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Urdangarin y Matas, sin apoyos entre los encausados de su entorno

Los asesores del duque de Palma han realizado una maniobra de alejamiento El duque estaba convencido de que su socio “le estaba robando" Torres afirmó que el yerno del Rey “no trabajaba”, solo quería cobrar

Periodistas aguardan la llegada de Urdangarin a la casa familiar en Vitoria.
Periodistas aguardan la llegada de Urdangarin a la casa familiar en Vitoria.L. RICO

Iñaki Urdangarin afrontará su comparecencia como imputado ante el juez del caso Palma Arena sin que conste en el sumario ningún apoyo directo. Las declaraciones de distintos testigos e imputados, en el ámbito de sus empresas de la trama Nóos y en el del exGobierno de Baleares, le son desfavorables. Con el yerno del Rey —y su socio Diego Torres—, el ex presidente Jaume Matas aparece señalado en la cúpula de las decisiones bajo sospecha judicial.

Los antiguos socios y asesores en Nóos del Duque de Palma han efectuado una aparente maniobra de alejamiento o de descarga de responsabilidades. Parecida postura han mantenido ante el juez o el fiscal los excolaboradores de Matas, que le ubican en el meollo de todos los asuntos junto a Urdangarin. El aislamiento se puede apreciar en el sumario.

Una ex empleada de Nóos, Naroa Marcos, ha desvelado que su firma fue falsificada en un concurso que se amañó con el Gobierno de Matas, según el fiscal. Urdangarin y su socio Torres quedan aludidos en este episodio por otro protagonista, su exejecutivo Juan Pablo Molinero. El duque firmó otra de las propuestas del concurso manipulado, a través de su empresa Aizoon, compartida con su esposa la infanta Cristina.

Al menos cuatro ex altos cargos del Gobierno, que conocieron las adjudicaciones a Urdangarin y su socio, han señalado que la responsabilidad decisiva fue de Jaume Matas. Han dicho que el ex director general de Deportes José Luis Pepote Ballester fue su ejecutor, el amigo de Urdangarin y hombre de confianza de Matas. Ballester efectuó una confesión, pactada, ante el juez y el fiscal con beneficios penales que perjudica a aquellos.

Antes que Pepote, declararon en línea de cooperación con el fiscal Juan Carlos Alía, exgerente del Instituto Balear de Turismo; Gonzalo Bernal, exdirector de la Fundación Illesport; Dulce Linares, exsecretaria de Presidencia; Javier Cases, exsecretario de Turismo, y Miguel Ángel Bonet, exasesor. Unos asistieron a reuniones clave y otros no negaron las supuestas irregularidades.

Ballester construyó el relato ante el juez para imputar al duque y situarse en su rol de mero delegado. Declaró que Urdangarin pactó con el entonces presidente gestionar los dos Fórum Illes Balears, por 2,3 millones; medió en la compraventa del equipo Illes Balears por 18 millones y fijó su tarifa, 300.000 euros. En la causa consta que el duque de Palma logró el patrocinio de Sa Nostra con el amparo del Gobierno.

En las sedes de Barcelona de Nóos, el complejo grupo que alzó el yerno del Rey —entre 2004 y 2006, directamente, y después, en la sombra— se han hallado indicios documentales de sus operaciones millonarias y de supuesta evasión de fondos. Excolaboradores del duque han identificado ante el fiscal el rastro de las actividades económicas en clave de Iñaki Urdangarin (IU) o su papel de “gestor” retribuido y su peso en la toma de decisiones. Dos testigos desmontan la justificación de gastos en los eventos de Palma.

Urdangarin y Pepote no se hablan ya. El duque llamó hasta ocho veces a su amigo para reclamarle un pago pendiente de 400.000 euros. “Me enfadé con él”, dijo Pepote. Fue en 2007 y ello marca el período de actividad del duque en Nóos pese al veto del Rey en 2006. Otra pelea la desveló Miguel Zorío de Lobby Comunicación, que facturó 600.000 euros con Nóos en el Summit de Valencia. Zorío pasó de testigo a imputado y dijo que Urdangarin “había detectado que Diego Torres le estaba robando”. En la causa, Torres replicó que el duque “no trabajaba”, que solo quería cobrar los dividendos. Los dos cerebros de Nóos están enfrentados.

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