Las Fuerzas Armadas quieren blindar sus presupuestos

El documento Visión 2025 se quedará en papel mojado si no se acompaña de un “escenario presupuestario sólido y estable” a medio y largo plazo, según reconoce el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Fernando García Sánchez. Pero ¿cómo garantizar que habrá fondos para modernizar las Fuerzas Armadas cuando se recorta en sanidad y educación o se quita la paga de Navidad a los funcionarios?

Una de las fórmulas que se barajan es aprobar una ley que blinde la financiación de los programas de armas, más allá del debate presupuestario de cada año. Sin embargo, una ley de este tipo requeriría un pacto de Estado entre los grandes partidos, que parece muy difícil en el actual clima político, y tampoco evitaría recortes sobrevenidos, como demuestra el precedente de la ley de dotaciones para inversiones y sostenimiento de las Fuerzas Armadas, vigente a finales del pasado siglo y reiteradamente incumplida.

El plan del almirante García Sánchez plantea la necesidad de adquirir nuevos sistemas, pero no explica cómo se pagarán los 27.000 millones de euros a los que asciende la factura de los grandes programas de armas ya contratados.

El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, propuso ayer en Santander renegociar con las industrias afectadas el aplazamiento de algunos programas, e incluso la cancelación de otros, a cambio de “oportunidades futuras”. Se trata de revisar compromisos ya adquiridos para abrir huecos que permitan nuevas contrataciones.

Defensa ha salido relativamente bien librada del acuerdo de no disponibilidad aprobado por el Consejo de Ministros el pasado viernes, que le ha restado 20,68 millones, frente a los 156,8 de Fomento, pero tiene un agujero de 1.782 millones, correspondiente a pagos que debe afrontar este año y para los que carece de presupuesto.