Camps y Costa quieren que se condene ya a los otros imputados por los trajes
El expresidente y el exsecretario del PP valenciano apoyan que se dicte una sentencia anticipada, una vez que Campos y Betoret han admitido su culpa
El expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps y el exsecretario general del PP Ricardo Costa quieren sentarse solos en el banquillo de los acusados. Al menos así se desprende de sus alegaciones a la petición de los otros dos cargos del PP imputados en la causa de los trajes del caso Gürtel, que reclaman que se dicte una sentencia anticipada de culpabilidad, después de haber reconocidos los hechos. Ni Camps ni Costa se oponen a la petición del exvicepresidente valenciano Víctor Campos y del exjefe de gabinete de la Consejería de Turismo Rafael Betoret de ser condenados ya, tras haber asumido el delito que se les imputa, el de cohecho impropio, y haber aceptado la pena que se reclama para ellos.
Tanto Campos como Betoret solicitaron que se dictara una sentencia anticipada después de haber presentado sendos escritos de conformidad, que suponen admitir las acusaciones (el haber recibido regalos de la trama Gürtel) y eludir el juicio. Al igual que Camps y Costa, la Fiscalía Anticorrupción y la acusación popular sostienen que el juez debería atender esta solicitud, dictar sentencia para estos dos imputados y mantener la celebración del juicio para los otros dos.
En el caso de que el juez así lo determinara, el jurado se encontraría con dos imputados, Campos y Betoret, ya condenados, y otros dos, Camps y Costa, defendiendo su inocencia, aunque estos dos últimos disponen de plazo hasta el mismo día de la celebración del juicio para presentar su conformidad con las penas que se les reclaman, asumir el delito y eludir la vista.
Los cuatro están acusados de un delito de cohecho impropio, por recibir regalos de la trama Gürtel. Cuando el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) decidió abrir juicio oral contra ellos y ante la presión social y de la dirección nacional del PP, pactaron presentar escritos en los que reconocían su culpabilidad y asumían la mayor de las penas solicitadas, el pago de una multa de 49.000 euros. Sin embargo, Camps se echó atrás en el último momento y presentó su dimisión, una decisión que no evitaba que el juicio se celebrase, probablemente, en plena campaña electoral. Costa siguió el camino de Camps.
Después de esta maniobra, Campos y Betoret decidieron seguir con su estrategia judicial y solicitaron que se tuvieran en cuenta sus declaraciones de culpabilidad y se dictara una sentencia anticipada, antes de que se celebrara el juicio. Ahora, el magistrado presidente del tribunal del jurado, Juan Climent, ha de decidir a cuántos imputados sienta en el banquillo.
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