Movimiento 15-M: los ciudadanos exigen reconstruir la democracia
La manifestación en 50 ciudades que el domingo reunió a un heterogéneo grupo de personas, del 'nini' al ejecutivo de una empresa internacional, con un adversario común: los políticos
Por primera vez la sociedad civil española se ha organizado al margen de los cauces establecidos para protestar contra los políticos. Ocurrió ayer, domingo 15 de mayo, en más de 50 ciudades de toda España. Miles de personas convocadas por una organización de apenas unos meses de vida, Democracia Real Ya, a la que se sumaron unas 200 microasociaciones de todo tipo, se echaron a las calles para gritarles a los políticos que están hartos de ellos, que no sienten que les representen y que se han cansado de que a quienes eligen para protegerles, ni siquiera se molesten en escucharles.Y demostraron que a través de las redes, además de por las vías tradicionales, en un masivo boca a boca digital, es posible convocar a muchos, a gentes que no representan a nadie en concreto y a otras que sí, del nini (ni estudia, ni trabaja) al alto ejecutivo de una empresa internacional, pasando por los activistas de todo tipo de causas, pero en las que confluye un enemigo común: los políticos. Especialmente los del PSOE y el PP.
“Allí estaban representados los que han estado hasta la fecha no ocupándose de la política”, explica Javier de la Cueva, abogado de 48 años especializado en Internet, activista contra el canon digital y la ley Sinde contra las descargas ilegales y uno de los defensores del movimiento No les Votes. “Fue toda la gente que no estaba en la política y que ahora quiere reincorporarse, gente de todo tipo que ha encontrado un consenso de mínimos”.
Fueron convocados por una pequeña asociación, de apenas unos meses de vida, Democracia Real Ya, que aglutina a gentes diversas, pero con un nivel de organización tan eficaz que pudieron sacar a las calles madrileñas un cordón de seguridad de 200 personas para evitar altercados o que tuvieron la visión de utilizar todos los trucos que permite Twitter para mantenerse como uno de los temas de conversación más populares del mundo durante todo el día. Y lo hicieron bajo la denominación común de 15-M o 15mayo.
Se inspiraron en las revoluciones árabes y, antes, en las revueltas de los estudiantes en Grecia por la crisis económica, cuenta uno de los integrantes de Democracia Real Ya, Iván Olmedo, de 22 años, estudiante de turismo en paro y que confiesa haber tenido todo tipo de trabajos precarios. Durante tres meses prepararon la manifestación, a la que fueron invitando a diferentes asociaciones y a cuya idea se fueron sumando personalidades de todo tipo a través de adhesiones en su web. También convocaron a través de las redes sociales y en asambleas locales. Casi sin ayuda y, desde luego sin ninguna repercusión mediática. Hasta el punto de que a la rueda de prensa para anunciar la manifestación, celebrada en el Ateneo de Madrid, solo fueron tres medios, entre ellos EL PAÍS. Hoy se los rifaban para tratar de averiguar quiénes eran.
“Cualitativamente es muy importante lo que ha sucedido”, admite Ramón Espinar, estudiante de 25 años que pertenece a Juventud sin futuro, la organización que hace un mes convocó otra gran manifestación para protestar por la precaria situación de una generación sin expectativas, y que pronto se sumó al movimiento 15-M. “Es la primera vez que la izquierda, fuera de los grandes partidos y de los sindicatos, y sin su apoyo, con una organización espontánea y ciudadana sale a la calle para escenificar la quiebra del modelo”, explica. “La gente está visiblemente cansada”.
Como ellos, todas las personas contactadas para este reportaje, que fueron a alguna de las manifestaciones celebradas ayer, creen que el movimiento es imparable y que irá a más porque recoge el hartazgo de mucha gente. En la organización aún están sorprendidos de lo que han conseguido -miles de personas en las calles en toda España y una gran repercusión en la prensa compitiendo con los expresidentes y Strauss-Kahn- y quieren ir con pies de plomo. Pero ya piensan en llevar las protestas a toda Europa y en mantenerse “como un foro donde pueda tener voz la sociedad civil”, como explica uno de sus portavoces, Fabio Gandara, abogado en paro de 26 años, que ha optado por opositar. “Y de una forma más organizada”.
“Queremos recoger la indignación ciudadana”
Fabio Gandara es abogado en paro, de 26 años, metido a opositor por las circunstancias de la vida. También es uno de los portavoces de Democracia Real Ya, la organización que el domingo sacó a la calle a miles de ciudadanos para reclamar una nueva política.
Pregunta. ¿Cuál es el objeto de su protesta?
Respuesta. Aglutinar a toda la sociedad civil. Es el momento de dejar de lado todas las ideologías o intereses concretos y centrarnos en cosas que nos indignan. Nosotros denunciamos la falta de democracia real y la tendencia a un bipartidismo institucional, donde el nivel de corrupción en todos los estratos es escandaloso. Todas esas cuestiones unen a un numeroso grupo de personas.
P. ¿Se esperaban la repercusión que han tenido?
R. La verdad es que no. Íbamos viendo que había apoyo, pero no nos esperábamos tanta acogida, sobre todo en ciudades grandes como Madrid. Nuestros cálculos, con fotografías es que hubo más de 50.000 personas, aunque la delegación del Gobierno dice que eran entre 25.000 y 30.000. En cualquier caso es un éxito rotundo.
P. ¿Tienen pensado cómo van a canalizar este movimiento?
R. Por dos vías. Queremos recoger la indignación ciudadana de forma coordinada con otros países, para que los políticos de toda Europa vean que la globalización no es solo económica, sino también de las personas y las redes sociales. Ya hemos contactado con otros países como Islandia, Reino Unido, o Marruecos. Y en España queremos articularnos como un foro civil para que sirva de voz de la gente civil. Seguiremos sustentándonos en Internet, a través de las redes sociales y en modo asambleario y abierto en distintas ciudades.
P. ¿Cómo se financian?
R. Somos gente normal, sin mucha experiencia en movilizaciones, así que a través de financiación propia, colectas, venta de camisetas, donaciones… Esto es una cosa muy ciudadana.
“Esto estaba latente y no se ha querido ver, y a más que va a llegar”, advierte la periodista Rosa María Artal, prejubilada de Televisión Española, que lleva tiempo siguiendo los movimientos de renovación de la democracia y es coautora de un libro sobre ello, Reacciona. Insiste en recordar que en las primeras manifestaciones contra la guerra de Irak apenas había gente y acabó siendo una protesta masiva, también un día 15, pero de febrero de 2004, para subrayar que ese es el futuro que le augura al movimiento que el domingo salió a la calle. “Es terrible que la sociedad se organice por su cuenta y no quiera la firma de partidos ni de sindicatos”, asegura. “Porque las redes sociales han sido el fluido por donde se ha colado todo un movimiento civil”.
De su misma opinión es otro experto en las redes sociales, Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School y uno de los más destacados activistas de No les Votes. “No hay alternativa, esto tiene que tener una continuación”, asegura. “Los partidos se han convertido en grandes empresas ineficientes y enormemente corruptas y la ciudadanía ya es consciente de esto y les ha dicho: 'No nos representáis". Ahora, continúa, no hay vuelta atrás. “En los países árabes se canalizó contra los Gobiernos porque quien ejerce el poder no lo hace legítimamente, pero aquí tiene la situación de la gota malaya”.
Otro de los testigos fue el presidente de Coca Cola, Marcos de Quinto, según él mismo fue contando en su cuenta personal de Twiter, y que ha rechazado la invitación de este periódico para comentar su experiencia. A través de un portavoz, ha explicado que se encontró con la manifestación a la salida del Círculo de Bellas Artes, y que su impresión es que había una heterogénea representación de la sociedad: de las familias con niños a jubilados y jóvenes universitarios. De Quinto envió por Twitter algunas fotografías de las pancartas que más le llamaron la atención y afirmó: “Hoy vi el desamparo de gente huérfana de representación política, sin futuro laboral y que hasta cuando se echan a la calle se les silencia”.
“Para mí fue histórico”, afirma Ricardo Galli, de 45 años, socio fundador de Menéame y profesor de la universidad de las Islas Baleares. Él salió a la calle en Palma de Mallorca, donde vive, y donde asegura que es difícil reunir a un millar de personas para cualquier reclamación sindical. “Había 2.000 o 3.000”, asegura. Explica que lo que salió a la calle es el mismo descontento que desde hace tiempo llena las redes sociales. “Lo triste es cómo hemos llegado a esta situación, después de que todos los reclamos fueran ignorados: la crisis económica, la ayuda a los bancos o la ley Sinde”, concluye. Pero ayer se dio, en su opinión, un paso a la salida del túnel: “Fue un examen a lo que somos capaces de hacer desde las redes y creo que lo hemos sacado con nota”.
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