‘Podcast’ | Masovería urbana frente al racismo y los abusos inmobiliarios
La cooperativa Obrint Portes lidera un proyecto para transformar el mercado de la vivienda en Lleida: jóvenes participan en la reforma de pisos vacíos a cambio de un alquiler asequible
La vivienda continúa subiendo, tanto la compra como el alquiler. Oficialmente, las casas son más caras que nunca. Frente a ese panorama, hay pequeñas iniciativas como la que desarrolla en Lleida la cooperativa Obrint Portes que quieren enfrentarse a un mercado inmobiliario salvaje con el objetivo de frenar la especulación y el racismo inmobiliario a través de la rehabilitación y el alquiler asequible. Hamza Hayyan es marroquí, tiene 25 años y lleva en la ciudad catalana cuatro, tras llegar en patera a Canarias. A pesar de tener trabajo en el mercado, no había logrado un piso digno dentro de lo que se puede permitir con su sueldo. Pero todo eso va a cambiar. Dentro de pocos días se mudará junto a su hermano pequeño a un piso de unos 60 metros cuadrados con dos habitaciones, cocina, baño y salón. Se trata de un inmueble del Ayuntamiento de Lleida que estaba en desuso y que él ha reformado con sus propias manos.
En la Cataluña rural la masovería era una práctica común. Los agricultores, los masoveros en este caso, acordaban con los propietarios de las tierras trabajarlas a cambio de una cantidad de los beneficios y el derecho a vivir en la propia finca. Esa práctica del campo traída a la ciudad es lo que se conoce como masovería urbana. “Son los propios jóvenes los que participan en la rehabilitación de lo que será su futura vivienda”, explica Èric Morros, uno de los fundadores de la cooperativa. Es una alianza de conveniencia entre propietarios sin capacidad de inversión e inquilinos: los primeros rehabilitan su vivienda y los segundos obtienen un alquiler asequible. En Obrint Portes trabajan fundamentalmente con jóvenes migrantes extutelados y quieren ampliar el foco también a familias monoparentales, pero no son capaces porque, de momento, hay más demanda de pisos que oferta. “Trabajamos con la vivienda y somos los únicos que no estamos especulando y ganando dinero con esto. Estamos encontrando un equilibrio entre realizar proyectos sociales, que los chicos paguen un alquiler muy bajo y mantener a todos los trabajadores de la cooperativa. Si la vivienda es un derecho, lo estamos intentando mantener y económicamente no estamos teniendo pérdidas, que también es importante”, concluye Morros.
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