El Rey exhorta a la clase política a cerrar heridas y evitar divisiones
Don Juan Carlos ve la situación como una de las “más difíciles de la reciente historia de España” Reclama “respeto mutuo y lealtad recíproca”
En un momento en el que el nivel de desconfianza en los políticos alcanza el nivel más alto de la democracia, el Rey ha querido dedicar su discurso de Nochebuena a reivindicar “el papel fundamental de la Política con mayúsculas para salir de la crisis” y a llamar a todos los partidos a “cerrar heridas”, a “renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor” con el objetivo de “inaugurar una nueva y brillante etapa integradora”. Este es —con la excepción, por primera vez este año, de la carta sobre Cataluña— el único discurso del monarca que se escribe teóricamente en La Zarzuela y no por redactores supervisados por el Gobierno. Don Juan Carlos ha expuesto su discurso desde su despacho, semisentado sobre una mesa antigua, para lanzar el mensaje de que sigue trabajando pese a su reciente operación de cadera (la tercera este año).
Las frases del discurso
"No todo es economía. Por muy evidente que sea".
“La política no vive hoy sus mejores horas en la percepción de los ciudadanos”
"Quisiera reivindicar la política porque su papel es fundamental en la salida de la crisis"
"El pesimismo está generando un desapego hacia las instituciones y hacia la función política que a todos nos preocupa"
"Quiero reivindicar la política grande, esa que para destacar su dignidad y valor solemos llamar la política con mayúsculas"
Reivindicar la política "que lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la dignidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas"
"Es necesario promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca"
"Es hora de que todos miremos hacia adelante y hagamos lo posible por cerrar las heridas abiertas"
"Vivimos uno de los momentos más difíciles en la reciente historia de España"
"La grave crisis económica que atravesamos desde hace unos años ha alcanzado una intensidad, una amplitud y una persistencia en el tiempo que nadie imaginaba"
"Hemos de garantizar que nada de lo conseguido juntos, ni los derechos individuales y sociales, ni el bienestar económico ni el proceso de construcción política y económica se vea amenazado"
Sin criticarles en ningún momento, sin referirse a los casos de corrupción o al nivel de crispación, e incluso sin mencionarles directamente, don Juan Carlos reivindicó el papel de los políticos y les pidió unidad frente a la crisis. “Quiero reivindicar la política que, desde el Gobierno o desde la oposición, fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos; la que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas. La que sabe renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos. La que busca el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos. La que se cimenta en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de la ética personal y social. La que, en fin, es capaz de sacrificar la satisfacción del corto plazo, a menudo efímero, para ensanchar el horizonte de sus ambiciones”.
Varias de las frases de su discurso parecen ir referidas implícitamente a la situación de Cataluña tras las pasadas elecciones y el desafío soberanista de Artur Mas. No obstante, las referencias son mucho más sutiles de lo que cabría esperar tras la contundente carta que don Juan Carlos publicó en la nueva web de la Casa del Rey el pasado 18 de septiembre y en la que advertía a los nacionalistas catalanes que no era tiempo de “perseguir quimeras”. En el mensaje de Nochebuena de don Juan Carlos de este año no hay “galgos y podencos”, como la otra vez, pero sí alusiones a las “renuncias" y al “respeto a las leyes” dirigidas a quienes, como el presidente de la Generalitat, Artur Mas, han asegurado que “ni tribunales ni constituciones” iban a parar su desafío soberanista.
Ahora, dice el Rey, “es necesario promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca. Son valores que hace más de tres décadas contribuyeron a poner en pie un nuevo marco de convivencia, el reconocimiento de nuestra pluralidad y el amparo de las diferentes lenguas, culturas e instituciones de España. Es hora de que todos miremos hacia delante y hagamos lo posible por cerrar las heridas abiertas. Será nuevamente un éxito de todos, ciudadanos e instituciones, basado en el respeto a las leyes y los cauces democráticos”.
El discurso evitó la crítica a los políticos y no citó la corrupción
Este año, por primera vez, la Casa del Rey publica el discurso de don Juan Carlos en todas las lenguas oficiales: castellano, catalán, gallego y valenciano, en la web. En el País Vasco, donde gobierna ahora Iñigo Urkullu (PNV), la televisión autonómica, ETB, emitió el mensaje del Monarca, como ya venía haciéndolo bajo el Gobierno del anterior lehendakari, Patxi López, del PSE, aunque el nuevo portavoz del ejecutivo, Josu Erkoreka, admitió que se sentirían “más cómodos” si no se hubiera difundido y achacó la decisión al director de la cadena, del equipo anterior. La televisión autonómica catalana TV3 lo emitió.
El Rey atribuyó a la crisis y al pesimismo el “desapego hacia las instituciones y la función política” y abogó por que recortes y estímulos vayan juntos. “Austeridad y crecimiento deben ser compatibles. Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable de tiempo de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada. Para que nuestra economía vuelva a crecer tenemos que poner en orden nuestras cuentas y la vez, generar estímulos para la creación de riqueza”. Y el “primer estímulo que nos sacará de esta crisis se llama confianza”.
Defiende que hay que mezclar políticas de austeridad y crecimiento
El Rey insistió en su discurso, delante de una bandera española y otra de la Unión Europea, en que España “es parte de la solución a la crisis global y debe ser protagonista en la toma de decisiones en los grandes foros internacionales”. Sobre esa idea agregó: “Con la Unión Europea tenemos que seguir trabajando para superar las visiones puramente nacionales (...) Hemos de garantizar que nada de lo conseguido juntos, ni los derechos individuales y sociales ni el bienestar económico ni el proceso de construcción política y económica puedan verse amenazados”.
“La Corona es muy consciente”, dijo el Rey, “del esfuerzo y sacrificio” que están haciendo los ciudadanos por la crisis y los recortes. Y también del de “los españoles que dejan ahora su país para conseguir mejores condiciones de vida”. “Pienso en tantas personas de todas las edades, pero muy especialmente, en muchos jóvenes que se levantan cada día con sensación de inseguridad y desánimo por la difícil situación de sus economías, la falta de trabajo y las inciertas perspectivas”.
Don Juan Carlos agradeció en ese pasaje “la actitud abnegada y leal de las familias y la solidaridad de muchas organizaciones asistenciales”. El monarca no hizo mención alguna al drama de los desahucios, a los miles de afectados por las preferentes y en general a la complicada situación financiera.
No es malo repetir, por evidente que sea, que no todo es economía”
Tampoco hubo en su discurso mención alguna a sí mismo, a la inoportuna cacería en Botsuana en abril pasado y por la que pidió perdón a los españoles en un gesto sin precedentes. Ni al momento complicado que atraviesa la monarquía en España -en noviembre suspendió por primera vez en una encuesta del CIS, que desde entonces no ha vuelto a preguntar por ella-, con uno de los miembros de la familia real, Iñaki Urdangarin, ya imputado por graves delitos de corrupción y para el que el fiscal ha pedido una fianza de cuatro millones de euros y que tiene que decidir si lo procesa en días.
“No ha sido un año horribilis, pero sí dificilisimus”, resumen en la Casa del Rey. Y todo puede complicarse más si Urdangarin es condenado. Un escenario en el que aún no quieren ponerse.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.