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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Contratiempos para la izquierda ‘abertzale’

La izquierda 'abertzale', que se autoadjudicó el logro del cese de la violencia, ha fracasado en su intento de que los presos asuman la legalidad penitenciaria

Luis R. Aizpeolea

Todos los movimientos que se están produciendo en Euskadi hay que leerlos en clave electoral ante la cercanía de unas elecciones autonómicas decisivas, incluido lo sucedido en la gestión del final de ETA. La izquierda abertzale, que se autoadjudicó el logro del cese definitivo de la violencia, ha fracasado en su intento de conseguir que los presos de la banda asuman la legalidad penitenciaria para facilitar su salida de prisión.

Le ha ganado la batalla el sector más duro, una amalgama de abogados radicales y miembros de las gestoras pro-amnistía, que han impedido que los presos etarras, tras un debate de varios meses, asuman la legalidad penitenciaria, como denuncia una carta de los presos reinsertados de Nanclares. Los duros han demostrado que mantienen el control del colectivo de reclusos, un serio contratiempo para los abertzales.

Sin embargo, la izquierda independentista pretende darle la vuelta a la situación y, en vez de dirigir sus críticas contra el sector duro, pergeña una campaña electoral victimista, utilizando a los presos de ETA contra el Gobierno. Para ello cuenta con un arma política adicional como fue la torpe decisión del Supremo de mantener en prisión a su líder, Arnaldo Otegi, sobre el que la mayoría de la población vasca considera que debe estar en libertad, tras haber defendido desde 2007 el rechazo a la violencia.

La izquierda abertzale, aunque no cejará en su empeño a largo plazo, hace ya algún tiempo que daba por perdida la batalla de los reclusos a corto plazo. Su esperanza estaba puesta en la legalización de su partido, Sortu. Pero esa estrategia se ha topado con un contratiempo inesperado: el aplazamiento por el Tribunal Constitucional de esa decisión, con la excusa de que el tribunal debe ser antes renovado. No está, por tanto, nada claro que sea legal antes de las elecciones vascas en 2013.

La consecuencia para los abertzales es que no controlarán la coalición soberanista Euskal Herria Bildu, la marca con la que pretende competir en las elecciones vascas, como hizo con Bildu en las municipales y Amaiur en las generales. Y no la podrá controlar al depender de sus socios —Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba— para poder presentarse a esas elecciones de forma legal.

Tampoco es menor el problema del desgaste por su gestión en Gipuzkoa, cuya Diputación gobierna desde mayo de 2011. Ante esta cadena de contratiempos, la izquierda abertzale arreciará la campaña victimista según se acerquen los comicios. Su discurso consistirá en que ella logró el cese definitivo de ETA, mientras el Gobierno, con el silencio de los demás partidos, no facilita la consolidación del final por su inmovilismo con los presos. Al Gobierno y los partidos les corresponde responder de forma inteligente activando el plan de reinserción.

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