En común, solo el color de la corbata
Rajoy y Rubalcaba llegan aparentemente tranquilos y sonrientes al debate Decenas de manifestantes, convocados por 15-M y Anonymus, aguardaban a los candidatos
Llegaron aparentemente tranquilos y muy sonrientes al único cara a cara que celebrarán durante la campaña electoral. Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), se adelantó dos minutos a la hora prevista de su llegada, las 21.03. El coche de Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) apareció diez minutos después, a las 21.13, justo la hora a la que se le esperaba. Durante el día de ayer se supo que Rajoy tenía decidido todo su vestuario, excepto la corbata. Finalmente se decantó por una azul. El mismo color con la que apareció Rubalcaba, a quien acompañó -a diferencia de su rival, que llegó solo-, su directora de campaña, Elena Valenciano.
A los candidatos, vestidos ambos con traje oscuro y camisas claras (Rajoy blanca y Rubalcaba celeste), les aguardaban a la entrada del Palacio de Congresos de Madrid el presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campos Vidal, junto al vicepresidente José Quilez. Dentro, les esperaban también Fernando Navarrete, co-director del debate, Concha García Campoy, portavoz de la Academia, y otro vicepresidente y académico, José Carbajo. Les recibieron también gran cantidad de cámaras de televisión y fotográficas expectantes, que activaron una ráfaga de flases y obturadores apuntando a los candidatos en el breve intervalo que transcurrió desde que cada uno de ellos llegó, accedió al edificio, posó junto a los académicos, y entró en el plató.
Los candidatos no hicieron ninguna declaración ante los más de 650 periodistas acreditados que les esperaban ante el Palacio de Congresos y en su interior. Minutos antes de llegar ambos compartieron sus impresiones, sin embargo, en sus respectivas cuentas en la red social Twitter. "Espero que el debate sea interesante para todos. Se trata de sumar contra la crisis y por un futuro mejor", manifestó Rajoy. Rubalcaba, que como su rival también firmó personalmente su mensaje, escribió en el coche que le transportó desde la sede de su partido, en la calle Ferraz, hasta el Campo de las Naciones: “Voy hacia el debate. Siento una gran responsabilidad”.
Varios grupos de manifestantes quisieron también recibir a los candidatos a su entrada al Palacio de Congresos pero un fuerte despliegue policial les impidió acercarse si quiera. Convocados por el 15-M y Anonymous, los primeros en llegar lo hicieron hacia el medio día, aunque no consiguieron ser numerosos. Durante toda la tarde se vieron obligados a pulular de una entrada a otra del recinto acordonado por la policía, que según relataron, se fue ensanchando y ocupando calles aledañas a medida que se acercaba la hora del debate. A eso de las ocho y media, unas 60 personas se reagruparon en una de las entradas de la zona prohibida, a la que solo podía acceder la prensa, invitados al debate y personal autorizado.
Cada uno tenía su motivo para estar allí. Unos protestaban por un debate que, consideran, fomenta el bipartidismo y excluye al resto de fuerzas políticas. Otros, algunos representantes de la marea verde en defensa de la enseñanza pública, lo hacían para que los candidatos no se olvidasen de la educación en su encuentro. Todos, según relataron, fueron identificados por la policía, al salir del metro y en ese deambular constante, y la presión consiguió que muchos se marchasen. No se produjeron incidentes, según confirmó la policía, y los manifestantes tenían previsto permanecer allí. “Nos quedamos lo que haga falta”, coincidían Belén y Mariluz, que habían viajado desde Almería en respuesta a las convocatorias de protesta.
En el intermedio, solo lo más cercanos pudieron acceder al plató. Valenciano en el caso del candidato socialista y Arriola por el candidato popular
No lograron su objetivo de hablar con los candidatos. No fueron los únicos. En realidad, solo tuvo acceso directo a ellos un reducido grupo de 12 asesores, seis por cada partido, que les acompañaron en una sala anexa al gran plató en el que se desarrolló el cara a cara. Los seis asesores que apoyaron a Rubalcaba fueron, además de su jefa de campaña, el asesor del comité electoral, Óscar López, que llegó por la tarde, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, el secretario general de Presidencia del Gobierno, José Enrique Serrano, el sociólogo del comité electoral, Ignacio Varela, y el director de comunicación del PSOE, Carlos Hernández. En la comitiva de Rajoy estaba también su directora de campaña, Ana Mato, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, el sociólogo Pedro Arriola, su jefa de prensa, Carmen Martínez Castro, el amigo del candidato Tomás Iribarren, y el director de Telegenia del PP, Jorge Rábago.
En el intermedio, solo lo más cercanos pudieron acceder al plató. Valenciano en el caso del candidato socialista y Arriola por el candidato popular. En ese momento, a la mitad del partido, corrió como un murmullo en la sala de prensa un mensaje del equipo de campaña de Rajoy. Se daba por ganado el debate, y se apuntaba como causa el hecho de que Rubalcaba había cometido el error de dar por hecho que Rajoy será el próximo presidente del Gobierno. Al cierre de esta edición, ambos habían dejado patente sus opiniones opuestas sobre cada uno de los temas que trataron. Y su gusto por las corbatas azules. La de Rubalcaba, eso sí, era moteada.
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