Cinco muertos en La Palma durante el simulacro de evacuación de un barco
Heridos otros tres tripulantes del barco
Cinco marineros fallecieron ayer y otros tres resultaron heridos al caer al mar desde un bote salvavidas del crucero Thomson Majesty, de bandera de Malta, que estaba atracado en el puerto de Santa Cruz de La Palma y que en ese momento realizaba una maniobra rutinaria de simulacro de salvamento. Todas las víctimas eran tripulantes del barco de pasajeros, que pertenece a la compañía Thomson Cruises y hacía escala tras zarpar del puerto de Las Palmas de Gran Canaria con destino a Funchal (Madeira). En el crucero, que tenía previsto partir a las tres de la tarde, viajaban 1.462 pasajeros, en su mayoría británicos, y 600 tripulantes.
El accidente se produjo a las 12.15, cuando ocho de los tripulantes arriaban uno de los botes salvavidas para proceder al ensayo de evacuación del barco. En el momento en el que el bote salvavidas descendía, uno de los dos cables de la grúa que lo sujetaba al crucero se partió. El bote se precipitó entonces al agua desde una altura de unos 20 metros y en su caída arrastró a los marineros. Seis de ellos quedaron atrapados dentro de la embarcación y se precipitaron con ella al agua, hasta que quedó varada en la superficie del mar. Los otros dos, uno ya muerto y otro herido, según fuentes de la investigación, quedaron flotando en el agua junto a la embarcación. Ninguno de los pasajeros resultó dañado en el suceso.
El Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) del Gobierno de Canarias se encargó de sacar del agua a los dos marineros que cayeron fuera del bote salvavidas y a otro que pudo salir por sus propios medios de debajo dela nave. Pero, para sacar al resto de tripulantes, fueron movilizados un helicóptero de rescate, así como los submarinistas y vehículos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de La Palma. Pese a la rapidez de su intervención, no pudieron auxiliar a la mayoría de las víctimas. Bajo el agua rescataron cuatro cadáveres y, el quinto marinero, que estaba en parada cardiorrespiratoria cuando lo sacaron del agua, falleció a los 45 minutos, pese a las maniobras de reanimación.
Los marineros muertos, cuyas identidades no han sido facilitadas, eran uno de Indonesia, tres de Islas Filipinas y otro de Ghana. Los heridos, uno con lesiones leves y dos con policontusiones menos graves, fueron trasladados inmediatamente al Hospital General de La Palma. Se trata de dos tripulantes griegos —uno de 32 años y otro de 30— y un filipino de 30 años, según la Guardia Civil, que se encarga de la investigación del suceso. Uno de ellos recibió ayer tarde el alta y los otros dos no presentaban gravedad.
Ante la tragedia, el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma decidió suspender todos los actos festivos del carnaval, aunque hoy se mantiene la celebración, pese a que se oficiará una ceremonia fúnebre por los fallecidos, en el puerto de Santa Cruz de La Palma.
Un ensayo obligatorio de media hora
El hundimiento del Titanic en 1912 marcó un antes y un después en lo que se refiere a la seguridad marítima de los barcos. Tras la tragedia, la Organización Marítima Internacional (OMI) decidió adoptar el convenio sobre seguridad de la vida humana en el mar (SOLAS en sus siglas en inglés).
Este acuerdo regula todos los aspectos de la seguridad marítima para los buques mercantes y de crucero, y ha ido evolucionando para adaptarse a los cambios tecnológicos y organizativos de las naves. Tras el accidente del Costa Concordia hace poco más de un año, la Comisión Europea se planteó establecer cambios en la legislación para aumentar la seguridad de los cruceros que operan en sus aguas. También la Organización Marítima Internacional ultima una normativa para antes del fin de 2014. La que dicte la Agencia Europea de Seguridad Marítima, de obligado cumplimiento para los países de la UE, llegará antes.
Según las normas de navegación vigentes, todos los barcos están obligados a realizar un simulacro de evacuación el primer día de navegación, antes de zarpar de puerto. Este ensayo resulta de vital importancia para tener a todos los pasajeros preparados para saber qué hacer en caso de emergencia, y es obligatorio. El procedimiento establece que el personal del barco avisará de la hora exacta del simulacro. En el momento elegido, sonará una alarma en la nave, que será la indicación para que los pasajeros se dirijan con el chaleco salvavidas —que habitualmente se guarda en el armario del camarote— al punto de encuentro asignado, que puede ser un salón o la cubierta de botes. Allí la tripulación indicará a los pasajeros cómo ponerse el chaleco y el procedimiento para subir a los botes salvavidas, con las mujeres y niños en primer lugar.
El simulacro no dura más de media hora. Pero su aprovechamiento puede ser vital.
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