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El anticipo del juicio por las escuchas confirma los peores augurios

Una eventual condena ahorraría al Supremo tenerlo que juzgar por investigar los crímenes del franquismo

El anticipo del juicio por las escuchas Gürtel al de de la investigación de los crímenes del franquismo, que está pendiente desde mucho antes que el señalado ahora, confirma los peores augurios para el juez Baltasar Garzón, que de sufrir una condena de inhabilitación en el primero dejaría de ser juez, y el Supremo se ahorraría tener que juzgarle por el franquismo. El juicio por la investigación del franquismo es el que la Sala Penal siempre ha querido evitar, tanto por los apoyos a nivel nacional e internacional que tiene Garzón en este asunto, como por las pocas ganas de firmar una sentencia que marcaría a los magistrados que le condenasen para el resto de sus carreras.

En cambio, una eventual condena por las escuchas del caso Gürtel permitiría a la Sala desembarazarse de Garzón por la causa sobre el franquismo y por el eterno caso los patrocinios de Nueva York, que pasarían a un tribunal ordinario, y tendrían un impacto mucho más amortiguado en el caso de que volviesen al Supremo en casación al cabo de unos años. Si se materializa la condena, Garzón será el primer juez de instrucción que es condenado antes que los imputados a quienes envió a prisión y a instancias de éstos, ya que en la causa están personados el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, y su lugarteniente Pablo Crespo como querellantes.

El auto que ha señalado la fecha del 29 de noviembre para el juicio al juez Baltasar Garzón deniega casi todas las pruebas pedidas por la defensa del magistrado, ente ella las conversaciones del caso Gürtel, según fuentes de las defensas.

También deniega la declaración de las dos fiscales anticorrupción y del juez que sucedió a Garzón en la instrucción de las escuchas y las prorrogó, Antonio Pedreira Andrade, por no considerar “necesaria” su comparecencia.

Al tribunal original de cinco magistrados, presidido por el presidente de la Sala Penal, Juan Saavedra, se añaden otro dos jueces, el conservador Manuel Marchena y el progresista Joaquín Giménez. La inclusión de Marchena en el tribunal no es una buena noticia para Garzón, ya que es el juez que instruye el caso de los patrocinios del banco de Santander por dos cursos impartidos en Nueva York por Garzón, asunto en el que se ha distinguido por su encarnizada persecución del magistrado de la Audiencia Nacional suspendido. El otro juez incorporado, el progresista Joaquín Giménez, puede ser más favorable al acusado, ya que fue el único que se apartó voluntariamente del tribunal que debe juzgar a Garzón por investigar los crímenes del franquismo, al admitir que podía estar contaminada objetivamente su imparcialidad.

Con todo, es muy posible que el defensor de Garzón para este proceso, el abogado Francisco Baena Bocanegra, recuse al tribunal original, integrado por los magistrados Juan Saavedra, Manuel Maza, Perfecto Andrés Ibáñez, Julián Sánchez Melgar y José Ramón Soriano, por falta de imparcialidad objetiva. El abogado esgrimirá la doctrina de la Sala Especial del artículo 61, que aceptó la recusación de los magistrados que pretendieron juzgar a Garzón por el caso del franquismo tras haber admitido la querella contra él y haber confirmado después varias resoluciones del instructor Luciano Varela.

Dado que la recusación tarda algún tiempo en tramitarse, fuentes del Supremo creen que la fecha del 29 de noviembre es un tanto precipitada, aunque, como todavía no se conoce cuando se juzgará la causa contra Garzón por el franquismo, siempre podrá retrasarse la de las escuchas. 

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