José Luis Milá, el conde que amaba los aviones
El abogado y piloto de guerra fue consejero del padre del Rey
Hombre afable y sencillo, dentro de que era todo un señor, José Luis Milá combinaba el ser conde con haber sido piloto de aeroplanos de combate, una conjunción indudablemente romántica que nos remite a otros aristócratas voladores como Von Richthofen, Constantin Cantacuzino o Lászlo Almásy.
El antiguo piloto de guerra y abogado, José Luis Milá Sagnier, segundo conde de Montseny, falleció ayer plácidamente mientras dormía en su domicilio en Esplugues de Llobregat (Barcelona) a los 93 años. Era el padre de los periodistas Mercedes y Lorenzo Milá, y hermano del arquitecto Alfons Milá, fallecido en 2009.
José Luis Milá (Barcelona, 1918) fue el mayor de los nueve hijos de José María Milá y Camps (1926-1955) al que Alfonso XIII concedió el título de conde de Montseny por su fomento de la industria catalana y que ocupó el cargo de presidente de la Diputación de Barcelona en 1939. José Luis Milá fue miembro del consejo privado de don Juan de Borbón, el padre del rey Juan Carlos.
Durante la República, la familia, cuyo piso en la plaza de Sant Jaume (donde luego José Luis Milá tuvo su despacho de abogado) fue asaltado, como decía él, por “las turbas” —arrojaron los muebles por la ventana, incluido el piano de cola—, hubo de exiliarse a París por sus conexiones monárquicas. José Luis Milá optó por alistarse en el bando sublevado y como otros miembros de la burguesía catalana se enroló en el Tercio de Montserrat. Luchó como cabo, con 19 años, en la batalla del Ebro y vivió episodios muy cruentos. Su hijo José María recordaba ayer cómo, a pesar de hacer la guerra en el bando vencedor, nunca la glorificó y siempre hablaba de ella como “una barbaridad en la que no habría que caer nunca más”. Durante la guerra, en la que resultó herido, tuvo la oportunidad de volar por primera vez subiéndose como insólito pasajero en un trimotor Saboya italiano que se dirigía a bombardear un puente en Bilbao. “Fue una insensatez”, recordaba de su acción.
Estaba muy orgulloso de sus hijos periodistas, Lorenzo y Mercedes
Al acabar la guerra y con el gusanillo de la aviación dentro, hizo los cursos pertinentes y consiguió convertirse en piloto de caza. Volar se convirtió en una de las grandes pasiones de su vida. Pilotó los rápidos y letales Messerschmitt Bf-109 alemanes, los mejores cazas de su tiempo y de los que cantaba maravillas muchos años después, al recordarlos. “Era el fórmula 1 del aire”, suspiraba. Pese al progresivo deterioro de su memoria en los últimos tiempos, Milá no dejaba de evocar sus años de piloto y de emocionarse con las fotos y maquetas de sus cazas. De hecho, ayer sus hijos introdujeron en su ataúd el pequeño modelo de un Messerschmitt que atesoraba su padre.
Durante el franquismo y a pesar de su pasado militar, Milá se involucró en algunas actividades críticas contra el régimen y recibió una condena de cárcel, pero no llegó a cumplirla dadas sus conexiones y su rango. Deportista —gran esquiador y piloto de motocicletas, hombre de Impala—, José Luis Milá estaba muy orgulloso de sus dos hijos televisivos. Casado con Mercedes Mencos, era padre de seis hijos.
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