los frutos que esperaba el empresario, quien al no lograr sus fines trató de recuperar el dinero entregado a la mujer a cambio de sus consejos amorosos.
El episodio recuerda al argumento de la ópera cómica L'elisir d'amore, de Gaetano Donizetti, en la que Nemorino, un joven e ingenuo campesino enamorado de la bella terrateniente Adina, intenta doblegar su indiferencia con una pócima mágica comprada a un doctor charlatán. El enamorado entrega al truhán todo su dinero... a cambio de una botella misteriosa que en realidad solo contiene vino de Burdeos. No obstante, el jóven de la ópera acaba conquistando a su amada.
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