Zapatero remodela su Gobierno por octava vez en siete años
Los cambios han sido necesarios tras anunciar Rubalcaba su dimisión para ocuparse de su candidatura a la Presidencia del Gobierno
La salida del Gobierno de Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), anunciada el viernes -un día antes de ser proclamado candidato socialista a la presidencia del Gobierno-, ha forzado una crisis de última hora, a pocos meses de agotar la legislatura (las elecciones están previstas para marzo de 2012, pero algunos dirigentes apuntan al 27 de noviembre si se anticipan). Rubalcaba ocupaba tres puestos que han tenido que ser cubiertos ahora: ministro de Interior, portavoz y vicepresidente primero. Desde hoy, Antonio Camacho ocupará la cartera de Interior, José Blanco ejercerá la Portavocía y las vicepresidencias se reducen a dos: la primera para Economía y Hacienda, que dirigirá Elena Salgado, y la segunda para Política Territorial, de la que ocupará Manuel Chaves.
20 de octubre de 2010. Zapatero se encomienda a Rubalcaba
"El rumbo está trazado", proclamó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) para explicar las motivaciones del cambio, "pero hay que recorrerlo hasta el final. Hace falta un Gobierno renovado y políticamente reforzado. Será el Gobierno de las reformas, de la recuperación definitiva de la economía y del empleo". El presidente buscaba así un Ejecutivo con mejores dotes de comunicación para explicar mejor y, para gestionar las impopulares medidas, Zapatero depositó su confianza en Rubalcaba, un político experimentado y valorado por la opinión pública. El ministro, al frente del rescate del proyecto socialista, ascendió a vicepresidente primero sin dejar la cartera de Interior y asumir la portavocía del Gobierno. Con los tres cargos se convirtió en el miembro que más poder ha acumulado en un Ejecutivo desde 1977. Zapatero mantuvo intacto el núcleo de su equipo económico, como una prueba más de que no variaría sus políticas de reformas y ajuste le "cueste" lo que le "cueste". En un guiño a la izquierda, en el Gobierno entraron Valeriano Gómez, histórico sindicalista de UGT, y Rosa Aguilar, ex alcaldesa de Córdoba con Izquierda Unida. El trago más amargo de Zapatero en la crisis fue prescindir de uno de sus principales asideros desde que gobierna, la vicepresidenta primera, Fernández de la Vega. Mientras tanto, el número tres del PSOE y secretario de Organización fue a partir de entonces Marcelino Iglesias, el presidente de Aragón, que renunció a la reelección en su comunidad.
7 de abril de 2009. El Gobierno más efímero de la democracia
El presidente acometió la mayor renovación del Gobierno en sus cinco años en el poder, con el propósito de "vencer a la crisis", recuperar el pulso político y superar su situación más delicada desde que llegó al palacio de la Moncloa. Apenas un año después del inicio de la legislatura, seis de los diecisiete ministerios cambiaron de manos. El envite del presidente para la etapa más crítica se llama Elena Salgado, la primera vicepresidenta económica en la historia de España. Salgado asumió, tras su paso por Sanidad y Administraciones Públicas, el reto descomunal de atajar una crisis en el peor momento posible. La crisis económica, con efectos devastadores sobre el empleo, hizo trizas la hoja de ruta que el presidente se fijó un año antes. Desbaratado su proyecto original, Zapatero optó por corregir algunas decisiones sobre la organización y competencias de algunos ministerios. Cuestionada la solvencia política y la fuerza anímica del Gobierno para hacer frente al descalabro económico, Zapatero decidió potenciar el núcleo de poder de su Gabinete con la incorporación al mismo de dos pesos pesados del partido: el presidente del PSOE, Manuel Chaves, con el reto de buscar la paz con las comunidades e impulsar el pacto de la nueva de financiación autonómica desde su cargo de vicepresidente tercero; y el vicesecretario general del partido, José Blanco, nombrado ministro de Fomento después de nueve años de dedicación exclusiva al partido.
23 de febrero de 2009. Dimite Bermejo, un ministro sin crédito
Zapatero aceptó la dimisión del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, muy debilitado políticamente por sus conflictos con jueces y funcionarios, y convertido en las semanas previas a su renuncia en el clavo ardiendo al que se agarró el PP para intentar escapar de sus escándalos de corrupción y espionaje. Una cacería en la que coincidió con el juez Baltasar Garzón, instructor del caso de la trama corrupta vinculada al PP, y la práctica de la caza en Andalucía sin tener permiso para ello consumieron el escaso crédito que Bermejo tenía ante Zapatero. Le sustituyó Francisco Caamaño, catedrático de Derecho Constitucional, secretario de Estado de Asuntos Constitucionales y hombre del aparato de La Moncloa.
11 de abril de 2008. Un Gobierno con la primera ministra de Defensa
José Luis Rodríguez Zapatero, conformó un Gobierno en el que, por primera vez en la historia de España, puso a una mujer al frente del Ministerio de Defensa. En el que, además, hubo más mujeres que hombres y en el que también por vez primera se creó un Ministerio de Igualdad. La continuidad fue el rasgo dominante del nuevo Gobierno, en el que entraron cinco nuevos ministros y salieron cuatro del anterior. El núcleo duro -las dos Vicepresidencias; los titulares de Exteriores y Justicia- continuaron, con una excepción, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, dejó su cargo, a petición de Zapatero, que le encargó "tareas importantes en el campo de las ideas", según señaló el ministro cesante. Destacó como figura emergente la de Miguel Sebastián, ex jefe de la Oficina Económica de la Moncloa y ex candidato socialista al Ayuntamiento de Madrid, a quien colocó al frente del Ministerio de Industria.
6 de julio de 2007. El Ejecutivo nombrado por teléfono
Ni por lo más remoto los ministros salientes ni los entrantes imaginaron que el presidente del Gobierno iba a realizar un cambio de Gobierno a ocho meses de las elecciones generales. Zapatero aprovechó el cambio por sorpresa de cuatro ministros de su Gobierno, para enviar a la sociedad el mensaje de recuperación de la iniciativa y de que agotará la legislatura. Las principales novedades fueron el nombramiento como ministro de Sanidad del director del Centro de Investigación de Biología Molecular y Medicina Regenerativa de Andalucía, Bernat Soria; del crítico literario y presidente del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, como ministro de Cultura; y de la vicepresidenta del Congreso, Carme Chacón, como ministra de la Vivienda. Dada la confianza después de más de tres años dentro de su Gabinete, el presidente no utilizó mucho formalismo con la ministra de Sanidad, Elena Salgado, a la que propuso asumir la cartera de Administraciones Públicas.
El presidente del Gobierno envió una señal de autoridad al mundo judicial al designar como próximo ministro de Justicia al fiscal Mariano Fernández Bermejo, de quien Zapatero destacó "su rigor, su firmeza y sus convicciones". El sustituto de Juan Fernando López Aguilar al frente del ministerio fue castigado y depurado por el Gobierno de José María Aznar en 2003 por sus discrepancias con el Ejecutivo del PP. El nombramiento se produjo cuando las tensiones entre el actual Gobierno socialista y el Poder Judicial han llegado incluso al Tribunal Constitucional.
9 de septiembre de 2006. El alcalde Clos llega a Madrid
Joan Clos, exalcalde de Barcelona, fue nombrado ministro de Industria, en sustitución de José Montilla, candidato socialista a las siguientes elecciones para la Generalitat catalana. Con el relevo de Montilla por Clos, los socialistas catalanes se aseguraron su permanencia en el Ejecutivo central.
7 de abril de 2006. Un Gobierno para terminar con ETA
La renuncia de José Bono a continuar al frente de Defensa, comunicada en febrero por carta, permitió al presidente José Luis Rodríguez Zapatero hacer una remodelación de notable alcance político. Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz parlamentario, se hizo cargo del Ministerio de Interior para gestionar el alto el fuego de ETA. Sustituyó a José Antonio Alonso, que se encargó de la cartera de Defensa. Ambos eran los hombres de confianza del presidente para lograr el fin definitivo de la violencia terrorista. Por sorpresa, y sin filtraciones previas, el presidente Zapatero hizo un cambio de Gobierno con una clave central: consolidar el proceso del fin de la violencia en Euskadi. Zapatero completó los cambios prescindiendo de María Jesús San Segundo en Educación, a la que sustituyó Mercedes Cabrera.
18 de abril de 2004. Primer Gobierno de Zapatero, diseñado para infundir confianza
Zapatero tenía pensado desde antes del 14-M el equipo del que quería rodearse. Días antes de las elecciones generales del 14 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero aseguraba a sus interlocutores que "ya tenía el Gobierno en la cabeza". No era un farol. Zapatero creía, frente a la mayoría del mundo político, que ganaría los comicios y, por ello, llevaba meses preparando el Gobierno. Los hechos lo avalan. A los 15 días de la victoria, era pública la lista completa del Ejecutivo, algo inédito en la democracia española. Zapatero improvisó poco. Tenía claro desde hacía tiempo que quería un Gobierno de amplia experiencia en la gestión, que inspirase confianza en la población por su profesionalidad, y de perfil político más bien bajo. Quería ser él quien encarnase el mensaje político. Formó así un Ejecutivo predominantemente de expertos en la gestión, más que de jóvenes renovadores. Y esta decisión respondía al sentido institucional del presidente, para quien el interés general del país está por encima de sus afectos. Y que pensaba, además, que la situación de España no está para improvisaciones.
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