Un trapicheo de teléfonos y bicis, posible móvil de la muerte del joven marroquí
Dos menores están acusados del asesinato en El Ejido Cuatro adolescentes, entre ellos dos chicas, imputados por encubrir el crimen
Dos menores de 14 y 16 años están acusados de la muerte a puñaladas de un joven marroquí el pasado noviembre en El Ejido (Almería). Esta semana la Guardia Civil detuvo a ambos y ahora están imputados por supuestamente asesinar a la víctima, de 18 años. El cuerpo hallado presentaba hasta 23 heridas realizadas con arma blanca, según determinó la autopsia. Otros cuatro adolescentes, entre ellos dos chicas, han sido detenidos por encubrir los hechos. El cuerpo del joven marroquí, llamado Nasr Muh Ou Chaieb, fue hallado enterrado el pasado 16 de diciembre en las proximidades del camping de Almerimar, un núcleo poblacional cercano a la playa de El Ejido.
El adolescente de 14 años e iniciales P. F. confesó ayer durante su interrogatorio en la Fiscalía de Menores haber apuñalado al joven. El otro imputado, de iniciales P. S., admitió haber presenciado el crimen, pero negó haber participado en él. Sin embargo, el juez de menores Miguel Ángel Fernández estima que ambos apuñalaron y enterraron al joven, por lo que decretó su internamiento en un centro en régimen cerrado, dada “la extrema gravedad de los hechos”, según fuentes del caso. Los cuatro menores que ocultaron el crimen fueron puestos en libertad tras su detención y hoy declaran ante la fiscal del caso.
El menor de 14 años reconoció su participación y alegó que su compañero de 16 años asestó a la víctima la primera puñalada, y a continuación él le asestó con su navaja otra veintena de puñaladas. Mientras, el segundo adolescente reconoció haber estado en la escena del crimen y que ayudó a su amigo a enterrar el cadáver, pero no admitió su participación directa en la muerte.
El móvil del crimen fue un supuesto intercambio de teléfonos móviles, consolas y bicicletas entre la víctima y sus agresores, según los testimonios de los dos menores imputados. A partir de ahora la investigación determinará los términos y veracidad del supuesto trapicheo de útiles entre los chicos que desencadenó el fatal desenlace.
La hermana de la víctima, Najlae Muh Ou Chaieb, relató ayer con amargura cómo los acusados negaron que el día de los hechos vieran a Nasr, pese a que habían concertado una cita. “Mi padre lloraba y ellos le consolaban. Habían quedado con mi hermano y me dijeron que nunca llegó a la cita que tenían. Pero lo mataron y lo enterraron. Exijo que se haga justicia. No se imaginan el vacío que han dejado”. Nasr había nacido en Tánger, pero su familia se trasladó al núcleo poblacional de Balerma cuando el chico tenía dos años. Ahora el matrimonio, que tiene tres hijas, reside en El Ejido.
Tras la desaparición del joven el pasado 20 de noviembre, su familia denunció los hechos y las Fuerzas de Seguridad activaron la búsqueda del chico. Tres semanas después, el 16 de diciembre, un grupo de jóvenes se topó con el cuerpo “con evidentes signos de violencia” mientras paseaban por la zona costera cercana a El Ejido.
El viento había desenterrado parte del cadáver. En la escena del crimen, los agentes recopilaron “una serie de vestigios y pruebas de suma importancia para el buen término de la investigación”. La Policía Judicial de la Guardia Civil ha llevado a cabo la Operación Airsoft (en referencia al juego de estrategia) para detener a los menores.
El joven marroquí hubiera cumplido ayer 19 años, según avanzó el diario Ideal. En un principio, el Juzgado de Instrucción 5 de El Ejido instruyó las diligencias, pero posteriormente el juez de menores Fernández se hizo cargo de la investigación, tras constatar que varios menores estaban implicados.
Familias “integradas”
El motivo de la extrema crueldad demostrada por ambos jóvenes al asestar supuestamente 23 puñaladas a la víctima será aclarado por los psiquiatras que les analicen a partir de ahora durante su internamiento. Pero ninguno de los dos padecía problemas graves de familias desfavorecidas. “Son familias perfectamente integradas” coinciden distintas fuentes del caso. Esa aparente normalidad del ambiente familiar choca con la gravedad del crimen y lo hace si cabe aún más inexplicable.
“Existía una relación tortuosa entre víctima y verdugos sobre la propuesta para proporcionar objetos robados”, relatan otras fuentes. Durante su interrogatorio, los dos acusados por asesinato mostraron cierta frialdad y dijeron estar arrepentidos hacia sus propias familias, pero evitaron pedir perdón a la familia de la víctima. Ciertas sombras del crimen serán despejadas hoy en los interrogatorios de los menores acusados de encubrimiento. “Sigue siendo asombroso que chicos de esta edad cometan estos actos”, señalan fuentes de la investigación.
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