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Un sacerdote asturiano que colgó la sotana sigue en política

Fundó el Partido Democrático y Constitucional (PDYC) y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, le dio un ultimátum: o la sotana o las urnas.

Joaquín Gil

Arturo García cambió de votos en abril. Pasó de oficiar misas en los municipios asturianos de la Manjoya, San Esteban de las Cruces y Bendones, que juntos no suman los 3.000 habitantes, a hacer campaña para convertirse en el presidente del Principado. Fundó el Partido Democrático y Constitucional (PDYC), que prometía “un nuevo modelo de gestión”, alejado de la dicotomía izquierda-derecha, y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, le dio un ultimátum: o la sotana o las urnas.

García se decantó por la política y, tras 12 años en la institución, fue sometido a un proceso ad divinis, que es como llama el Derecho Canónico al paso previo a la expulsión, que además le cerraba la puerta a confesar e impartir los sacramentos.

PDYC obtuvo en las pasadas elecciones autonómicas 1.040 votos (0,18%). Se quedó muy lejos del escaño (15.000) y a años luz de sus expectativas, que pasaban por convertirse en la quinta fuerza en discordia, según admitió una semana antes de las elecciones.

A sus 39 años, García no se arrepiente. “Nada de volver al redil”, zanja contundente el exsacerdote, abogado de formación, que se considera católico y elude polemizar con la jerarquía eclesiástica sobre “cuestiones espinosas”, como el aborto o el matrimonio homosexual.

Adelanto electoral

Confía el expárroco en que la “inestabilidad” del futuro Gobierno asturiano, que encabezará en minoría el exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos (Foro Asturias), provocará el adelanto electoral en la mitad de la legislatura. “Foro es como la burbuja inmobiliaria que ha causado la crisis, tarde o temprano estallará”, prevé convencido.

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García trabajará en los próximos meses para ganarse las simpatías de los indignados, con quienes comparte la necesidad de reformar el sistema y acabar con el bipartidismo. “Soy un tipo normal”, insiste. PDYC, con 120 militantes (religiosos, ateos y agnósticos), propugna la transparencia. Sus propuestas combinan las exenciones fiscales para desempleados, las auditorías públicas y las recetas para combatir el paro juvenil.

El partido presentará listas municipales —el 22-M solo concurrió al Principado— y confía en alcanzar “en breve” los 200 afiliados. Mientras se acerca la próxima cita con las urnas, García ejercerá el Derecho en un bufete que tramita divorcios y nulidades matrimoniales (su especialidad).

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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