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Todo o nada en el PSM

Gómez aspira a la reelección como secretario general frente a Sánchez Acera en un congreso que se prevé reñido. El candidato afronta su quinto test

José Marcos
Rubalcaba saluda a Pilar Sánchez Acera, candidata a la secretaría general del PSM
Rubalcaba saluda a Pilar Sánchez Acera, candidata a la secretaría general del PSMEFE

Un mes después de vencer a Carme Chacón por 22 votos de diferencia en el Congreso Federal de Sevilla, Alfredo Pérez Rubalcaba afronta en Madrid su primera prueba de fuego desde su nombramiento como secretario general del PSOE. Las consecuencias de la continuidad de Tomás Gómez al frente del PSM o la renovación que implica la candidatura de Pilar Sánchez Acera, rubalcabista y militante madrileña de toda la vida, no se limitan a una cuestión interna en clave regional. Afectarán al PSOE en su conjunto. La reelección de Gómez supondría una voz discrepante y autónoma a apenas dos kilómetros de Ferraz. La victoria de la exdiputada regional supondría un periodo de calma para Rubalcaba frente a los desencuentros del secretario general con la Ejecutiva Federal -tras ser aupado por ella-, como sucedió con las primarias de 2010 en las que ganó a la candidata de Zapatero, Trinidad Jiménez, tras negarse a retirarse. O cuando se decantó por Chacón en detrimento de Rubalcaba.

Invicto cada vez que le han examinado los militantes madrileños, Gómez afronta su quinto test -lleva dos congresos (2007 y 2008), las primarias de 2010 y el reciente congresillo de enero- desde su nombramiento en 2007 como secretario general del PSM en su momento de mayor debilidad. Con muchos enemigos en los armarios que le reprochan su "gestión de hiperlíder", su única salida es la reelección. Lo atestiguan el descenso notable en el porcentaje de votaciones internas a su favor. En cinco años ha pasado de rozar el pleno a un magro 55% en las listas que se compusieron en apoyo de Chacón, la opción que salió ligeramente mayoritaria en la Comunidad, o Rubalcaba. De apariencia frágil pero de carácter firme, Sánchez Acera se posicionó a favor del secretario general del PSOE al ir de segunda en la lista que encabezaba Jaime Lissavetzky.

Fuera de la política desde hace casi seis meses -Gómez no la incluyó en la lista a la Asamblea tras las últimas elecciones autonómicas y municipales, en las que el PSM fue doblado en votos por el PP (1,5 millón de papeletas frente a 750.000)-, los puntos fuertes de la aspirante son un discurso coherente, sin estridencias y que apuesta por un proyecto compartido. Además de ser mujer -valor que no ha explotado- no despierta recelos en las filas más moderadas de los tomasistas. Empleada de banca, Sánchez Acera se ha pedido dos semanas de vacaciones en su puesto de trabajo para encabezar el ideario que aglutina a los rubalcabistas de la región. La estrategia de su rival se ha basado en ignorarla durante la campaña.

Con un concepto menos local de la política y más paneuropeo, Gómez ha abierto la mano a la reconciliación en un PSM acostumbrado a las luchas intestinas. "Quiero un partido unido, y eso no es un partido unánime. Sería un partido muerto", afirmó anoche Gómez, que argumenta como un problema general de los socialistas las cinco elecciones que el partido ha perdido en la región desde que lo gobierna: dos generales de 2008 y 2011, unas municipales, unas autonómicas y unas europeas. En su alocución ante los 979 delegados presentes (de 993 posibles), Gómez hizo autocrítica -"en mayo perdimos entre un cuarto y quinto del electorado, y en noviembre un tercio. Estamos en mínimos históricos"- pero recordó los socialistas no ganan en Madrid en unas elecciones generales desde 1986, unas autonómicas y municipales desde 1991 y unas europeas desde 1994.

Las fuerzas están tan igualadas -las votaciones de agrupaciones dejaron un 55% de delegados favorable a Gómez, que también cuenta con el respaldo del aparato madrileño- que los dos bandos cuidan hasta el último detalle. La candidatura de Sánchez Acera denunció que, al igual de como se hizo en el Congreso Federal de Sevilla, se vote obligatoriamente en cabina y que los sobres estén únicamente dentro de los habitáculos para garantizar la privacidad del voto precisamente en un escnario donde todos se conocen. La organización del PSM entiende que tiene que ser opcional, lo que a entender de la aspirante señalaría a sus votantes. Anoche, la candidatura de Sánchez Acera criticaba que también se planteaba que se votase por agrupaciones en vez de por orden alfabético -"facilitaría el marcaje a los delegados"-. Tampoco veían con buenos ojos voluntarios del PSM, y no trabajadores del partido, hagan el recuento de votos.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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