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Una campaña gélida

Solo los trasvases y los impagos a proveedores se han colado en la agenda de los partidos, pendientes de la crisis y los sondeos

Esteban González Pons, Mariano Rajoy y Alberto Fabra, en la plaza de toros de Valencia.
Esteban González Pons, Mariano Rajoy y Alberto Fabra, en la plaza de toros de Valencia. JORDI VICENT

Hoy los valencianos están convocados a las urnas para elegir a sus diputados y senadores. Ello se produce tras una campaña electoral con pocos rasgos distintivos y con los partidos pendientes de la crisis económica y los sondeos. A continuación se detallan los elementos principales que han marcado la actividad partidaria enmarcada en la evolución del paro y de la prima de riesgo.

Un PP de perfil bajo.

El PP ha enfriado la campaña electoral con actos de perfil bajo. Los populares han estado más pendientes de no cometer errores —para no movilizar a los votantes desencantados del PSOE— que de confrontar sus propuestas con la oposición. Los deslices cometidos, como la apelación de Alfonso Rus a celebrar la victoria el 20-N con “champán y mujeres”, han sido menores. Quién sí ha aprovechado la campaña electoral para revalidarse ante sus bases ha sido el presidente regional del PP y de la Generalitat, Alberto Fabra, que ha exigido superar el récord de votos logrado en las generales del año 2008.

Barberá en segundo plano.

Para ser una de las regidoras más potentes que tiene el PP, Rita Barberá apenas se ha prodigado en su tierra, Valencia. En la recta final de campaña se ha limitado a recorrer dos o tres mercados municipales, un escenario que domina a la perfección por su estilo populista. Si se echa un rápido vistazo a su agenda, salta a la vista que solo ha coincidido con el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra en el mitin central de la Plaza de Toros de Valencia. Nada que ver con el tándem que formó en su día con el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, ahora encausado por cohecho.

La corrupción fuera de foco.

El PP ha escondido en esta campaña electoral a sus cargos implicados en presuntos casos de corrupción

El PP ha escondido en esta campaña electoral a sus cargos implicados en presuntos casos de corrupción. Ni la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, ni el presidente provincial del PP, Joaquín Ripoll, la primera acusada y el segundo imputado en el caso Brugal, han estado en primera línea política en esta campaña electoral. Los dos dirigentes aparecieron en público, y juntos, por primera vez, el viernes en el cierre de campaña. Ripoll es todavía presidente provincial del PP de Alicante. El ex presidente de la Generalitat Francisco Camps tampoco ha estado visible, ni siquiera en el mitin con Mariano Rajoy en la plaza de toros. El presidente provincial del PP de Castellón, Carlos Fabra, también imputado por delito fiscal y contra la Administración pública, ha participado en varios actos en la provincia pero ha evitado cualquier tipo de protagonismo.

Socialistas a la defensiva.

Los trasvases han sido uno de los pocos temas que se han colado con éxito en la agenda de los partidos políticos en campaña electoral

No era fácil para el PSPV-PSOE enfocar la campaña con fuerza, dado que su opción partía en toda España a la defensiva, con unas encuestas que no han remontado y un temporal económico que no amaina. La cabeza de lista por Valencia, Inmaculada Rodríguez-Piñero, coordinadora del programa económico del PSOE, ha dado solidez al discurso en esa materia, pero ha tenido pocas ocasiones de entrar realmente en contacto con su rival, Esteban González Pons, huidizo de debates y confrontaciones directas. La critica a la gestión del PP en la Generalitat, a su deuda, sus impagos, sus recortes y sus despilfarros ha trascendido incluso a los argumentos del candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, pero es una incógnita qué efectos pueda haber tenido. En Castellón, el candidato socialista Ximo Puig recuperó para la campaña al ex presidente de la Generalitat Joan Lerma, que defendió la gestión de los socialistas.

Compromís pide paso.

Tras los espectaculares resultados de las elecciones autonómicas de mayo, la Coalició Compromís ha tratado de acentuar sus perfiles alternativos, como el eficaz manejo de las redes sociales, para confirmarse como fuerza política y abrir paso a su representación en el Congreso de los Diputados. Su cabeza de lista por Valencia, Joan Baldoví, más cómodo con un discurso valencianista que ecologista o de izquierdas, ha defendido la personalidad multicolor de la coalición con la experiencia de un candidato curtido en la política local y comarcal. Equo les acompaña.

Esquerra Unida regresa.

Para Esquerra Unida, estas son las elecciones del regreso. La pérdida de su representación en el Congreso, ocurrida en 2008, cuando se escindió traumáticamente su acuerdo con los componentes de la actual Coalició Compromís, era un peligro para su porvenir. El cabeza de lista por Valencia, Ricardo Sixto, ha mantenido un discurso muy clásico de la formación y, empujado por el viento favorable que levantan los desencantados del PSOE, aspira incluso a viajar a Madrid acompañado por el cabeza de lista de Alicante, Víctor Domínguez, que podría conseguir también escaño si finalmente se impone al reparto en el PP.

Los trasvases se cuelan.

Los trasvases han sido uno de los pocos temas que se han colado con éxito en la agenda de los partidos políticos en campaña electoral. La polémica arrancó tras conocerse que el programa del PP no cita expresamente el trasvase del Ebro y que las transferencias de agua de las cuentas excedentarias a las deficitarias, como el Tajo-Segura, solo serán posibles tras atender todas las demandas de las cuencas cedentes. Es una de las pocas cuestiones en las que los socialistas han tenido oportunidad de erosionar a los populares en campaña. El programa ha soliviantado a los regantes alicantinos que durante años han ido juntos de la mano con el PP, que se ha tenido que emplear a fondo para sofocar a los regantes. Compromís-Equo también se ha enredado con los trasvases y ha tenido que explicar que su posición es la misma en Alicante y Albacete.

Impagos en Castellón.

La convocatoria de un cierre de farmacias en la provincia de Castellón por los impagos de la Consejería de Sanidad ha sido otro de los elementos que se han cruzado en el camino de los partidos. El Consell de Alberto Fabra se vio obligado a presentar un plan de pagos para desmovilizar a los boticarios que estaban en pie de guerra. Otros colectivos, que también son víctimas del retraso en los pagos de la Generalitat, también han protestado públicamente con posterioridad pero sin tanta suerte.

Ministra y exministro.

Los cabezas de lista del PP y PSOE por Alicante han desplegado dos campañas diametralmente opuestas. El candidato popular, el exministro Federico Trillo, abrió y cerró campaña de la mano del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y se ha limitado a recorrer las comarcas donde ha buscado aunar a exripollistas y excampistas. Ha sido el único que se ha negado a debatir con su adversaria socialista, la ministra socialista de Sanidad, Leire Pajín. “Con derrotadas no debato”, llegó a decir. La ministra socialista, por su parte, ha tirado de su influencia en el Gobierno y, además de contar con Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha rodeado de varios ministros y del propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en una de sus escasas intervenciones.

Aforos pequeños.

PP y PSOE, salvo en los mítines centrales celebrados en Valencia y en algunas comidas multitudinarias, han preferido los actos de pequeño formato. Los populares son los que más masas han movilizado.

Información elaborada por Joaquín Ferrandis, Adolf Beltran, Cristina Vázquez y Ezequiel Moltó.

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