Un fallo en un fluorescente causó el incendio en el centro comercial de Catar
En el accidente en el centro comercial de Doha murieron 13 niños, cuatro de ellos españoles La guardería no tenía licencia y sus condiciones de seguridad eran "insuficientes"
Un fallo eléctrico en un fluorescente de la tienda de deportes contigua a la guardería. Ese fue el origen del incendio en el centro comercial de Doha (Catar) el pasado 29 de mayo en el que murieron 19 personas, entre ellas cuatro niños españoles, según los investigadores citados por la agencia oficial de noticias catarí. El incendio no fue premeditado, según esas mismas fuentes, y se inició por el "cableado defectuoso" del fluorescente, que ardió rápidamente. La guardería en la que estaban los niños fallecidos no tenía licencia y tampoco cumplía con las condiciones de seguridad.
El informe de la investigación sobre el incendio explica también que las fuerzas de seguridad llegaron al centro comercial tres minutos después de haber sido alertados del fuego, pero no descubrieron hasta media hora más tarde que había niños atrapados en el interior de la guardería. Los fallecidos fueron 13 niños, dos bomberos y cuatro maestros. Los investigadores critican además la "falta de respuesta" del personal de seguridad del centro comercial, así como de los trabajadores de la tienda donde se inició el fuego. El centro carecía de planes para "prevenir, contener o al menos reducir los efectos de tal incidente".
Los menores españoles fallecidos son tres hermanos: Almudena (8 años), Camilo (5) y Alfonso (2). El cuarto hijo de Camilo Travesedo Juliá —jefe de obra de la constructora OHL— y de su esposa, Elena Fernández Casadevante, un bebé, se salvó porque no estaba en la guardería. La niña de siete años fallecida era originaria de Campo de Criptana (Ciudad Real) e hija de Santiago Vela.
El emirato, que tiene 1,8 millones de habitantes, la mayoría de ellos trabajadores extranjeros, ha anunciado inversiones públicas por valor de 95.000 millones de dólares durante los próximos cinco años. La rapidez con que se construyen las infraestructuras y la competencia por la espectacularidad que se ha establecido entre los países de la región hacen temer que puedan olvidarse aspectos efectistas como las medidas de seguridad.
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