Griñán busca el voto sin la compañía de los líderes históricos del PSOE

Cuando faltan nueve días para conocer lo que van a votar los andaluces el 25 de marzo, el socialista José Antonio Griñán está afrontando solo, sin ayuda externa, su primera campaña como candidato a la presidencia de la Junta. Griñán ya se subió a una caravana electoral, pero hace algunos años y no como líder. Fue en 1990, en la primera de las seis elecciones que ganó su antecesor, Manuel Chaves. Era uno de sus asesores.

El diseño de la campaña electoral socialista prescinde de sus referentes históricos y más concretamente de los Beatles, como denominó el líder federal del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Felipe González y Alfonso Guerra, en el mitin central de las elecciones generales en Andalucía. “Claro que recurro a ellos. ¿A alguno de vosotros se le ocurriría no hacerlo? Faltaría más”, explicó entonces el candidato a la presidencia del Gobierno.

Una campaña andaluza sin González ni Guerra es una campaña, pero no andaluza; es un hecho extraño, anómalo. En otras ocasiones, al coincidir las elecciones al Parlamento andaluz con las generales, la agenda de los dos políticos sevillanos estaba condicionada por su participación en otras zonas de España. No es el caso ahora.

La dirección regional del PSOE no ha previsto ningún acto conjunto ni un macromitin —salvo el de cierre— como el que se celebró en las elecciones generales en Dos Hermanas, el santuario electoral de los socialistas andaluces, donde aprovechan para mostrar su fortaleza.

La campaña de Griñán se ha programado sin grandes escenarios. Se ha preferido el mitin exprés y los contactos sectoriales con turnos de preguntas, donde el aspirante socialista se encuentra muy cómodo.

González ha estado de viaje en América Latina y solo tiene previsto intervenir en el mitin de cierre en Sevilla y el día anterior en Málaga. Guerra lo hizo este viernes en Antequera. Tampoco está prevista una foto conjunta de Griñán con los que han sido sus antecesores, Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla y Manuel Chaves. Los tres juntos suman 27 años de presidencia socialista de la Junta de Andalucía. Por casualidad, Escuredo coincidió en Almería con Griñán —acudió a la entrega de un premio a su esposa, Ana María Ruiz-Tagle—, y este aprovechó para invitarlo al atril. “Hace 30 años lo teníamos peor: más paro, más analfabetos. Nos cogimos de la mano y lo logramos: no pasarán. ¡Ni un paso atrás, por nuestros muertos!”, clamó Escuredo.

La presencia de Chaves, sobre todo en la provincia de Cádiz, no obedece a una agenda regional, sino a peticiones de los comités electorales locales. A De la Borbolla tampoco le han ofrecido participar. Griñán, que calificó de “envejecida y masculinizada” la campaña de Rubalcaba, solo va a coincidir con este en el mitin final de Sevilla. El candidato ha explicado esta circunstancia diciendo que prefiere que las “voces” del PSOE estén en muchas partes.

Pero desde algunos sectores del PSOE no se entiende esta decisión: “¿Quiénes mejor que los que han cambiado esta tierra para defender los 30 años de gobiernos socialistas?”, se pregunta un dirigente. Ahora no es el momento para la crítica en el PSOE. Ya llegará si las encuestas aciertan y Arenas es presidente y los socialistas, oposición.

El candidato popular, al contrario de su rival, sí coincide con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Cuando llegue el 25-M, lo habrá hecho en cinco ocasiones. Otra cosa son los ministros. Estos no traen promesas y pueden meter la pata. Y Javier Arenas solo quiere oír las malas noticias a partir del 26 de marzo. El popular prometió este viernes recortar de 56 a 36 el número de miembros en cinco órganos de extracción parlamentaria.