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CARMEN CALVO Exministra de Cultura y diputada socialista por Córdoba

“No olvido que Rosa Aguilar fue a sangre y fuego contra el PSOE”

Rosa Agulilar y Carmen Calvo en el Ayuntamiento de Cordoba
Rosa Agulilar y Carmen Calvo en el Ayuntamiento de CordobaJUAN MANUEL VACAS

Carmen Calvo (Córdoba, 1957) fue número uno por su ciudad natal en las elecciones de 2008 por el PSOE poco después de cesar como ministra de Cultura. Hace dos días dejó claro a su partido que “por coherencia política” no iba a compartir lista con la ministra de Medio Ambiente Rosa Aguilar. La exalcaldesa de Córdoba fue, con IU, el azote del PSOE de Felipe González y Manuel Chaves. Pero hace dos años la nombraron consejera de Obras Públicas y ministra de Medio Ambiente en sendos gobiernos socialistas. Aunque para Calvo y muchos en el PSOE local de Córdoba las heridas nunca se cerraron ni los cambios de color se entendieron. “No tengo ningún enfrentamiento personal con ella. Mi decisión es estrictamente política y moral”, afirma. Pero deja claro que “yo no me vendo por un escaño a cualquier precio frente a tener que borrar toda mi vida política anterior”. La exministra dice asumir las consecuencias. “Soy una militante más y quiero que mi partido se sienta cómodo para tomar una decisión en Córdoba. Soy consciente de lo que he puesto en lo alto de la mesa y el precio que pago. (...) Esta decisión tiene que ver con mi fuero interno y mi conciencia. Y mi conciencia y mi dignidad no se las puedo dar ni al PSOE, a pesar de ser algo fundamental en mi vida”.

Pregunta. Dice usted que no quiere acompañar a Aguilar por coherencia política pero, ¿es coherente aceptar estar en su mismo proyecto político con ella pero en listas separadas?

Respuesta. De mí no depende que ella esté en un proyecto político determinado. El único espacio que depende de mí es compartir una lista; es en el único en el que yo puedo decidir estar o no. Simplemente he tomado una decisión de carácter individual. Desde el punto de vista del grupo no puedo decidir nada, ella está en este proyecto político porque la han llamado unos compañeros. Lo que sí puedo hacer es no compartir un espacio en el que hay que trabajar estrechamente. Porque supone un trabajo político muy cercano al ciudadano de Córdoba. Y yo no puedo pedir el voto junto a una persona que lleva toda su vida contra mi partido y pidiendo el voto para otro. Y si se me plantea que tuviese que hacerlo, mi respuesta es que no. Pero no he pedido ni encabezar esa lista ni estar en esa lista ni en ninguna otra ni tampoco desplazar a nadie.

P. Pero si oficialmente trabajan con el mismo objetivo de ganar las elecciones, ¿cuáles son las profundas diferencias ideológicas que les separan?

R. Visto desde fuera de Córdoba, tal vez requiera un poco más de explicación. Yo sigo en mi sitio, que es el PSOE. Siempre he sido socialista, con o sin carné. Nunca me he movido. Yo no tengo que dar explicaciones a nadie, siempre he estado en el mismo proyecto. En este espacio acotado que es una ciudad o una provincia ha sido la otra persona la que ha trabajado con otras ideas y criterios con los que hemos estado permanentemente confrontados. A alguien le puede parecer normal que uno se cambie de bando, incluso abandonando una alcaldía para la que te han votado. Pero yo no lo entiendo. Yo no podría pasar de un bando a otro.

P. ¿Cómo puede ser que usted esté segura de que la militancia del PSOE en Córdoba entienda su coherencia, mientras que en Ferraz cuentan expresamente con la ministra?

R. En un partido tan grande hay pluralidad de opiniones. Y yo, en este caso, no tengo la misma idea. Y en Córdoba, tal vez entre personas más o menos calladas, hemos tenido una opinión distinta a la de nuestros líderes. Todos discrepamos de cosas, es lógico. Yo eso no lo puedo controlar. Pero lo que sí hago es opinar y decir lo que creo acerca de cosas que se deciden. Y fui la única que en su momento dijo que el fichaje de Aguilar no me parecía una operación buena. Siempre creí que el PSOE tenía gente más que suficiente para hacer ese trabajo político.

P. Y al negarse a ir con ella, ¿no puede hacerle daño al PSOE, al ahondar en sus diferencias internas?

R. El PSOE cordobés no está dividido. Es obvio que con los resultados del 22 de mayo tengamos debate y discrepancias. A veces las hacemos en los sitios correctos y otras no. A mi partido no lo coloco en ningún sitio. Simplemente digo que yo no puedo compartir unas listas en Córdoba con Rosa Aguilar. Prefiero no tener un escaño pero sí mi conciencia y la coherencia de mi vida política en Córdoba tranquilas.

P. Señala que sus diferencias con la ministra de Medio Ambiente vienen de lejos. ¿Qué opina de su etapa como portavoz de IU en el Congreso, durante el último Gobierno de Felipe González?

R. Yo no era militante del PSOE pero una de las cosas que me motivaron para dar el paso al frente de la política cuando me llamó Manuel Chaves para la Junta fue aquella experiencia de la pinza en la que la beligerancia de IU, con Rosa Aguilar a la cabeza contra el PSOE, era de tal calibre, tan sangrienta que yo entendí que había que dar un paso. Era un momento en que iban a sangre y fuego contra nosotros. Y de manera protagonista estaba Rosa Aguilar. A mí eso no se me ha olvidado.

P. ¿Considera a Rosa Aguilar una política de izquierdas o socialdemócrata?

R. Tengo suficiente sentido de la lealtad a mi partido como para no decir lo que opino de ese asunto mientras Rosa Aguilar sea ministra de un Gobierno de mi partido.

P. Y de sus 10 años en el Ayuntamiento, ¿cuáles considera sus luces y sus sombras?

R. Para los socialistas en general y a mí en particular nos costaba mucho sacar adelante la gestión cuando la teníamos que compartir con el Ayuntamiento, porque la alcaldesa de entonces tenía unos criterios muy difíciles de asumir por nosotros. La hemos visto asumir decisiones que no eran progresistas o ideológicamente interesantes para la ciudad. Y por eso hemos heredado en el Ayuntamiento lo que hemos heredado.

P. ¿Qué pensó cuando Griñán llamó a Aguilar para Obras Públicas, una de las consejerías con las que había tenido más enfrentamientos como alcaldesa?

R. Nunca estuve de acuerdo con esa decisión. Lo dije primero en la Ejecutiva de mi partido delante de mis compañeros. Y después lo dije fuera. Fui la única. Estaba perpleja, como los votantes a los que ella había abandonado.

P. Pero Aguilar lleva dos años en Ejecutivos socialistas, tanto en la Junta como en el Gobierno. ¿No se han acercado políticamente?

R. No. Lo que pienso, por lealtad a mi partido, al ser ella parte del Gobierno del PSOE, no puedo decirlo en público.

P. ¿Ha hablado con Rosa Aguilar sobre su negativa a estar con ella en una misma lista?

R. No. Con la gente que no me puedo tratar, no tengo la hipocresía de las formas.

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