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Sin rechazo a la reforma constitucional, pero sí al trámite

La mayoría prefiere que la medida hubiera sido sometida a referéndum

Si hubiera habido un referéndum sobre la reforma constitucional aprobada la semana pasada, el sí hubiera ganado sin problemas, porque la mayoría de los españoles no tiene objeción al fondo. En lo que sí hay rechazo notable es en la forma en la que se ha llevado a cabo, es decir, sin buscar consenso más allá de los dos grandes partidos, de forma rápida y, sobre todo, sin someterla a referéndum.

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El 62% de los encuestados por Metroscopia asegura que si se hubiera sometido a consulta popular su voto hubiera sido un sí. El apoyo es mayor entre los votantes del PP, dando la impresión de que José Luis Rodríguez Zapatero ha impulsado una medida que le ha provocado rechazo entre posibles votantes del PSOE. Tendría, en todo caso, respaldo entre los del PP, aunque su problema es que estos mantienen tal nivel de fidelidad al partido de Mariano Rajoy que jamás apoyarán a los socialistas, por muchas medidas propuestas previamente por los populares que impulse antes de las elecciones. La propuesta parte de Zapatero y Rubalcaba aseguró ayer en EL PAÍS que él lo hubiera hecho de otra forma, pero el desgaste electoral de la medida se le imputa a él, sin que se perciba esa falta de sintonía.

La reforma constitucional, la segunda desde 1978, debería haber sido consensuada con el resto de partidos, según el 73% de los españoles, de tal forma que quedara preservado el consenso con que fue aprobada en su momento. En este caso, no solo no hubo consenso, sino que la cúpula del PSOE y los parlamentarios que la aprobaron luego se enteraron cuando Zapatero anunció en la tribuna del Congreso lo que ellos iban a tener que votar.

Y el 64% (dos de cada tres encuestados) estaba a favor de que se sometiera a consulta popular, a pesar de que legalmente basta con la mayoría cualificada de las dos cámaras, al no estar dentro de los artículos especialmente protegidos de la Constitución. Los votantes socialistas son más partidarios de que se hubiera convocado un referéndum, en línea con las peticiones realizadas desde la izquierda, más allá del PSOE. Ni siquiera consideran los encuestados que la urgencia justifique que no se haya consultado a los ciudadanos, porque no tienen sensación de que realmente la reforma tuviera que ser aprobada con tanta celeridad.

También la mayoría considera que la prohibición de déficit en las cuentas públicas podría establecerse con otros mecanismos legales, por ejemplo, con una ley orgánica, sin necesidad de llevarlo a la Constitución.

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En todo caso, no es para los españoles la reforma más prioritaria de la Constitución. Antes prefieren que se hubieran acometido otras, entre las que se incluyen las que prometió Zapatero, sobre las que llegó a pedir un informe al Consejo de Estado y que, finalmente, quedaron sepultadas en un cajón. La primera, según los encuestados, debería ser la de eliminar la prevalencia machista en la sucesión a la Corona, seguida de la reforma del Senado, el blindaje de competencias del Estado, la abolición de la pena de muerte en tiempo de guerra y la supresión de la diferenciación entre nacionalidades y regiones.

Lo que sí reclaman los ciudadanos frente a la crisis económica es que se exijan responsabilidades a los bancos y cajas de ahorros por su mala gestión. Porque los encuestados consideran que las entidades financieras son las principales responsables de la crisis por haber sobrevalorado el precio de las viviendas y haber concedido créditos sin garantías suficientes. Para el 91% los bancos y cajas son los causantes de la crisis.

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