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La oposición coruñesa exige que se retiren los honores a Millán-Astray

La sentencia judicial permite al Ayuntamiento revocar la distinción al golpista

Estatua dedicada a Millán Astray en A Coruña.
Estatua dedicada a Millán Astray en A Coruña.GABRIEL TIZÓN

Por golpista y por fascista. La oposición municipal en A Coruña tiene claro que el general José Millán-Astray no puede volver a ser hijo predilecto de su ciudad natal. Por mucha sentencia que haya dictado un juzgado de A Coruña y por mucho que el nuevo gobierno local, presidido por Carlos Negreira, del Partido Popular, se niegue a recurrir un fallo que anula la decisión del Ayuntamiento en pleno de derogar la distinción que le había concedido al militar próximo a Franco y activo colaborador del golpe de Estado de 1936 que dio origen a la Guerra Civil.

PSOE, BNG y EU, los tres partidos de la oposición, reclaman la convocatoria con la máxima celeridad de la comisión de distinciones y honores, integrada por todos los grupos municipales, para volver a votar la derogación de ese título honorífico, concedido en 1922 a Millán-Astray en su calidad de fundador de la Legión española. Y quieren que esa decisión se adopte sin mentar la Ley de Memoria Histórica, sino simplemente porque la trayectoria del militar y su colaboración y apoyo al franquismo son lo suficientemente elocuente para que deje de tener distinción alguna.

“Millán-Astray rompió la legalidad vigente participando en un golpe de Estado y eso no son valores propios de A Coruña”, argumenta el edil de Esquerda Unida, César Santiso. “Esta ciudad no puede seguir dando titulares en todos los medios de comunicación y verse avergonzada cada día por distinguir a golpistas y fascistas”, añade la concejal del BNG María Xosé Bravo.

La oposición quiere forzar al PP y al ahora alcalde, Carlos Negreira, que en su día se abstuvieron en la retirada de gran parte de la abundante simbología franquista que aún luce en las calles y edificios de A Coruña, a pronunciarse de una vez contra el franquismo y retirar todo símbolo de la sublevación militar y la dictadura. “Como hicieron en muchas otras ciudades de España, incluidas algunas gobernadas por mayoría absoluta por el PP”, recuerda la socialista Mar Barcón.

Sentó mal la decisión del equipo de gobierno coruñés, anunciada “a escondidas, en festivo y en agosto”, protesta Bravo, de no recurrir la sentencia que avala la retirada de la simbología franquista, incluida la enorme estatua de cuerpo entero de Millán-Astray que lució durante décadas una pequeña plaza céntrica de A Coruña, pero anula la retirada del título de hijo predilecto.

La juez del contencioso-administrativo número 3 de A Coruña, en su fallo recurrible, considera que si bien el Ayuntamiento tiene plena potestad para conceder o retirar títulos honoríficos, hizo mal en basarse en la ley de Memoria Histórica para justificar la derogación de la distinción que tenía Millán-Astray ya que le había sido otorgada en 1922, “14 años antes de la Guerra Civil”. Fue la única hija del militar la que llevó a los tribunales la retirada de los títulos y del enorme mamotreto dedicado a su padre que desde hace más de un año duerme encerrado en un enorme cajón en los almacenes municipales de A Coruña.

El gobierno local volvió ayer a refugiarse en un informe de la asesoría jurídica del Ayuntamiento, que se niega a difundir, para defender su decisión de acatar la sentencia judicial que devuelve a Millán-Astray la distinción de hijo predilecto de A Coruña. “Le pedimos al señor Negreira que deje de plantear el asunto como una cuestión judicial y que revoque ya la distinción, tiene que decidir de una vez si está del lado de los verdugos o de los demócratas”, insiste María Xosé Bravo. En las filas socialistas, también quieren que el Ayuntamiento no renuncie sin más a recurrir una sentencia que, destaca Barcón, cuestiona la autonomía municipal para decidir a quién distingue y a quién no. Negreira, que llegó a defender la figura de Millán-Astray como “coruñés de pro”, defiende que son “criterios jurídicos y nunca de carácter político” los que le lleva a acatar sin más miramientos un fallo que vuelve a convertir al militar golpista en hijo predilecto de A Coruña.

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