Un líder transitorio que acabó haciéndose con el timón

Al día siguiente de que el anterior presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, reconociera su derrota electoral y anunciara su retirada de la primera línea política, Manuel Pachi Vázquez (Carballiño, Ourense, 1954) era designado por José Blanco, a la sazón número dos del PSOE, y los barones socialistas gallegos, secretario general del PSdeG, como un cargo de transición hasta que el partido se recuperara de la derrota que acababa de sufrir. No era momento entonces de ponerse a discutir.

 Pachi Vázquez había sido un ruidoso conselleiro de Medio Ambiente en la Xunta bipartita y, antes, alcalde de su pueblo. Médico de profesión, tampoco ha escondido nunca que, previo paso a pedir el carnet socialista, coqueteó con el CDS para hacer en esa formación su carrera política. Estas circunstancias biográficas no le han facilitado una aceptación generalizada dentro de su propio partido, que ha puesto frecuentemente en entredicho su permanencia en el cargo, aceptada por el único motivo de la transitoriedad.

Pero Vázquez fue aguantando y pudo aprovechar la improvisación de una candidatura alternativa —la de la exministra Elena Espinosa— en el congreso de marzo pasado para consolidarse, por muy escasos votos, como líder socialista y ahora, gracias a la precipitación de la convocatoria de las elecciones, como candidato a presidir la Xunta, sin necesidad de pasar por elecciones primarias, como estaba previsto. Sus rivales iban a ser, previsiblemente, José Blanco y el exministro de Justicia Francisco Caamaño, que ayer mismo anunciaron la retirada definitiva de su potencial candidatura.