El PSdeG aprueba con el 90% de los votos la consulta que rechaza el PSOE
Pachi Vázquez fija para el 1 de junio sus primarias “que no contradicen los estatutos”
Los socialistas gallegos elegirán a su próximo líder mediante primarias, en claro desafío de las órdenes del PSOE federal. El secretario general del PSdeG, Pachi Vázquez, evitó este sábado utilizar la palabra “primarias”, ahora anatema para el PSOE, para nombrar su experimento para elegir al próximo dirigente de los socialistas gallegos. En el comité nacional gallego, presentó su propuesta de votación para elegir secretario general rodeada de buenas palabras: como un modo de “renovar” la organización “desde abajo” que, subrayó, “cabe en los estatutos”. Vázquez insistió en que el experimento de primarias no es un órdago contra nadie y en ningún caso supone un desafío a la autoridad de Alfredo Pérez Rubalcaba, a pesar de que el PSOE le ha reclamado (por escrito y por teléfono) que no las convoque de ninguna manera.
La dirección federal intentará acercar posturas con la federación gallega
Con tantas buenas palabras, Pachi Vázquez estaba pidiendo apoyo para llevar a cabo lo que la dirección federal había prohibido en una instrucción por escrito. El PSOE no quiere que el secretario general del PSdeG sea elegido mediante voto en urna antes del congreso extraordinario previsto para este verano. Si no le bastaba por escrito, el secretario de Organización, Óscar López, le había insistido infinidad de veces a Vázquez por teléfono de que ese sistema no se podía poner en práctica, que el sistema de elección tenía que ser el que se votó en el congreso de Sevilla de 2011 (el que reeligió a Alfredo Pérez Rubalcaba frente a Chacón) y fue respaldado por el 80% de los compromisarios. Es decir: el secretario general tiene que ser nombrado en un congreso extraordinario a través de delegados. Vázquez y su número dos, Pablo García, habían hecho ver a la cúpula del PSOE que la federación gallega iba a respetar la formalidad del congreso con delegados, pero que antes iban a consultar a las bases sobre sus preferencias. Como no hubo acuerdo con la dirección de Madrid, el secretario general gallego buscó el respaldo de su Ejecutiva a primera hora (solo oyó una voz contraria) antes de elevar la propuesta al comité gallego.
A la entrada de la reunión, dos exministros de Zapatero (José Blanco y Francisco Caamaño) dejaron claras sus posturas sobre lo que debía pasar en el trascendental debate. Blanco defendió que el que pretenda cambiar las normas del PSOE debe hacerlo siguiendo las reglas para no generar “más frustraciones” en el partido. Caamaño defendió exactamente lo contrario. “Los estatutos no prohíben consultar a los militantes, eso es democracia”.
Blanco rechazó ante la prensa la consulta pero
Vázquez, en su discurso, habló de la “deslegitimación de la política como herramienta de cambio en la sociedad” y subrayó la “desafección que hay en toda España con los grandes partidos”. Lo hizo justo antes de presentar sus primarias consultivas como una fórmula para volver a engancharse con las bases. Recibió unos cuantos aplausos (no llegaron a ovación) y se inició el debate a puerta cerrada. Pronto, dos de los barones del PSdeG respaldaron la consulta. El presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, a la vez secretario provincial del partido en Lugo, la avaló “para revitalizar el partido como requieren estos tiempos”. Y justo después confirmó lo que era un secreto a voces: que está dispuesto a dar la batalla por el liderazgo del PSdeG. ¿Y qué ofrece? “Un proyecto, social, galleguista, integrador, inspirado en el sentido común”. Caamaño también había repetido puertas adentro lo contado a los periodistas, pero con un tono aún más beligerante. Pidió que “los militantes que pegan carteles sean la autoridad” y proclamó: “Si Pablo Iglesias respetase las leyes de los partidos de entonces, no habría PSOE”.
La reunión duró más de cuatro horas y dio lugar a 66 intervenciones. Pero solo un militante de Vigo dijo no abiertamente a la consulta de Vázquez. Ni siquiera Blanco en su alocución ante el plenario —que aprovechó para demandar un proyecto político de futuro acorde con esas siglas— aludió a la consulta. Lo que sí tuvo que escuchar Vázquez fue una ración variada de duras críticas a su gestión como secretario general, a quien muchos culpan de haber dividido el partido y del batacazo en las últimas autonómicas, en las que el PSdeG perdió 8 de sus 25 diputados. A la hora de votar, solo dos de los militantes (entre los que no se encontraba José Blanco) se opusieron a las primarias experimentales para elegir al líder de los socialistas gallegos. Del total de 300 dirigentes reunidos, 10 se abstuvieron. El resto ratificó el desafío a la dirección del PSOE.
Consumado el desafío, algunos dirigentes socialistas dejaron correr la especie de que la dirección federal planeaba la disolución de la federación gallega y la creación de una gestora. Fuentes de la dirección federal dijeron compartir “el deseo del PSdeG de favorecer la máxima participación de las bases, siempre respetando lo que establecen los estatutos”. La dirección del partido en Madrid “seguirá buscando la mejor formula para que los militantes puedan participar activamente en la elección del próximo líder de los socialistas gallegos, dentro de las normas aprobadas por el último Congreso de Sevilla de 2011”. En Santiago de Compostela, la dirección rechaza establecer paralelismos con el conflicto abierto por el PSC. De lo que no están seguros es de que el virus de las primarias no se acabe extendiendo por otras federaciones socialistas. Las de Galicia se preparan para el 1 de junio.
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