"Mi titulación tiene pocas salidas; no sé que será de mi futuro ahora"
"Estuve viviendo de prestado en casa de una amiga, e incluso de 'okupa' momentáneamente, hasta que decidí tocar a las puertas de los servicios sociales"
Me llamo Julián, tengo 26 años y soy canario. Actualmente vivo en Tenerife, desde hace seis años y medio, pues soy de otra isla. A los 18 me marché de casa sin tener prácticamente experiencia laboral, y sin haber terminado el bachillerato.
Sin rumbo, con ganas de trabajar en lo que fuese y con una pensión de orfandad debida a la muerte de mi padre años atrás conseguí echar raíces fuera del tiesto. En todos estos años, he sido asalariado, pensionista, becario. He tenido varios contratos precarios, he trabajado a jornada parcial, a jornada completa, sin cobrar horas extra… Mientras tanto he sobrevivido como he podido en una docena de pisos compartidos, la mayoría de las ocasiones soportando alquileres abusivos, o compañeros de pisos conflictivos. Mi madre siempre ha tenido problemas económicos y cobra una pensión de viudedad. Apenas puede llegar a final de mes, pues arrastra varias deudas y mis dos hermanos son ni nis. El resto de mi familia, apenas ha podido ayudarme económicamente.
Todos estos años, he sobrevivido a duras penas. Al principio pude sostenerme gracias a que cobraba la pensión de orfandad hasta los 22 años, e iba encadenando varios contratos temporales sin cualificación, como cajero o reponedor. Durante varios años no pude permitirme grandes gastos ni estudiar, debido a la falta de apoyo económico y a la inestabilidad en general. En el 2007, decidí dar un pequeño paso, y pensé que sería buena idea retomar los estudios. Así, entre ese año y finales de 2008 cursé el Ciclo de Grado Medio de Comercio mientras cobraba la prestación por desempleo, la cual duró prácticamente lo mismo que el ciclo.
Pensé que tendría una buena salida laboral con esa titulación, pero no fue así. Mi situación económica comenzó a declinar peligrosamente, pues mis ahorros se acababan y a pesar de mis esfuerzos, no conseguía empleo. A final de ese año, tuve que volver a casa de mi madre, sin dinero y sin un futuro claro a la vista. Cuando regresé de nuevo a Tenerife comenzó la peor etapa, posiblemente. Estuve viviendo de prestado en casa de una amiga, e incluso de okupa momentáneamente, hasta que decidí tocar a las puertas de los servicios sociales. Durante la mayor parte del 2009, estuve viviendo en un local gracias a un alquiler subvencionado por el Ayuntamiento y a la solidaridad de una orden religiosa. He de agradecer la puntual ayuda que recibía de varios amigos y personas con las que había tenido poco trato hasta entonces.
Nunca desfallecí en mi empeño de encontrar un trabajo mínimamente digno, pero conforme pasaba el tiempo, mis esperanzas iban debilitándose. Gracias a una pareja que tuve en ese entonces pude sobrevivir —y por qué no decirlo, a los pequeños hurtos en los supermercados ya que en ciertas ocasiones tenía muy poco que comer. Tuve cinco entrevistas durante ese tiempo, pero en ninguna empresa logré trabajar; la mayoría de los puestos; sin cualificar, a jornada parcial y con salarios irrisorios. Era cuando la crisis empezó a galopar como un caballo a la carrera.
A finales de 2009, tuve que volver por segunda vez a mi casa e inmediatamente la situación dio un giro. Por primera vez en mucho tiempo obtuve ingresos que me permitieron avanzar y pensar mejor en el futuro. Cobré una indemnización por un accidente de tráfico que había sufrido y, al mismo tiempo, una pequeña cantidad de dinero por la venta de un terreno de mis abuelos, y que por herencia me pertenecía. Pude volver a Tenerife y tuve la suerte de que me llamaron de una empresa en la que había trabajado años atrás como mozo y auxiliar. Aunque solo fueron cuatro meses, para sustituir a trabajadores que se encontraban de baja. También aproveché para sacarme el carnet de conducir, y decidí realizar la prueba de acceso a Grado Superior. La aprobé y en 2010 comencé el ciclo de Animación Sociocultural, el cual estoy a punto de acabar.
Sinceramente, estoy desilusionado, pues hace tiempo que me di cuenta de que este ciclo en concreto tiene pocas salidas, y no sé qué será de mi futuro ahora. Hace escasos días, terminé de trabajar en la última empresa en la que estuve empleado, esta vez también ha sido de manera temporal, durante las rebajas, a jornada parcial por 537 euros al mes. En todo el tiempo anterior, no conseguí que me llamasen de ninguna parte para poder ganar algo de dinero con el que apoyar mis estudios.
Suerte que el pasado año cobré la beca del ministerio, algo que este año está en suspense, pues la nueva normativa del gobierno ha hecho que estas subvenciones se encuentren paralizadas y en revisión. Los recortes están poniendo en jaque el sistema educativo, y los jóvenes nos vemos forzados a buscar desesperadamente alternativas.
Llevo varios meses viviendo con mi pareja en un estudio de alquiler que nos cuesta 420 euros al mes, gastos aparte. Él estudia una carrera y sus padres le mantienen, pero yo tengo que salir adelante solo, sin apoyo económico familiar, tratando de ahorrar, acabar mis estudios y pensando en reciclarme, formarme lo que pueda y en buscar trabajo de lo que sea. Temo que si al acabar este año no he encontrado trabajo y no recibo la beca por mis estudios, en 2013 no podré seguir pagando el alquiler. Y los ahorros menguan, lentamente, mientras la situación en todos los órdenes en nuestro país, se nos torna cada vez más oscura.
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