Gris tirando a ya veremos
Crónica del aire de despedida que se respira en los pasillos del Congreso
“¿Cómo ha visto a Rajoy?”, le preguntó por la tarde una reportera al vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons. “Rajoy ha sido un espejo. El de la realidad”, contestó el diputado popular desde el patio de Floridablanca, junto a la salida del hemiciclo. Altisonante y triunfalista, como Pons, con el mentón alto, ha sido también el discurso que se ha deslizado por los pasillos del Congreso durante la primera jornada del debate del estado de la nación. El discurso de una bancada, la popular -que tampoco asumió muchos riesgos-, porque la socialista ha brillado por su encogimiento -aunque Elena Valenciano mantuvo el tipo. Protagonistas, pocos. Contenido, casi ninguno. Sensación, gris tirando a ya veremos.
El sexto debate del estado de la nación de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo ha reunido, no obstante, a más de 350 periodistas de prensa, radio, televisión e Internet. Expectación -al menos la que corría por los pasillos del edificio nuevo del Congreso de los Diputados, donde aguarda la prensa- no había. Presencia de medios, sí. Casi más por bullicio que la que reunía el hemiciclo donde se desarrollaba el debate. Algún diputado popular ha dado de que hablar incluso comparando la presencia de Zapatero en el atril con la de un extraterrestre llegado de otro planeta. También dio que hablar al inicio de la jornada la llegada a la tribuna de invitados del padre del presidente del Gobierno. Y Bildu.
Hemos tenido un final de lloro”
Vicente Martínez Pujalte (PP)
A falta de propuestas de una lado u otro del hemiciclo, la coalición entre EA, Alternatiba e independientes del mundo de la izquierda abertzale se ha colado en los micrófonos y en las discusiones de pasillo. No solo por las críticas de Rajoy ante la “chulería” de miembros de Bildu, sino también por la elección de San Sebastián, cuya Alcaldía ha ganado esta formación, como capital europea de la cultura en 2016. La noticia partió la tarde del debate del estado de la nación y enfrentó la opinión en el patio de Floridablanca de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y de la titular de Medioambiente, Rosa Aguilar. Para la primera, la elección es respetable. Para la segunda, es equivocada si se falla en pro de la paz. Hasta ahí, la poca miga de los alrededores del Congreso.
Muchos periodistas, pero poco pasillo y corrillo, esos hábitos que permiten a la prensa tirar de la información a sus señorías. Incluso el Salón del Escritorio, frente al hemiciclo, estaba más apagado que de costumbre. Una suerte de transición meditada hacia el debate de 2013 -el año de elecciones no celebra esta cita. “Se ve que estamos aburridos”, decía una diputada del PP en una de esas salidas del hemiciclo que pueden durar una eternidad. Hay prácticas que no se pierden. Como la del líder del PP, Mariano Rajoy. Hablaron sus fontaneros, pero él, esperado siempre por los periodistas, sorteó el patio, y salió por el edificio nuevo durante la intervención de Josep Antoni Duran Lleida, de CiU. Esto es, durante la intervención que siguió a la suya.
Estamos ante la agonía de su política”
Gaspar Llamazares (IU)
Sí sorprendió, sin embargo, la timidez ante las grabadoras de Alfredo Pérez Rubalcaba. Y el tono más benévolo de Josu Erkoreka (PNV) frente al jefe del Ejecutivo y a tenor de la dura oposición del resto de partidos. El que aguantó toda la jornada porque le va en el cargo fue Zapatero. “Espero que haya sido útil”, dijo a los compañeros apostados junto al Salón de los Pasos Perdidos al término del debate poco después de las diez de la noche. Afuera le esperaba una sorpresa: El aplauso de un grupo de diputados socialistas. Pocas caras conocidas en este petit comité para el menos ducho en la batalla parlamentaria. Pero un gesto nuevo y último para despedir al líder de los socialistas en su último debate.
Aún queda legislatura -aunque alguna bancada mire a octubre para unas posibles elecciones anticipadas-, pero el color del debate, los gestos del presidente y el aplauso de fin de fiesta sonaron a despedida.
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