Cómo habría quedado el Congreso con otra ley electoral
IU y UPyD, entre otros, piden insistentemente un cambio de la ley electoral ¿Cómo sería la Cámara baja si les hiciéramos caso?
Frecuentemente los partidos minoritarios se quejan del sistema electoral español y ponen el grito en el cielo contra Victor d’Hondt, el jurista y matemático belga que inventó un sistema para repartir los escaños de una cámara representativa que favorece a las fuerzas mayoritarias. La conocida como ley d’Hondt es la que hace que, por ejemplo, el PP tenga más de la mitad de los escaños del Congreso (concretamente, un 53,14%) habiendo obtenido el 44,62% de los sufragios o que el PSOE tenga un 31,42% de los diputados habiendo obtenido un 28,73% del voto. La sobrerrepresentación de estas formaciones se obtiene a costa de otras más pequeñas como IU, que con un 6,92% del voto solo tendrá en la X legislatura el 3,14% de los diputados.
Por eso, los partidos que se sienten perjudicados hace ya tiempo que han vuelto la espalda a Víctor d’Hondt para abrazar, al otro lado del canal de la Mancha, a Thomas Hare, un jurista y legislador inglés que inventó un reparto de escaños más proporcional y que, por cierto, también ideó un sistema con listas abiertas, aunque ese es otro debate. Sin embargo, no todo es cuestión de elegir entre el jurista belga o el inglés. En la configuración final del Congreso también influye si hay o no porcentaje mínimo de votos requeridos para entrar (lo que no se contempla en ninguno de los tres ejemplos a continuación) y el tamaño de la circunscripción que se elige.
De las formaciones que el pasado 20-N lograron entrar en el Congreso, cuatro proponían en sus programas una reforma de la LOREG (Ley Orgánica de Régimen Electoral General) con cierto nivel de detalle. Se trata de Izquierda Unida, Unión Progreso y Democracia, la coalición Compromís y el Bloque Nacionalista Galego (cuya propuesta se recoge a grandes rasgos con la de Compromís). ¿Cómo sería el Congreso según ellos?
IU: Lara sería el único que podría dar en solitario la gobernabilidad
La formación que lidera Cayo Lara es tradicionalmente la voz que más se ha escuchado en contra de la ley electoral. Aunque en otro tiempo defendieron la adopción del método de Sainte-Languë (un francés que propuso una modificación en el sistema d’Hondt para no penalizar tanto a los menos votados), a finales de 2010 propuso una reforma que apostaba por el sistema Hare. En esa reforma también se dejaba para más adelante, a causa de la crisis, la ampliación del Congreso a 400 diputados y se proponía estudiar, porque requeriría una modificación constitucional, un cambio de las circunscripciones o la creación de un colegio nacional de restos que sumara los votos inútiles de todas las circunscripciones para la asignación de los últimos 50 diputados.
Lo que sí se contemplaba era una nueva distribución de los escaños por provincias, de manera que cada una disponía inicialmente de un solo diputado (más uno para Ceuta y otro para Melilla) y los 298 restantes se asignaban proporcionalmente a la población. Así pues, el gráfico muestra el resultado de una sistema con circunscripción provincial ajustada a población y con 350 diputados repartidos por un sistema de proporcionalidad directa.
El resultado más evidente (como en los otros dos ejemplos) es que el PP no tendría mayoría absoluta. En este caso, IU sería la única fuerza que valdría a Mariano Rajoy para un pacto en solitario, aunque podría buscar también una fórmula similar a la de Aznar en el 96 y pactar con CiU y PNV. Cualquier combinación que le diera 17 escaños le valdría, como por ejemplo la suma de los 14 diputados de UPyD y los 3 de Coalición Canaria. Respecto al Congreso real, destaca en la simulación que las fuerzas nacionalistas o regionalistas tendrían en general más fuerza (aunque Amaiur bajaría un diputado) y que Equo, con sus socios Compromís en Valencia y el PSM en Baleares, tendría hasta tres diputados (uno en cada una de esas circunscripciones y un tercero en Madrid). También entrarían el Partido Regionalista Cántabro, la xenófoba Plataforma per Catalunya y habría un escaño vacío, porque la candidatura de Escons en blanc (escaños en blanco) sacaría un acta por Barcelona.
UPyD: Un Congreso más grande... y una posible alianza del PP con Díez
Aunque UPyD llevaba en su programa numerosas propuestas para reducir los costes de la Administración, apostaba, por contra, por una ampliación del Congreso a 400 diputados, algo que permite la Constitución, para hacerlo más representativo. Proponía también, la “sustitución de la fórmula electoral D’Hondt por otra fórmula electoral más proporcional, como la fórmula Hare”. Además, 200 de los diputados se eligen en circunscripción única para toda España. Con los 200 restantes, se asigna inicialmente uno a cada provincia o ciudad autónoma y el resto se reparte proporcionalmente a la población.
Con el modelo que propone el partido de Rosa Díez, el PP sacaría un escaño más que ahora, 187, pero no obtendría mayoría absoluta porque esta estaría situada en 201 diputados. A diferencia de lo que pasaba con el modelo de IU, Rajoy tendría más opciones para gobernar pactando con un solo partido y podría elegir también a CiU o, como demandaba durante la campaña Mario Vargas Llosa en este periódico, a UPyD. Extrañamente alguna fuerza perdería escaños respecto al reparto actual, ya que se dispondría de 50 asientos más, aunque curiosamente Amaiur sí perdería uno.
El efecto de la circunscripción única se notaría con la entrada de algunos partidos que se presentan en muchas provincias como Equo -que sacaría tres diputados, además de otros dos dentro de la coalición Compromís y un sexto en su alianza con el PSM- el Partido contra el Maltrato Animal (PACMA) o Por un mundo más justo (PUM+J). Además, el hecho de repartir ciertos escaños en circunscripción nacional hace que los partidos minoritarios de las provincias más pobladas puedan verse beneficiados en el doble reparto de restos (primero en circunscripción provincial y luego en nacional). Sería el caso de Plataforma per Catalunya, que tendría dos diputados (uno por Barcelona y otro por el conjunto de España) o del Partido Andalucista, que entraría en el Congreso porque no logra suficiente apoyo en ninguna provincia andaluza, pero suma 76.852 votos entre las ocho. De nuevo habría un sitio vacío, que en esta ocasión no saldría de la circunscripción de Barcelona (porque esta repartiría menos), sino de la suma de los votos en toda España a la candidatura de Escaños en blanco.
Compromís y BNG: La circunscripción autonómica
Aunque también lo sugerían otras fuerzas, quienes más claramente apostaban en su programa por suprimir la circunscripción provincial para hacerla autonómica eran la coalición nacionalista-verde Compromís y el BNG. Este último pedía la adopción de un método proporcional de reparto, sin citar específicamente el de Hare, y no señalaba nada sobre la adaptación del reparto de escaños a la población. Así, para este tercer modelo, se ha empleado la propuesta, más detallada, de Compromís. La coalición valenciana, con una iniciativa que llamó Referèndum Baldoví (por su cabeza de lista y diputado electo el pasado domingo, Joan Baldoví), redimensionaba el reparto de escaños entre las comunidades autónomas -con base en los 350 actuales, como se ha hecho la simulación, aunque proponía una posible ampliación a 400)-. Además, las comunidades se convertían en circunscripciones para un reparto basado en el cociente de Hare.
Esta propuesta es la que mas lejos dejaría al PP de la mayoría absoluta (necesitaría 18 diputados) y la que más favorecería a IU (27 diputados) y a UPyD (con 15, como en su propuesta, pero sobre un total de 350 aquí). Por contra, el PSOE se hundiría hasta los 101. Entre las fuerzas nacionalistas, se verían beneficiadas aquellas que pertenecen a comunidades más pobladas o a las que no logran diputados en algunas de las actuales circunscripciones provinciales porque son minoritarios en las mismas (ERC, BNG y Compromís ganarían un diputado, y el Partido Andalucista entraría). Por contra, los nacionalistas vascos verían mermada su representación porque el País Vasco repartiría menos escaños (Amaiur bajaría de los siete que tiene a cinco, y el PNV de cinco a cuatro).
Como en los otros modelos, estarían en el Congreso con un diputado (que ahora no tienen) el Partido Regionalista Cántabro, la Plataforma per Catalunya, Escons en blanc y la alianza del PSM con Equo. El partido ecologista por cierto, tendría otros dos diputados y podría unir sus fuerzas en la Cámara Baja con PACMA, a quien favorecerían mucho los restos de la comunidades más grandes (es sexta fuerza en Madrid y la Comunidad Valenciana) y obtendría una sobrerrepresentación de tres diputados (el 0,85% de los que tiene la Cámara, frente al 0,41% de votos que ha obtenido en toda España).
El método de Hare
Según el cociente Hare, si hay X votos para repartir entre y diputados, se divide la primera cifra entre la segunda. Es decir, se dice cuántos votos vale cada diputado. Luego ese resultado hará de divisor del número total de votos que tenga cada formación y el resultado será el número de diputados que se le asignen. Como siempre quedarán algunos escaños vacíos (porque la división raramente será exacta y se coge solo el número entero), los últimos se suelen asignar con el método del resto mayor. Este consiste en que si, por ejemplo, tras hacer las divisiones faltan tres escaños por repartir, se observan los restos -es decir, el número de votos que no hayan servido a cada partido para obtener su siguiente escaño (o el primero, si es que no han obtenido ninguno)- y se dan los tres escaños restantes a las tres cifras más altas.
Aunque con el cociente de Hare el reparto se ajusta más a la proporción de los votos, la asignación de los últimos escaños hace que, al contrario que con la ley d’Hondt, formaciones muy minoritarias puedan lograr un acta de diputado si tienen suerte con los restos.
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