La oposición en pleno señala el paro masivo como “fruto” de la reforma laboral
El PP achaca la pérdida de cientos de miles de empleos en un año a la “ruina” que dejó el PSOE La izquierda exige un debate monográfico sobre el desempleo y el mercado de trabajo
Desde que existen estadísticas en España no se conocía una cifra de paro tan desmesuradamente alta como la que se ha alcanzado al rozar el 26% y cerrar el año 2012 con 5.965.400 parados. El empleo se precipita hacia niveles de hace diez años después de que en el primer año de Gobierno de Mariano Rajoy se hayan destruido 850.000 puestos de trabajo. Las cifras y la situación social que se esconde tras ellas incitó a los principales portavoces parlamentarios a hacer acto de presencia en el Congreso de los Diputados para poner el grito en el cielo y acusar sin ambages a la Reforma Laboral aprobada por el nuevo Gobierno del PP de esta “destrucción masiva” de puestos de trabajo. Esta expresión la utilizaron los líderes sindicales y ahora también los portavoces parlamentarios del PSOE, Soraya Rodríguez; de Izquierda Plural, Cayo Lara (IU) y Joan Coscubiela (ICV) ; el portavoz económico de UPyD, Álvaro Anchuelo; del PNV, Emilio Olabarría, y la portavoz del BNG, Olaia Fernández Dávila.
Además de la queja permanente de que con esta reforma laboral las empresas se encontraban con la vía libre para despedir sin apenas trabas y muy barato, los portavoces parlamentarios han llamado la atención sobre la evidencia de que más del 40% de los puestos destruidos en este año eran fijos. Por tanto denuestan la misma no sólo porque destruye empleo masivamente, sino porque se lleva por delante el empleo fijo. Por tanto, 10 meses después de la aprobación de la ley las posiciones no han cambiado: PP y CiU, por un lado, y, el resto, enfrente y en contra.
“Es la reforma que necesita España”, decía el presidente del Gobierno en marzo de 2012 al aprobarse la ley en un pleno bronco y tenso en el que la oposición se desgañitó en pedir que se aceptaran sus modificaciones. “Esta es la reforma laboral que requiere la España de 2012 para que haya crecimiento económico y se creen puestos de trabajo”, decía el jefe del Ejecutivo. Pues bien, pasados 10 meses, “estos son los frutos directos de la reforma laboral”, concluía la portavoz socialista, Soraya Rodríguez. Esta reforma tendrá “consecuencia históricas, señalaba la dirigente socialista sin la menor intención de poner paños calientes a la situación ni quitar un ápice de responsabilidad a esta reforma que permite a las empresas el despido por previsión de pérdidas y por la disminución de beneficios, sobre la base de veinte días por doce mensualidades. “Ya hay perspectiva para que podamos decir que se cumple lo que denunciamos para oponernos a la ley: las empresas ajustan sus plantillas por la vía del despido”.
Este criterio lo mantuvieron también Cayo Lara, Álvaro Anchuelo y Emilio Olabarría. “No hay luz en el horizonte para la creación de puestos de trabajo si se mantiene esta reforma”, señalaba Lara con tono de enorme dramatismo coronó con esta pregunta retórica: "¿Cuántos parados más y cuánto más sufrimiento tiene que haber?; ¿cuántos suicidios tienen que producirse para que el Gobierno cambie de política económica?". No solo son palabras, porque Izquierda Plural prepara ya la presentación de una iniciativa para que el Congreso celebre en febrero un debate monográfico sobre el desempleo, que tendrá el apoyo del resto de la oposición. Para empezar, la próxima semana, el Gobierno se encontrará con una sesión de control con preguntas sobre el paro y los efectos de la reforma laboral.
Antes de que se reúnan oficialmente las Cortes, el Grupo Popular salió a dar la cara ante un dato tan demoledor de desempleo. Muy mal dato, muy preocupante, dijo sin ambages el portavoz adjunto del grupo mayoritario, Rafael Merino. Después del sentimiento de pesar, señaló que España necesita reducir el déficit a toda costa y en esa tarea está el Gobierno de España. “Estas reformas van a sacar a España de la crisis y de la situación de ruina que la dejó el gobierno socialista”, acusó el portavoz popular, que descalificó a los socialistas “por no ayudar al Gobierno y estar instalado en la protesta y en la política de pancarta”. Por tanto, en el PP no va a cambiar su estrategia de apelar a la “herencia recibida” del PSOE como explicación de que las cosas vayan a peor trece meses después de empezar a gobernar.
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