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Vacunación
Tribuna
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El objetivo de vacunación mundial del 70% contra la covid-19 está obsoleto

El futuro de la pandemia sigue siendo incierto, y a medida que el virus muta, nuestra estrategia de contención también debe cambiar

Vacunación
Una anciana de 87 años recibe una dosis de la vacuna de refuerzo para la covid-19 de AstraZeneca, el 13 de enero de 2022 en Yogyakarta, Indonesia.Ulet Ifansasti (Getty Images)

La semana pasada estaba llamada a ser un hito importante en la lucha mundial contra la covid-19. En 2021, en la cumbre del G-7, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Ghebreyesus, lanzó un reto al mundo: “Para acabar realmente con la pandemia, nuestro objetivo debe ser vacunar al menos al 70% de la población mundial para cuando os volváis a reunir en Alemania el año que viene”. Esto hizo que el final de junio fuera la fecha límite acordada para que los países de todo el mundo vacunaran a tal porcentaje de su población.

En aquel momento, este objetivo de vacunación del 70% tenía sentido. Muchos países se enfrentaban a una segunda oleada mortal de covid y las vacunas eran la forma más eficaz de evitar la hospitalización y la muerte por la variante Delta. Adicionalmente, y de forma vergonzosa en ese momento, mientras que el 43% de las personas de los países de ingresos altos habían recibido al menos una dosis, eso era cierto para menos del 1% de las personas de los países de ingresos bajos. El objetivo aportó claridad, igualdad y ambición, y movilizó a los líderes mundiales para que actuaran.

Ahora que se cumple este plazo y la mayoría de los países, incluidos casi todos los africanos, aún no han alcanzado el objetivo, cabe preguntarse si ese 70% sigue siendo importante. Nosotros creemos que no, y que tal medida debería pasar a la historia.

Ahora que se cumple este plazo y la mayoría de los países, incluidos casi todos los africanos, aún no han alcanzado el objetivo, cabe preguntarse si este objetivo del 70% sigue siendo importante

En primer lugar, el virus ha cambiado. Las variantes actuales, como Ómicron, son más contagiosas, pero han resultado menos mortales que las cepas anteriores. Adicionalmente, las vacunas existentes son menos eficaces para prevenir la transmisión de estas nuevas cepas. Esto significa que es poco probable que se consiga la inmunidad de rebaño mediante la vacunación.

Y no sabemos qué nos deparará el futuro, ni si las vacunas actuales seguirán siendo eficaces. Para que quede claro, la vacunación sigue siendo muy útil para reducir las enfermedades graves y las muertes. Pero un simple objetivo global del 70% ha perdido su propósito epidemiológico para enfrentar la pandemia y limitar la transmisión en la era Ómicron.

En segundo lugar, alcanzar un objetivo universal del 70% no ofrece actualmente la mejor relación coste-beneficio para reducir las muertes y mejorar la salud en países con restricciones presupuestarias. Cada dólar, rupia o peso que se gasta en este objetivo ya obsoleto es uno que deja de aportarse a abordar otros retos sanitarios urgentes.

Incluso dentro de la vacunación contra la covid, el dinero se gastaría mejor dando prioridad a personas como los trabajadores de la salud y los que tienen un alto riesgo de resultados graves, en lugar de intentar vacunar a poblaciones enteras que ya tienen altos niveles de inmunidad natural debido a una infección previa.

Por último, los países ricos no han dado los pasos suficientes para ayudar a los países de bajos ingresos a sufragar los costes de las vacunas. Todavía hay una brecha de 3.500 millones de euros, entre lo que COVAX —una colaboración mundial destinada a reducir las disparidades en materia de vacunas— necesita para ayudar a los países de bajos ingresos a cumplir el objetivo de cobertura poblacional de vacunas, ya obsoleta, y lo que ha recibido hasta ahora.

En este momento de la trayectoria del virus, ese dinero podría invertirse mejor en otras prioridades, como el diagnóstico de la covid y el tratamiento para poblaciones de alto riesgo, el fortalecimiento de los sistemas de salud para detectar y responder a nuevas variantes, o la prestación de servicios sanitarios esenciales que se han visto interrumpidos durante la pandemia.

El futuro de la pandemia sigue siendo incierto, y a medida que el virus muta, nuestra estrategia de contención también debe cambiar. Es hora de replantear nuestra estrategia global para contener la covid-19 y abandonar el objetivo de vacunación del 70%. En su lugar, los países deberían seguir planes de vacunación específicos, incluyendo refuerzos, para las personas de los grupos prioritarios que más lo necesitan. La OMS debería apoyar a los países a que establezcan sus propios objetivos si así lo desean. Y si se necesita un objetivo mundial para galvanizar a los responsables de la toma de decisiones, este debería ser el de vacunar y administrar dosis de refuerzo al 100% de los trabajadores sanitarios y personas vulnerables lo antes posible.

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