Debates sin debate
El PSOE denuncia que los principales candidatos populares eluden confrontarse con sus rivales o imponen encuentros encorsetados
En España no hay mucha tradición de celebrar debates electorales. Hasta 1995, apenas había antecedentes cuando se enfrentaron Felipe González (PSOE) y José María Aznar (PP). Hace siete años, el candidato del PP a las elecciones generales, Mariano Rajoy, dio largas al aspirante socialista para celebrar un debate electoral. Entonces los populares confiaban en una victoria que no se produjo y prefirieron no arriesgar. En las siguientes elecciones, el presidente del PP reconoció que había sido un error no debatir con Zapatero. Rajoy reclamó en 2008 cuantos más, mejor.
Quedan 13 días para las elecciones autonómicas y municipales. Las encuestas favorecen a los populares, que sienten el viento de cara. Y en esas circunstancias mejor no arriesgar. Por eso, la mayoría de los candidatos del PP han rechazado participar en debates televisados o lo hacen de forma muy encorsetada. El asunto se acentúa en las comunidades gobernadas por el PP. El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera (PP), ha evitado enfrentarse al candidato socialista, Óscar López. Lo mismo ocurre en Murcia. En Castilla-La Mancha, la aspirante Dolores de Cospedal, también elude un cara a cara con José María Barreda, presidente regional y candidato del PSOE.
"El manual dice que cuando la distancia es abultada, cuando vas sobrao, es probable que se tenga más que perder y se tiende a evitar estos encuentros", explica Luis Arroyo, experto en comunicación política. Este consultor, que ha asesorado a numerosos políticos socialistas, añade: "Además hay una circunstancia coyuntural, que el PP está en una estrategia de no meterse en líos".
El PP ha vetado los debates en Castilla y León, Murcia y Castilla-La Mancha
La prueba de ello fue el debate del pasado domingo entre los tres candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid: Esperanza Aguirre (PP), Tomás Gómez (PSM) y Gregorio Gordo (IU). El particular formato impuesto por el PP impidió un intercambio fluido de argumentos e ideas. La presidenta madrileña condicionó su participación en el único cara a cara en el que va a participar a que se celebrase en Telemadrid, la televisión pública regional que ella controla. El enfrentamiento entre los candidatos tuvo el formato de liguilla: tres debates en uno. Las intervenciones estaban acotadas, así como los bloques de discusión. El resultado: un concurso de monólogos. "Para la audiencia es mejor un cara a cara, aunque sea en estas circunstancias, que un debate entre cuatro o cinco candidatos", apunta Arroyo.
Los populares, con las encuestas a su favor, prefieren no arriesgar
Otro experto en comunicación política internacional, Jorge Rábago, explica la estrategia: "Somos muy exigentes a la hora de cerrar los detalles. Los candidatos se están jugando mucho. Hay reglas de juego que a veces no son fáciles de entender", desliza. Rábago, que colabora con el PP, añade: "Jamás recomiendo rehuir un debate por el hecho de estar por delante. Se puede convertir en un tema de campaña".
E insiste en que no hay una estrategia del PP para rechazar los debates. En Extremadura, el presidente regional, Guillermo Fernández Vara, apostó por celebrar seis encuentros con José Antonio Monago (PP). Pero tras el primero, el aspirante popular ha echado marcha atrás. Ahora propone un debate clásico que Vara descarta.
En la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, presidente regional y candidato del PP a la reelección, ha celebrado un único debate. Camps los ha limitado a un encuentro en Canal 9-Ràdio Televisió Valenciana, que se emitió el viernes, primer día de la campaña electoral. Camps ha rechazado todas las ofertas de celebrar un cara a cara con el candidato socialista, Jorge Alarte, pero también cualquier otro debate adicional que incluya a los otros candidatos (Marga Sanz, de Esquerra Unida, y Enric Morera, de Compromís). El encuentro de Canal 9 no respondió a la estructura que se le presupone a este tipo de espacios. Sin promoción previa, Ràdio Televisió Valenciana, controlada por el PP, emitió el debate fuera del prime time. El espacio, que se pregrabó tres horas antes de la emisión, permitió a los cuatro candidatos (Camps, Alarte, Sanz y Morera) dirigirse a la cámara para dar su opinión sobre cuatro bloques temáticos (señas de identidad, educación y sanidad, infraestructuras y medioambiente y economía y empleo). Canal 9 también evitó estirar la resaca del debate en los informativos del fin de semana.
En Galicia, los tres grandes partidos (PP, PSdeG y BNG) no tienen el más mínimo interés en que sus líderes debatan. Si lo hicieron en los anteriores comicios locales de 2007 -aunque con la ausencia del entonces presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, que fue sustituido por el alcalde de Lugo- y en las generales de 2008 -en la que se enfrentaron los tres líderes-, informa Pablo Linde. Este año, los debates se limitan a desconexiones locales entre candidatos de las siete ciudades, que en el caso de las dos mayores: Vigo y A Coruña, dejan en manos de subalternos.
En Andalucía, entre ayer y hoy está previsto que se celebren los debates electorales. Pero solo en Málaga y Jaén participarán los candidatos a la alcaldía. En el resto de capitales se enfrentarán otros miembros de las listas locales.
Los trabajadores de RTCM corrigen a Cospedal
La entrevista que la cabeza de lista del PP por Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, concedió el domingo a EL PAÍS ha suscitado inquietud y malestar entre los trabajadores de la Radio Televisión de esa comunidad. Los comités de empresa y los delegados de personal del grupo público han pedido por escrito a Cospedal que rectifique la afirmación de que la televisión de Castilla-La Mancha "cuesta unos 300 millones al año" y que "solo en intereses de deuda, este año hemos pagado 350". Según los firmantes de la queja, esa información es "radicalmente falsa". "La Radio Televisión de Castilla-La Mancha, cuyo déficit es cero, tiene presupuestado para 2011 poco más de 40 millones", concluye el escrito.
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