Ir al contenido

_

_

_

_

Seleccione:

suscríbeteIniciar sesión

En colaboración con:Bill & Melinda Gates Foundation

9 fotos

Refugiadas en España con nombre propio

Las vidas de cinco mujeres en su país de acogida reflejan una cotidianeidad muy alejada de un pasado marcado por la violencia y el miedo. En el día del refugiado, hablan de su presente y de su viaje, que es el de millones de personas que cada año se ven obligadas a dejar todo atrás

Montserrat Hernández Claret (Texto) Elena Cano García (Fotos)

Sevilla - 20 jun 2025 - 05:30CEST

Compartir en Facebook

Compartir en Twitter

Compartir en Bluesky

Compartir en Linkedin

Ir a los comentarios

Madjenin Diakite nació en Farabougou, una población de apenas 2.000 habitantes en el centro de Mali. Su familia y ella vivían del cultivo de un pequeño huerto. En octubre de 2020, con 22 años, se vio obligada a abandonar su aldea, asediada por un grupo yihadista vinculado a Al Qaeda. Su padre, Aboubakar, le dijo que debía marcharse antes de que, como mujer, fueran a por ella. En el mundo, según los últimos datos de Acnur, hay al menos 43,3 millones de refugiados, es decir, personas que han buscado protección en otro país. Además, otras 73,5 millones de personas viven desplazadas dentro sus propios países por la persecución, la violencia, los conflictos, la violación de derechos humanos o el cambio climático. — Madjenin Diakite nació en Farabougou, una población de apenas 2.000 habitantes en el centro de Mali. Su familia y ella vivían del cultivo de un pequeño huerto. En octubre de 2020, con 22 años, se vio obligada a abandonar su aldea, asediada por un grupo yihadista vinculado a Al Qaeda. Su padre, Aboubakar, le dijo que debía marcharse antes de que, como mujer, fueran a por ella. En el mundo, según los últimos datos de Acnur, hay al menos 43,3 millones de refugiados, es decir, personas que han buscado protección en otro país. Además, otras 73,5 millones de personas viven desplazadas dentro sus propios países por la persecución, la violencia, los conflictos, la violación de derechos humanos o el cambio climático. Elena Cano García

Diakite salió con lo puesto de su casa y dejó atrás a sus dos hermanos, Aïcha y Mohamed, y a su padre. Durante dos años transitó por Mauritania, Argelia, hasta llegar a Túnez. En el camino, aprendió francés. En 2023, llegó a la isla italiana de Lampedusa a bordo de un cayuco, tras un recorrido de tres días por el mar, que aún recuerda con miedo y angustia. Finalmente, llegó a España con la ayuda de varias ONG, y Cruz Roja la incluyó en un programa para personas refugiadas en Sevilla. Aprendió español y ahora vive y trabaja en Córdoba junto a su pareja y su hija de un año, Awa Samira. El Gobierno les ha concedido protección internacional. A Diakite solo le queda “un dolor en su corazón”: no saber nada ni de su padre ni de sus hermanos. — Diakite salió con lo puesto de su casa y dejó atrás a sus dos hermanos, Aïcha y Mohamed, y a su padre. Durante dos años transitó por Mauritania, Argelia, hasta llegar a Túnez. En el camino, aprendió francés. En 2023, llegó a la isla italiana de Lampedusa a bordo de un cayuco, tras un recorrido de tres días por el mar, que aún recuerda con miedo y angustia. Finalmente, llegó a España con la ayuda de varias ONG, y Cruz Roja la incluyó en un programa para personas refugiadas en Sevilla. Aprendió español y ahora vive y trabaja en Córdoba junto a su pareja y su hija de un año, Awa Samira. El Gobierno les ha concedido protección internacional. A Diakite solo le queda “un dolor en su corazón”: no saber nada ni de su padre ni de sus hermanos. Elena Cano García

Karmen Morales es originaria de Lima, la capital de Perú. El padre de sus tres hijos la maltrató durante cinco años, desde que ella tenía 21 años, según relata. Cuenta que le quitó a dos de sus hijos, quienes entonces tenían 5 y 6 años. Decidió abandonar su país y en marzo de 2023 llegó a Madrid. Dejaba atrás a dos hijas, de 20 y 24 años, y a un hijo de 23. — Karmen Morales es originaria de Lima, la capital de Perú. El padre de sus tres hijos la maltrató durante cinco años, desde que ella tenía 21 años, según relata. Cuenta que le quitó a dos de sus hijos, quienes entonces tenían 5 y 6 años. Decidió abandonar su país y en marzo de 2023 llegó a Madrid. Dejaba atrás a dos hijas, de 20 y 24 años, y a un hijo de 23.Elena Cano García

Morales comenzó en España su solicitud de asilo en abril de 2023. Sin embargo, fue estafada por un supuesto abogado y perdió su dinero. Al no encontrar un empleo, pidió ayuda a Cruz Roja y fue admitida en el programa para personas refugiadas. La trasladaron a Sevilla, donde pudo salir de la depresión que padecía. Ocho meses después, encontró un trabajo y pudo alquilar una habitación. Actualmente encadena empleos temporales, sigue esperando la resolución de su solicitud de asilo y desea traer a sus hijos a España. — Morales comenzó en España su solicitud de asilo en abril de 2023. Sin embargo, fue estafada por un supuesto abogado y perdió su dinero. Al no encontrar un empleo, pidió ayuda a Cruz Roja y fue admitida en el programa para personas refugiadas. La trasladaron a Sevilla, donde pudo salir de la depresión que padecía. Ocho meses después, encontró un trabajo y pudo alquilar una habitación. Actualmente encadena empleos temporales, sigue esperando la resolución de su solicitud de asilo y desea traer a sus hijos a España.Elena Cano García

Umeyma Hussein Abdullahi nació en Beledhawa, una localidad pequeña de Somalia, a tres kilómetros de la frontera con Kenia. Cuando era niña, su padre falleció por tuberculosis. Su madre y ella se hicieron cargo de sus seis hermanos. A los 18 años, su madre la envió a Nairobi, Kenia, con unos tíos para que pudiera estudiar y convertirse en el sostén de toda su familia. Sin embargo, sus familiares no le permitieron estudiar, la acogieron en su casa para limpiar, cocinar y cuidar a sus pequeños primos. — Umeyma Hussein Abdullahi nació en Beledhawa, una localidad pequeña de Somalia, a tres kilómetros de la frontera con Kenia. Cuando era niña, su padre falleció por tuberculosis. Su madre y ella se hicieron cargo de sus seis hermanos. A los 18 años, su madre la envió a Nairobi, Kenia, con unos tíos para que pudiera estudiar y convertirse en el sostén de toda su familia. Sin embargo, sus familiares no le permitieron estudiar, la acogieron en su casa para limpiar, cocinar y cuidar a sus pequeños primos. Elena Cano García

Abdullahi quería estudiar. Decidió migrar a España y, con la ayuda de su madre, salió de Kenia en un vuelo a Estambul, donde estuvo 15 días varada en el aeropuerto porque no tenía un visado. En septiembre de 2023, con 20 años, consiguió volar a Madrid, donde pidió asilo y le fue concedido siete meses después. Permaneció bajo la protección del programa de refugiados de Cruz Roja en Sevilla hasta principios de 2025. Ahora trabaja esporádicamente y comparte piso con compañeras que conoció en la casa de acogida. Quiere estudiar y convertirse en radióloga para trabajar en un hospital. Su objetivo es “cambiarle la vida a su madre” y ayudar a sus hermanos. — Abdullahi quería estudiar. Decidió migrar a España y, con la ayuda de su madre, salió de Kenia en un vuelo a Estambul, donde estuvo 15 días varada en el aeropuerto porque no tenía un visado. En septiembre de 2023, con 20 años, consiguió volar a Madrid, donde pidió asilo y le fue concedido siete meses después. Permaneció bajo la protección del programa de refugiados de Cruz Roja en Sevilla hasta principios de 2025. Ahora trabaja esporádicamente y comparte piso con compañeras que conoció en la casa de acogida. Quiere estudiar y convertirse en radióloga para trabajar en un hospital. Su objetivo es “cambiarle la vida a su madre” y ayudar a sus hermanos. Elena Cano García

Luz Marina Reina y Brenda Ceballos son madre e hija. Ambas nacieron en Cali, Colombia, donde Reina tenía una peluquería en su casa. El negocio iba bien, hasta que un día un hombre se acercó y la extorsionó. Le dijeron que, si no pagaba, se llevarían a su hija Brenda. Reina tuvo que cerrar la peluquería, pidió un préstamo al banco, y en agosto de 2023 volaron juntas a España. — Luz Marina Reina y Brenda Ceballos son madre e hija. Ambas nacieron en Cali, Colombia, donde Reina tenía una peluquería en su casa. El negocio iba bien, hasta que un día un hombre se acercó y la extorsionó. Le dijeron que, si no pagaba, se llevarían a su hija Brenda. Reina tuvo que cerrar la peluquería, pidió un préstamo al banco, y en agosto de 2023 volaron juntas a España. Elena Cano García

Ambas llegaron a Málaga y pidieron asilo. Mientras tanto, una mujer les ofreció un trabajo en una peluquería de Cádiz, pero a los cuatro días, el negocio cerró. Sin saber qué hacer, recurrieron a los pocos ahorros que les quedaban para alquilar una habitación. A los pocos meses, Reina enfermó de bronquitis y sin dinero ni trabajo, recurrieron a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para ser acogidas. Su situación empeoró cuando Ceballos, según relata, comenzó a ser acosada por un hombre y fueron obligadas a desplazarse nuevamente. — Ambas llegaron a Málaga y pidieron asilo. Mientras tanto, una mujer les ofreció un trabajo en una peluquería de Cádiz, pero a los cuatro días, el negocio cerró. Sin saber qué hacer, recurrieron a los pocos ahorros que les quedaban para alquilar una habitación. A los pocos meses, Reina enfermó de bronquitis y sin dinero ni trabajo, recurrieron a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para ser acogidas. Su situación empeoró cuando Ceballos, según relata, comenzó a ser acosada por un hombre y fueron obligadas a desplazarse nuevamente.Elena Cano García

Después de estar seis meses en Sevilla, se trasladaron a Algeciras. Allí, Reina encontró un trabajo en otra peluquería y con su salario ahora puede pagar el préstamo que pidió para venir a España. Aunque echa de menos a sus hijos y su país de origen, no tiene intenciones de dejar sola a su hija, quien anhela un futuro mejor. Viven en un cuarto pequeño, mientras encuentran una vivienda más grande que puedan pagar. Siguen a la espera de la respuesta a su solicitud de asilo. — Después de estar seis meses en Sevilla, se trasladaron a Algeciras. Allí, Reina encontró un trabajo en otra peluquería y con su salario ahora puede pagar el préstamo que pidió para venir a España. Aunque echa de menos a sus hijos y su país de origen, no tiene intenciones de dejar sola a su hija, quien anhela un futuro mejor. Viven en un cuarto pequeño, mientras encuentran una vivienda más grande que puedan pagar. Siguen a la espera de la respuesta a su solicitud de asilo.Elena Cano García

_

_