Encrucijada socialista
El Comité Federal debe cerrar con urgencia la crisis del PSOE tras la renuncia de Carme Chacón
La ministra de Defensa, Carme Chacón, renunció ayer a competir en unas primarias para suceder a Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. Es una renuncia singular, no por el hecho de que la ministra haya decidido tirar la toalla en medio de maniobras y presiones internas, según denunció, sino porque las primarias a las que renuncia no están ni siquiera convocadas. También es singular porque, por las razones que sean, Chacón, que llevaba semanas preparando en secreto su candidatura, anunció su retirada con graves acusaciones sobre un supuesto compló urdido por quienes, con absoluta transparencia, han apostado por la celebración de un congreso.
El Comité Federal del PSOE de mañana tiene que decidir entre convocar a los militantes para elegir a un candidato o anunciar un congreso del que, además del candidato, saldría un secretario general. Desde el momento en que Chacón ha renunciado, el Comité Federal se ve obligado a reflexionar sobre cuál de los dos caminos es el más conveniente para evitar una derrota como la del 22 de mayo.
Los partidarios de Chacón, y por tanto de la convocatoria de elecciones primarias, argumentaban que la celebración de un congreso favorecía a su rival, quien, como ella, tampoco confirmó expresamente sus intenciones en ningún momento. Parecería, en principio, que la renuncia de Chacón abre las puertas a unas primarias con un único aspirante, que sería proclamado por el Comité Federal. A partir de este momento, todo depende, entonces, de si el secretario general, Rodríguez Zapatero, logra imponer sus planes, y si los partidarios de forzar un congreso aceptan sustituir este por otro formato que permita de forma efectiva un debate a fondo que no se limite al nombre del candidato. En caso de que se cierre el proceso este mismo sábado con la proclamación del cabeza de lista para 2012 sin necesidad de votaciones, sería más que conveniente que fuese seguido de un profundo debate sobre el futuro del socialismo en España. Tampoco la celebración de un congreso garantiza de forma automática la resolución de todos los intereses, si bien transmitiría a los ciudadanos el mensaje de que el Partido Socialista ha interiorizado la gravedad de los resultados del 22 de mayo.
Nada garantiza que, en caso de celebrarse un congreso, Pérez Rubalcaba sea el único candidato a la secretaría general. Podrían aparecer otros sobre la base de que lo que está en juego no es quién debe concurrir a unas elecciones que se dan por perdidas, sino quién se hará con la dirección del partido a partir del día siguiente. Pero con un candidato recién elegido, ese debería ser un riesgo menor. Suceda lo que suceda entre hoy y mañana, el objetivo debería ser cerrar esta grave crisis de inmediato, la elección del nuevo aspirante con el pleno respaldo del Comité Federal y centrar todas las energías, en el partido y en el Gobierno, en asegurar las reformas emprendidas hace un año.
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