“Ahora, a reconquistar los derechos”
“Ser competitivo está bien, pero tiene que compensarse al trabajador”
La delegada general de UGT en Renault España, Laura del Ser, dice que su trabajo es ingrato. A los 33 años, sabe lo que es negociar las condiciones laborales de 2.000 trabajadores. Sabe lo que es reunirse hasta las dos de la madrugada tratando de pactar un convenio y volver cuatro horas después para seguir discutiendo. Sabe lo que es hacer concesiones difíciles a cambio de preservar el empleo. Y sabe lo que es ser la única mujer representante de los trabajadores en una mesa de negociación de 24 personas. Pero su tarea le gusta.
Cuando en 2008 Renault decidió que su fábrica de Valladolid debía cerrar, ella era secretaria de la comisión negociadora y vivió desde dentro lo que supone discutir al límite las condiciones de trabajo. Aquel final terminó siendo feliz y ahora la planta vallisoletana aspira a ser una de las más importantes de Europa, pero la lucha fue dura.
Hoy las reglas que rigen los convenios han cambiado. La reforma de la negociación colectiva —que finalmente aprobó el Gobierno en solitario, después de que patronal y sindicatos fueran incapaces de llegar a un acuerdo— introduce aspectos como el arbitraje forzoso en caso de bloqueo, permite más flexibilidad interna y favorece los convenios de empresa frente a los provinciales. Del Ser ya conocía algunas de estas prácticas, frecuentes en empresas grandes como Renault.
Pero a la sindicalista no termina de convencerle la reforma. “Tiene cosas que no veo mal, puesto que en mi empresa las he acordado, a cambio, claro, de empleo. Ser competitivo está muy bien, pero siempre tiene que haber una contraprestación para los trabajadores”, asegura. Piensa que en el último año el Gobierno ha aprobado muchas medidas que no benefician a los empleados, advierte de que las consecuencias “las vamos a ir viendo con el tiempo” y sostiene que ahora lo que hay que hacer es “reconquistar los derechos que se han perdido”.
Su trabajo consiste, en gran medida, en pelear. A la hora de pactar convenios, pero también en el día a día. Para ello tiene que ser ducha en el arte de la negociación, y esta licenciada en Relaciones Laborales, que trabajó desde los 23 años en Renault soldando carrocerías porque “había que trabajar en lo que fuera”, lo es. De mirada astuta y actitud serena, sabe pasar fácilmente de la seriedad a la sonrisa y viceversa. Afirma que la principal virtud del buen negociador es “escuchar y observar antes de hablar”, pero concede que, además, “casi siempre” tiene que ser un poco pilla. “Hay que hacer el juego que hacen ellos”, defiende.
Cita al periodista en la plaza de Colón de Valladolid, lugar especial para ella porque de allí parten las movilizaciones sindicales en la ciudad. Habla con pasión y con la determinación de quien parece que está sinceramente convencido de lo que dice. Sin embargo, cuando se le pregunta qué opina de la reforma de la negociación colectiva como representante de UGT, primero titubea un poco, sonríe y empieza a disertar de modo algo encorsetado, con esa especie de pesada armadura que a menudo lastra la espontaneidad de los que representan, ya sea a un partido, a un sindicato, o a una empresa.
Poco después, la soltura regresa a sus palabras; ¿quién está hablando, la delegada sindical o Laura del Ser? Lo piensa unos segundos, hace uno de sus virajes de la sonrisa a la gravedad y responde: “Habla Laura”. El mensaje no es muy distinto al del sindicato, pero a ella le funciona mucho mejor la voz personal que la institucional.
Es mujer, una característica escasa en las fábricas de automóviles, y la primera en llegar a delegada general —máxima representante— de UGT. Pero hablar de eso le da cierta pereza: “No es que esté cansada del tema, sé que muchas mujeres no tienen la suerte que tengo yo y que aún queda mucho por hacer. Pero para nosotros [en Renault] fue un proceso natural. Aunque lo entiendo, me sorprende que esto siga siendo noticia”.
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