El PSOE renuncia a presentar candidato en Asturias y allana el camino a Cascos

Cerca del medioia, el presidente de Foro Asturias (FAC), Francisco Álvarez-Cascos, cerraba con los representantes de Izquierda Unida su ronda de contactos con los líderes del resto de fuerzas con representación parlamentaria. Lo hacía sin conseguir apoyos al "gobierno de concentración" que planteaba como fórmula para salir de la crisis ni respaldos para cerrar un pacto de legislatura. "El escenario de gobierno queda abierto", se resignaba Cascos a la espera de futuras negociaciones.

Ya no lo está. Porque si nada lo impide será su partido el que gobierne en Asturias y él quien presida el Principado. Y ello es posible porque el PSOE asturiano ha decidido que la responsabilidad de gobernar "la tiene la fuerza política con más diputados" y, por lo tanto, ya han decidido que no van a presentar a la investidura a su candidato a la presidencia del Principado, Javier Fernández.

De esta forma, el candidato del FAC tendrá la posibilidad de ser elegido presidente del Principado sin la necesidad de contar con los votos del Partido Popular. Fuentes socialistas han informado de que el PSOE sabe que su lugar está en la oposición y que es al partido que lidera Francisco Álvarez-Cascos, que consiguió un parlamentario más que ellos, a quien le corresponde optar y liderar la creación de un gobierno.

Desde la Federación Socialista Asturiana (FSA-PSOE) se había barajado inicialmente la posibilidad de presentar a su candidato Javier Fernández en la sesión de investidura para que el PP, que tiene diez diputados y que tampoco había llegado a acuerdo alguno con Cascos, "se mojase" en la votación, aunque esa idea ha sido descartada ya.

Los 19 diputados que suman PSOE (15) e IU (4) podrían haber obligado a Álvarez-Cascos a buscar un acuerdo con el PP ya que los 16 parlamentarios de Foro Asturias no le hubiesen bastado para salir elegido. Las fuentes consultadas por Efe, sin embargo, han señalado que el partido se mantiene en la posición que ya adelantó Javier Fernández la misma noche electoral, en la que asumió que iba a estar en el lugar en el que los electores habían colocado a los socialistas, como segundo partido por número de diputados.

Antes de conocer la postura socialista, Cascos se había mostrado partidario de un "gobierno de concentración". E insistió en ese deseo aun sabiendo que el resto de partidos no estaba por la labor, asegurando que su formación "no va a dejar de intentar hasta el último minuto" la posibilidad de formar un gobierno de esas características porque "esa fórmula siempre sería mejor que un gobierno monocolor e, incluso, que un gobierno estable con una mayoría suficiente".