Decepción
La aceptación del final del terrorismo por los presos de ETA es una obviedad tras el 20 de octubre
La aceptación del colectivo de presos de ETA del final del terrorismo hubiera sido en otros tiempos una gran noticia. Pero siete meses después de que la propia dirección de ETA anunciara el cese definitivo de su actividad terrorista no deja de ser una obviedad por mucho que el colectivo de presos históricamente haya representado al sector más duro de todo el conglomerado etarra.
Si se tiene en cuenta que esta es la conclusión más importante del debate interno que han mantenido los presos de ETA desde el otoño, la valoración no es otra que la decepción. Resulta harto insuficiente que la resolución se limite a anunciar “nuevos pasos”.
Los acontecimientos van muy rápido y lo que espera la sociedad vasca de los presos de ETA -tal y como avalan todas las encuestas- es que asuman de una vez por todas la reinserción individual de modo explícito y con ella el reconocimiento del daño causado sin ambigüedades tal y como marca la ley.
La izquierda abertzale, más pegada a la realidad, sobre todo desde que regresó a las instituciones, viene pidiendo a los presos de ETA, desde hace meses que asuman la legalidad –esto es la vía de reinserción individual- de forma explícita.
Aunque la resolución abre la puerta a que estos pasos los vaya a dar el colectivo en el futuro, esto no es lo que ha sucedido hoy, pese a las expectativas levantadas en torno al acto de Gernika. Evidentemente, el colectivo de presos no ha dado el paso para avanzar hacia una solución porque hay diferencias entre sus componentes. No todo el colectivo está dispuesto a asumir la legalidad penitenciaria y la mayoría ha decidido no explicitar el compromiso con la reinserción individual para evitar la ruptura. Han seguido el lema de que aunque “vayamos más despacio, vayamos todos juntos”.
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